La gran estafa religiosa: Cómo una iglesia explotó a veteranos para lucrar con millones de dólares
La House of Prayer Christian Churches of America está bajo investigación por desviar $23 millones en beneficios del G.I. Bill a expensas de soldados estadounidenses
Una red de fe y fraude
En lo que parece una de las mayores estafas relacionadas con beneficios para veteranos en años recientes, las autoridades federales han desmantelado una operación llevada a cabo por la iglesia House of Prayer Christian Churches of America (HOPCCA), con sede en Georgia, y dirigida por su enigmático fundador, Rony Denis, cuyo verdadero nombre sigue siendo un misterio.
El caso ha sacudido tanto al mundo religioso como al militar. Decenas de veteranos y soldados activos, muchos de ellos en busca de guía espiritual y educación religiosa, terminaron siendo explotados por una estructura diseñada para absorber sistemáticamente sus beneficios del G.I. Bill, el programa federal que apoya a los exmilitares en su educación.
¿Qué es el G.I. Bill?
El Servicemen’s Readjustment Act de 1944, conocido como G.I. Bill, fue creado para ayudar a los veteranos de EE.UU. a integrarse a la vida civil, otorgándoles beneficios como pagos por universidad, formación profesional, y asistencia para adquisición de vivienda. Actualmente, millones de veteranos dependen de este programa para mejorar su calidad de vida tras servir al país.
Según el Departamento de Asuntos de los Veteranos de los Estados Unidos (VA), más de $11 mil millones en beneficios fueron distribuidos en 2022. Sin embargo, al carecer de suficiente fiscalización en algunos casos, estos recursos pueden convertirse en objetivo de maniobras fraudulentas.
El modus operandi de la House of Prayer
De acuerdo con la acusación revelada por la Fiscalía Federal en Savannah (Georgia), desde al menos 2013 hasta 2021, la HOPCCA estableció una red de seminarios —supuestamente religiosos— en localidades con alta población militar: Hinesville (Georgia), Fayetteville (Carolina del Norte), Killeen (Texas) y Tacoma (Washington). El objetivo: captar soldados y persuadirlos para que inscribieran en sus programas religiosos usando sus beneficios del G.I. Bill.
En total, se estima que los seminarios obtuvieron $23.5 millones en pagos federales por matrícula, libros y manutención. No obstante, según decenas de exmiembros, esos programas carecían de rigor académico alguno, y su propósito principal era ingresar dinero al bolsillo de los líderes eclesiásticos.
“Los acusados son señalados de explotar la confianza, fe y el servicio de nuestros militares para enriquecerse”, dijo Paul Brown, jefe del FBI en Atlanta.
Engaño a reguladores y fraudes hipotecarios
Uno de los giros más oscuros del caso tiene que ver con lo que ocurría dentro del estado de Georgia. Pese a que las leyes estatales prohíben el uso de fondos federales en seminarios religiosos exentos, los líderes de la iglesia declararon reiteradamente en formularios oficiales que no recibían dinero del gobierno federal. Eso no era cierto.
La acusación también señala que la organización usó a sus propios feligreses como compradores ficticios para adquirir propiedades inmobiliarias. Utilizando documentos falsos, poderes de abogado ilegales y datos adulterados, la HOPCCA compró diversas casas que posteriormente alquiló a sus propios miembros generando $5.2 millones en rentas entre 2018 y 2020.
Estos fondos no se utilizaban para cuestiones comunitarias. Una parte fue usada para pagar las tarjetas de crédito de los líderes y mantener las dos mansiones de Rony Denis, arrestado recientemente en una de ellas, ubicada en la lujosa zona de Martinez, Georgia.
¿Quién es Rony Denis?
El principal acusado es una figura envuelta en misterio. El documento judicial indica que Denis asumió una identidad falsa en 1983, y fundó la iglesia hace aproximadamente 20 años. Desde entonces, ha construido un imperio espiritual que, según sus críticos, es más bien una organización autoritaria y piramidal.
“Denis ejercía un control absoluto”, indicó un exmiembro en declaraciones a *Fox 5 Atlanta* en 2022. “Te decían con quién casarte, dónde trabajar e incluso si podías tener hijos. Todo, bajo la ‘dirección divina’”.
Una investigación largamente advertida
Ya en 2020, la organización Veterans Education Success había enviado una carta al Departamento de Asuntos de los Veteranos denunciando que varios exalumnos habían reportado haber perdido todos sus beneficios sin recibir educación real o válidos certificados.
En 2022, el FBI realizó operativos en múltiples instalaciones de la House of Prayer. Según reportes de medios locales, en los allanamientos se incautaron servidores, computadoras y teléfonos celulares. Sin embargo, no fue hasta mediados de 2025 que se emitieron las órdenes de arresto.
Nuevos cargos por abuso sexual
Paralelamente a la causa de fraude financiero, otro líder destacado de la iglesia, el pastor Bernadel Semexant, enfrenta acusaciones por abuso sexual agravado contra una menor de entre 12 y 15 años.
Este nuevo caso añade una dimensión aún más perturbadora: evidencia de posible abuso sistemático tanto económico como emocional y físico por parte de líderes religiosos sobre miembros vulnerables.
El trauma en la comunidad militar
Para muchos veteranos afectados, el escándalo representa una doble traición: fueron victimizados tras arriesgar su vida por el país.
“Pensé que estaba invirtiendo mi beneficio educativo en algo de valor”, relató un exsoldado bajo anonimato al periódico local *The Savannah Morning News*. “Solo descubrí, años después, que lo había perdido todo en una farsa.”
Las víctimas no solo perdieron los beneficios pecuniarios. También enfrentan problemas financieros, sentimientos de culpa, y desconfianza a futuras instituciones religiosas.
Una historia que resuena más allá del sur de EE.UU.
El caso conecta varias líneas de tensión del panorama estadounidense actual: la manipulación religiosa, la falta de reglamentación en programas federales, y la necesidad de proteger mejor a los veteranos del país.
Todavía no se determina si la iglesia será disuelta completamente o si algunos de sus programas podrían subsistir independientemente. Lo cierto es que este escándalo abre un urgente debate sobre los mecanismos de supervisión en la intersección entre religión y financiación pública.
Una deuda moral y estatal: ¿cómo reparar el daño?
Activistas, organizaciones de veteranos y organismos estatales ya exigen la creación de un fondo de reparación y el reembolso de los beneficios usados indebidamente, a la par de una revisión profunda de los seminarios religiosos que operan con fondos públicos.
“No se puede permitir que la fe sea usada como pantalla para esquemas criminales”, dijo en una entrevista reciente Carrie Wofford, presidenta de Veterans Education Success. “Las consecuencias no son solo financieras, son espirituales y sociales. Estamos hablando de vidas rotas.”
Por ahora, Rony Denis y los siete líderes acusados enfrentan varios cargos, incluyendo fraude bancario, fraude electrónico, falsificación de documentos y evasión fiscal. Si son encontrados culpables, podrían enfrentar varias décadas en prisión.
Una advertencia al futuro
Este caso es más que una serie de delitos financieros. Es un llamado urgente a repensar cómo protegemos a quienes han servido al país, y cómo exigimos responsabilidades a quienes pretenden ejercer liderazgo espiritual.
Como sociedad, no basta con confiar a ciegas. Es imperativo preguntar, auditar y denunciar. Solo así, episodios como el de la House of Prayer no volverán a repetirse.