La incursión de drones rusos en Polonia: ¿el nuevo punto de quiebre para la OTAN?

Europa toma la delantera en defensa ante la amenaza rusa, mientras Estados Unidos se mantiene al margen

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La tensión en Europa oriental ha alcanzado un nuevo pico tras la incursión de drones rusos en territorio polaco, un hecho que no solo ha alarmado a los líderes del continente, sino que también ha obligado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a replantear sus estrategias de defensa frente a una Rusia cada vez más audaz. En este artículo analizamos las implicaciones de este episodio, la respuesta europea y la potencial rearriesgada postura de Estados Unidos.

El incidente que encendió las alarmas

El miércoles 10 de septiembre de 2025 varios drones rusos sobrevolaron espacio aéreo polaco, en lo que fue percibido por las autoridades occidentales como una provocación deliberada de Moscú. Aunque Rusia afirmó que no tenía como objetivo atacar a Polonia y Bielorrusia sugirió que los drones se desviaron por interferencias electrónicas, pocas figuras en Europa compraron esa narrativa.

El Primer Ministro polaco Donald Tusk fue tajante: “También quisiéramos que el ataque con drones a Polonia fuera un error. Pero no lo fue. Y lo sabemos.

La respuesta inmediata: un frente europeo firme

El Presidente francés Emmanuel Macron anunció inmediatamente el despliegue de tres aviones de combate Rafale para proteger el espacio aéreo polaco y reforzar el flanco este de la OTAN. Esta decisión fue coordinada con el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, y el Primer Ministro británico Keir Starmer. Macron declaró: “La seguridad del continente europeo es nuestra prioridad. No cederemos ante la creciente intimidación rusa.

Por su parte, el Reino Unido impuso nuevas sanciones económicas dirigidas a los intereses energéticos y militares de Rusia. Estas incluyen:

  • La prohibición de operación para 70 barcos que forman parte de la “flota sombra” rusa de transporte de petróleo.
  • Sanciones a 30 individuos y empresas de países como China y Turquía por suministrar componentes para armamento.

El Reino Unido no permanecerá indiferente mientras Putin continúa su invasión bárbara de Ucrania,” dijo la nueva Secretaria de Relaciones Exteriores británica, Yvette Cooper, durante su visita a Kiev.

Una OTAN desconfiada, una América distante

A pesar de las declaraciones públicas de solidaridad, la confianza interna en la cohesión de la OTAN ha sido erosionada, especialmente por la tibia postura del expresidente estadounidense Donald Trump, quien insinuó que el episodio podría haber sido un error.

La declaración más crítica vino del Primer Ministro polaco: “Preferiríamos que nuestro mayor aliado hablara abiertamente sobre este incidente, pero debemos acostumbrarnos a la nueva realidad.”

Esto resalta la creciente percepción de que Europa podría tener que defenderse por sí sola si Estados Unidos elige mantenerse al margen, especialmente tras la falta de acción en sanciones por parte del gobierno estadounidense y el cese de las demandas de alto al fuego estadounidense a Rusia durante la cumbre en Alaska del mes pasado.

Zapad 2025: una estrategia sincronizada

Coincidentemente con la incursión de drones se desarrollaban maniobras militares conjuntas entre Rusia y Bielorrusia denominadas “Zapad 2025”. La OTAN ya había advertido que ejércitos rusos utilizaron los ejercicios “Zapad 2021” para posicionar tropas antes de la invasión a Ucrania.

El experto en seguridad internacional Jamie Shea, exalto funcionario de la OTAN, afirmó que “Putin está enviando un mensaje a la Alianza: puedo invadir Ucrania y presionar a la OTAN al mismo tiempo”.

Que estas maniobras coincidan con una incursión de drones no parece casualidad. Rusia está midiendo la voluntad de respuesta de la OTAN, probando qué tan lejos puede llegar sin invocar el Artículo 5 del tratado militar.

¿Cuál es el siguiente paso?

Por ahora, los países europeos han privilegiado el reforzamiento de sus fronteras orientales con sistemas de defensa aérea y mayor cooperación militar interregional. Polonia, por ejemplo, ya discute con Ucrania la posibilidad de interceptar misiles rusos sobre Ucrania occidental si su trayectoria amenaza el territorio polaco.

Sin embargo, Rusia cuenta con una ventaja estratégica: el tiempo. Gran parte del equipamiento militar prometido por Europa y Estados Unidos aún debe ser fabricado. Putin lo sabe. Y mientras el invierno se acerca, el conflicto en Ucrania podría caer nuevamente en un estancamiento sangriento.

Más allá de los drones: una guerra híbrida total

Desde el inicio de la guerra en 2022, Rusia no ha limitado su agresión al campo de batalla ucraniano. Ha desplegado tácticas de guerra híbrida en suelo europeo:

  • Incidentes de sabotaje a redes de transporte y comunicación.
  • Incursiones aéreas y marítimas en espacios OTAN.
  • Intentos de asesinato de disidentes rusos en Europa.
  • Campañas de desinformación masiva en redes sociales.

A esto se suman las recientes sanciones económicas de Occidente que, si bien buscan limitar la maquinaria bélica rusa, no han logrado frenar el flujo de componentes esenciales ni las exportaciones de petróleo ruso vía la flota sombra.

¿Europa lista para enfrentarse sola a Moscú?

Aunque la OTAN sigue siendo la alianza militar más poderosa del mundo —con un gasto total en defensa de $1.26 billones de dólares en 2022 según datos del Instituto SIPRI— la distribución real del peso bélico descansa en gran parte sobre los hombros de Estados Unidos.

Con la ambigüedad del liderazgo estadounidense a la vista, Europa deberá considerar opciones que antes eran inaceptables: ampliar su autonomía estratégica en materia de defensa.

Esto incluiría iniciativas como:

  • La creación de un sistema integrado europeo de defensa antiaérea.
  • Unificación del gasto militar y producción armamentística a través de la Agencia Europea de Defensa.
  • Mayor presencia militar permanente en países del flanco oriental como Polonia, Estonia, Letonia y Lituania.

En palabras de Oana Lungescu, exportavoz de la OTAN y hoy experta del RUSI: “Aún no está claro qué más —si acaso algo— está dispuesto a hacer Estados Unidos para reforzar las defensas aéreas de la OTAN.

Putin juega al desgaste, Europa redefine su rol

Putin quiere obligar a Occidente a elegir: o defienden a la OTAN o a Ucrania. Hacer ambas cosas a largo plazo es una apuesta cara —financiera y políticamente— y el silencio parcial de Washington le ofrece a Moscú una ventana de oportunidad para atacar la infraestructura energética ucraniana y socavar la moral civil antes del invierno.

Este escenario prueba que la defensa europea ya no puede ser una subcontrata estadounidense. Renovar la confianza transatlántica es esencial, pero prepararse para actuar sin ella, en este momento, puede ser aún más urgente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press