Flotilla de la dignidad: el activismo marítimo desafía el bloqueo a Gaza y escala tensiones diplomáticas

Barcos rumbo a la Franja reavivan el debate sobre los derechos humanos, la soberanía israelí y el papel de Europa en el conflicto palestino

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Una travesía con propósito: ¿qué es la Flotilla de la Libertad Global Sumud?

La Flotilla de la Libertad Global Sumud no es simplemente un grupo de barcos navegando hacia Gaza. Es una declaración política, una muestra de solidaridad internacional, y una confrontación directa con una de las políticas más controversiales del Estado de Israel: el bloqueo marítimo y terrestre impuesto a Gaza desde 2007.

Este proyecto activista, compuesto por embarcaciones de distintas banderas —incluyendo la británica y la portuguesa— lleva a bordo a figuras internacionales como la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. A través del mar Mediterráneo, los participantes buscan romper simbólicamente el cerco impuesto por las autoridades israelíes, transportar ayuda humanitaria, y visibilizar lo que califican como una política de apartheid contra el pueblo palestino.

Italia reacciona: Tajani exige respeto para ciudadanos italianos

En medio de esta travesía y tras una serie de ataques sospechosos con dispositivos incendiarios contra los barcos “Alma” y “Family”, ubicados en aguas tunecinas, el Gobierno de Italia alzó la voz.

Antonio Tajani, Ministro de Relaciones Exteriores italiano, intervino directamente ante su homólogo israelí Gideon Saar, exigiendo garantías para los 58 ciudadanos italianos a bordo, entre ellos varios legisladores. “Nuestra embajada en Tel Aviv ha solicitado a las autoridades israelíes el respeto total por los derechos de nuestros compatriotas”, afirmó Tajani ante el Parlamento.

Esta nueva dimensión diplomática intensifica el ya complejo caso: se trata no solamente de activismo, sino de la seguridad y derechos de ciudadanos europeos involucrados en una causa globalmente polarizante.

¿Un ataque deliberado? Lo que se sabe del incidente en aguas tunecinas

La noche del 10 de septiembre, cámaras a bordo del barco británico “Alma” captaron imágenes inquietantes: tripulantes señalando al cielo, gritando “¡fuego!”, y poco después, proyectiles incendiarios impactando la cubierta.

Se trató del segundo ataque en igual número de noches. El primero ocurrió contra el buque portugués “Family”, que junto al Alma forma parte del núcleo logístico de la flotilla. Ambos barcos servían como plataformas madre que transportaban suministros y figuras prominentes.

Las autoridades tunecinas calificaron los ataques como “actos premeditados” y ya se ha iniciado una investigación oficial. Pero quienes participan en la misión sospechan de Israel, basándose en antecedentes y en la presencia de drones momentos antes de ambos incidentes.

Una historia de intercepciones: Israel y las flotillas humanitarias

Desde el año 2010, cuando las fuerzas armadas israelíes interceptaron la Flotilla de la Libertad con el trágico resultado de nueve activistas muertos en el barco turco Mavi Marmara, Israel ha mantenido una posición intransigente hacia embarcaciones que buscan acceder a Gaza sin su aprobación.

En defensa de este control marítimo, el Estado hebreo argumenta que el bloqueo es necesario para impedir el contrabando de armas hacia Hamas. En contrapartida, organismos como la ONU y Human Rights Watch denuncian que el bloqueo ha derivado en una crisis humanitaria estructural. Más del 80% de los habitantes de Gaza depende de ayuda humanitaria, y el 97% del agua no es potable.

En este contexto, las flotillas buscan instalar una narrativa alternativa: la de una comunidad internacional que no acepta en silencio el sufrimiento masivo.

La “diplomacia marítima” y sus consecuencias

La participación de legisladores italianos no es un tema menor. En el derecho internacional, los parlamentarios en funciones gozan de ciertos derechos y garantías diplomáticas, lo cual complejiza aún más cualquier medida que Israel quiera imponer sobre ellos.

Al respecto, Tajani reiteró el seguimiento constante del Ministerio de Exteriores italiano, ofreciendo tanto apoyo consular como asistencia diplomática directa. “Estamos en contacto permanente con el portavoz italiano de la flotilla”, aseguró el canciller.

Además, el hecho de que la misiva partiera desde Siracusa, Sicilia refuerza el papel de Italia como un actor relevante en el tablero del Mediterráneo.

Tunisia: otro protagonista inesperado

Los ataques ocurridos en sus aguas territoriales también colocan a Túnez en un foco de atención internacional. Este país norteafricano, cuya sociedad civil ha jugado un rol activo en el apoyo al pueblo palestino, expresó su consternación por el incidente y se comprometió a llevar la investigación hasta sus últimas consecuencias.

La seguridad marítima en el norte de África se ha transformado en un tema prioritario para varios gobiernos de la región, especialmente cuando se trata de activismo que podría derivar en tensiones geopolíticas.

Greta Thunberg y Ada Colau: ambientalismo y municipalismo al frente de la lucha palestina

La presencia de Greta Thunberg, símbolo del movimiento juvenil contra el cambio climático, y de Ada Colau, representante de un municipalismo feminista y defensor de los derechos humanos, añade una dimensión simbólica e interseccional al viaje.

Se trata de una convergencia entre diferentes luchas globales. Para Thunberg, la justicia climática no puede existir sin justicia social. Por ello, su participación en esta flotilla representa, según afirma, una “extensión natural de su activismo”.

Colau, por su parte, ya había manifestado críticas a Israel durante su gestión como alcaldesa, llegando a suspender relaciones institucionales con el gobierno israelí en 2023.

Medios, propaganda e impacto popular

Aunque Israel ha calificado a estas flotillas como “espectáculos mediáticos”, lo cierto es que el poder simbólico de estas iniciativas es innegable. Las imágenes de activistas protegiéndose en cubierta bajo fuego, el respaldo diplomático de países europeos, y el seguimiento noticioso constante reafirman aquello que los gobernantes israelíes pretenden minimizar: el relato de la opresión palestina traspasa las fronteras.

La presión mediática y política puede no cambiar estrategias militares, pero sí influir en la opinión pública a escala global. Y como ha demostrado la historia reciente —desde la primavera árabe hasta la guerra en Ucrania—, la percepción mediática puede redefinir conflictos.

El futuro de la resistencia marítima y la diplomacia europea

Con nuevos barcos dispuestos a zarpar desde Italia y otras partes de Europa, la pregunta natural es: ¿hasta cuándo podrá Israel contener estas muestras de desafío organizado?

El creciente involucramiento de naciones europeas, tanto en términos políticos como humanitarios, podría ejercer una presión adicional sobre las autoridades israelíes. La Unión Europea, como bloque político, aún no ha emitido una postura unificada contundente frente a estos episodios.

No obstante, si flotillas como la Sumud comienzan a generar mártires sociales o se convierten en catalizadores de nuevos movimientos, la diplomacia tradicional tendrá que responder al poder de los ciudadanos navegando por la justicia.

Más allá del mar: lo que está en juego

Este episodio no es solo una nota más en el caótico diario del conflicto israelí-palestino. Es una advertencia para los gobiernos del mundo: los ciudadanos no están dispuestos a esperar la paz solo en comunicados oficiales. La llevarán, si hace falta, por mar, con drones sobrevolando sus sueños y el Mediterráneo como puente hacia la dignidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press