Israel, Palestina y Occidente: ¿Hacia una solución o en espiral hacia el abismo?

Diplomacia estancada, una guerra sin tregua y el creciente desencuentro entre naciones marcan una etapa crucial del conflicto israelo-palestino

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Un conflicto que resiste resoluciones

El conflicto entre Israel y Palestina ha entrado en una de sus fases más oscuras desde octubre de 2023, cuando los ataques de Hamas desencadenaron una nueva escalada bélica. Desde entonces, han fallecido más de 64,000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, una cifra que no discrimina entre víctimas civiles y combatientes. En paralelo, el número de víctimas israelíes supera las 1,200 personas, la mayoría civiles, producto de los atentados iniciales de Hamas.

Este nuevo capítulo se caracteriza por una intensificación militar, una polarización global creciente y la marcada ineficacia de los mecanismos diplomáticos tradicionales. Todo ello sucede en un contexto en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado, con el respaldo de 142 países, una resolución que respalda una solución de dos Estados, conocida como la Declaración de Nueva York, que ha sido impulsada principalmente por Francia y Arabia Saudita.

La Declaración de Nueva York: un intento desesperado

La resolución no es vinculante, pero representa un pulso político importante. El documento llama a:

  • Reconocer el Estado de Palestina como paso indispensable.
  • Establecer una misión internacional de estabilización bajo auspicio de la ONU.
  • Transferir el control de Gaza a la Autoridad Palestina tras un alto el fuego.
  • Desarme de Hamas.

No obstante, el gobierno israelí lo ha rechazado tajantemente. El Primer Ministro Benjamín Netanyahu declaró que "no habrá un Estado Palestino", reafirmando su compromiso con la expansión de asentamientos y el control total del territorio. El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, desestimó la resolución calificándola como "teatro" y "un regalo para Hamas".

Occidente dividido: Francia y España marcan distancia

Europa tampoco permanece pasiva. Francia, por ejemplo, ha estado en el centro de otra polémica relacionada con el conflicto por la posible liberación de prisioneros en un canje diplomático con Irán. Entre ellos se encuentra Mahdieh Esfandiari, una traductora iraní detenida en Francia tras publicar contenido en Telegram sobre el conflicto.

Por su parte, España se ha convertido en uno de los países más críticos con las políticas de Israel en Gaza. El gobierno de Pedro Sánchez ha ido más allá de condenas verbales, implementando medidas como:

  • Embargo de armas y municiones hacia Israel.
  • Prohibición del tránsito de combustible destinado a Israel por puertos españoles.
  • Bloqueo diplomático con funcionarios israelíes.

Esta actitud ha provocado tensiones bilaterales, llegando al punto de que Israel acusara al presidente español de hacer una "amenaza genocida". En respuesta, España convocó al embajador israelí en Madrid para rechazar lo que calificó como "afirmaciones calumniosas".

Nueva diplomacia y viejas estrategias

El respaldo de países árabes como Arabia Saudita y el silencio estratégico de otros actores globales evidencian una fractura profunda en la diplomacia internacional. A pesar del respaldo mayoritario a la solución de dos Estados, figuras clave como Estados Unidos siguen oponiéndose firmemente. Como afirmó Morgan Ortagas, representante de la misión de EE.UU. ante la ONU, la declaración es "una estrategia equivocada y mal calculada que socava los esfuerzos diplomáticos serios".

Sin embargo, la Autoridad Palestina y su embajador en la ONU, Riyad Mansour, consideraron la Declaración de Nueva York como un momento crucial. "Refleja el anhelo de paz de casi toda la comunidad internacional. Invitamos a la parte que todavía apuesta por la guerra y la destrucción a escuchar el sonido de la razón", exclamó con contundencia.

Prisioneros: peones en el tablero diplomático

La tensión no solo se juega en los campos de batalla o en los foros diplomáticos, sino también en las salas de detención. Irán y Francia están negociando un intercambio de prisioneros delicado. Entre los nombres en discusión se destacan:

  • Mahdieh Esfandiari, detenida por presunto apoyo digital a Hamas.
  • Cécile Kohler y Jacques Paris, dos ciudadanos franceses arrestados en Irán bajo sospechosa de espionaje desde mayo de 2022.

Organizaciones de derechos humanos han acusado desde hace años a Irán de utilizar ciudadanos extranjeros como moneda de cambio en negociaciones diplomáticas. Aunque Teherán lo niega, su práctica de "detención diplomática" ha sido denunciada por entidades como Amnistía Internacional.

Los números de la tragedia

Más allá de cifras puntuales, hay una realidad abrumadora:

  • 64,000+ muertos en Gaza, en su mayoría desconocidos entre civiles y combatientes.
  • 20 rehenes vivos aún en manos de Hamas, de los 250 secuestrados originalmente.
  • Más de 145 países reconocen al Estado palestino, aunque ninguno de los actores clave como EE.UU. o Alemania lo hace.
  • Casi 1.7 millones de desplazados dentro de Gaza, según la ONU.

El conflicto también ha trascendido a los colectivos árabes dentro de Israel. La comunidad beduina israelí, marginada históricamente, ha tenido que organizarse por su cuenta para protegerse de los ataques por falta de refugios designados por el gobierno.

¿Existe una vía posible hacia la paz?

Pese al ambiente hostil, existen voces que apuntan a una esperanza. La propuesta para que la Autoridad Palestina controle Gaza, junto con una presencia internacional que apoye el proceso de paz, se presenta como una novedad frente a intentos anteriores centrados en acuerdos bilaterales estrechos y frágiles.

Además, la condena explícita por parte de países árabes a los ataques de Hamas representa un cambio sin precedentes. El mismo documento respaldado en la ONU condena los crímenes cometidos el 7 de octubre en Israel, lo cual tiene un peso simbólico enorme dentro de la comunidad internacional.

Geopolítica, religión y economía: el triángulo imposible

El conflicto no es solo político: implica profundas ramificaciones religiosas entre el judaísmo, el islam y el cristianismo, pueblos que consideran Jerusalén como sagrada. También hay elementos económicos, ya que el bloqueo impuesto a Gaza afecta desde la producción agrícola hasta el acceso a combustible, medicinas o atención médica.

En contraste, Israel ha firmado ambiciosos acuerdos económicos con Estados Unidos y ha empezado conversaciones estratégicas con naciones africanas y asiáticas, buscando nuevos apoyos ante la fragmentación diplomática en Europa.

La comunidad internacional: dividida, pero presionada

Hoy, más que nunca, se espera que una mayor cantidad de países reconozca al Estado de Palestina. Algunos analistas esperan que al menos 10 nuevos países formalicen esta postura durante la Asamblea General de la ONU. Aun así, sin la voluntad de actores clave como Estados Unidos, Israel y Rusia, el camino hacia una paz significativa sigue repleto de obstáculos.

En palabras del académico Noam Chomsky, “un conflicto que se arrastra durante décadas no es solo un enfrentamiento regional, es un reflejo del fracaso de la comunidad internacional en imponer justicia con equilibrio”.

¿Será este el punto de inflexión o simplemente otro episodio en una historia que ya ha transitado demasiados callejones sin salida?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press