Trump, Schumer y la Batalla por el Poder: Tropas, Dinero y el Futuro Político de EE.UU.
La confrontación entre Trump y los líderes demócratas escenifica una lucha profunda sobre el control del poder federal, con la seguridad urbana y la salud pública como campos de batalla clave.
El regreso de las tropas a las ciudades: Trump y el uso político de la Guardia Nacional
En un claro movimiento que recuerda a sus tácticas durante el 2020, el expresidente Donald Trump ha anunciado la futura movilización de la Guardia Nacional en Memphis, como respuesta a lo que califica como una crisis de seguridad urbana. Asegurando que tanto el gobernador republicano del estado como el alcalde demócrata de la ciudad están de acuerdo con esta medida, Trump se posiciona nuevamente en el centro de un debate polarizante sobre cuánto poder federal debe aplicarse en los asuntos locales.
Según Trump, la situación en Memphis está “profundamente trastornada”. “Vamos a arreglar eso, como lo hicimos en Washington”, declaró en una entrevista con Fox News. En esa misma línea, también mencionó que le hubiera gustado intervenir en Chicago, a pesar de considerar que es “un lugar hostil” dominado por “agitadores profesionales”.
Esta no es la primera vez que Trump invoca el poder federal para intervenir en ciudades dominadas por gobiernos demócratas. En 2020, desplegó tropas en Los Ángeles y Washington D.C. —la última con mayor libertad legal al tratarse de un distrito federal— para sofocar protestas y proteger la propiedad federal durante manifestaciones multitudinarias.
¿Autonomía territorial o poder federal?
El despliegue de fuerzas armadas bajo la autorización del Título 10, que permite federalizar la Guardia Nacional, se ha convertido en un punto clave del debate constitucional en EE.UU. Mientras muchos demócratas consideran esto una extralimitación del poder presidencial, los defensores de Trump argumentan que es necesario para restaurar el orden público.
En otras ciudades como Baltimore y Chicago, líderes locales han resistido enérgicamente los intentos de intervención federal, y han abogado por soluciones comunitarias más integrales en lugar de militarización. Como señaló la alcaldesa de Chicago en su momento: “No necesitamos soldados; necesitamos recursos, empleos y oportunidades para nuestra juventud”.
Schumer cambia de estrategia y amenaza con cierre gubernamental
Del otro lado del espectro político, el líder del Senado por el Partido Demócrata, Chuck Schumer, ha endurecido su postura. Aunque en marzo votó junto a los republicanos para evitar un cierre gubernamental, ahora está dispuesto a permitir que el gobierno se cierre si no se cumplen las demandas clave de su partido, especialmente en lo que respecta a salud pública y preservación del gasto social.
“Las cosas han cambiado”, dijo Schumer, argumentando que los republicanos ya aprobaron recortes masivos en programas como Medicaid. “No votaremos por ninguna legislación que no incluya protecciones y compromisos básicos en salud”.
Sus palabras reflejan un giro radical, especialmente después del rechazo masivo que recibió dentro del partido en primavera por su apoyo al plan que evitó el cierre. En esta ocasión, ha buscado mayor unidad interna con Hakeem Jeffries, líder demócrata en la Cámara, quien en marzo votó en contra del acuerdo presupuestario.
Una tormenta bipartidista en el Senado
La tensión no solamente se limita a negociaciones sobre gastos. El Senado está inmerso en una pugna sin precedentes por los procedimientos de confirmación de nominados políticos. Según fuentes legislativas, los republicanos modificarán reglas internas para evitar bloqueos de los demócratas al plan de nominaciones federales de Trump.
Sumado a esto, el gobierno federal, bajo influencia de Trump, retiró en agosto 4,9 mil millones de dólares en ayuda exterior previamente aprobada por el Congreso. Este tipo de decisiones —ejecutadas de manera unilateral— han enfurecido a los demócratas, quienes acusan a la administración de pisotear el equilibrio de poderes.
“¿Cómo se puede aprobar una ley de apropiación y luego dejar que se deshaga por decisión presidencial?”, cuestionó Schumer frente a los medios en una rueda de prensa.
Trump y la estrategia de concentración del poder
Desde sus primeros días en la presidencia, Trump ha favorecido un modelo decidido de centralización ejecutiva, por encima del federalismo tradicional estadounidense. La reciente serie de decisiones —despliegue de tropas, bloqueos presupuestarios, manejo presidencial del Distrito de Columbia— parecen apuntar a un deseo de ejercer poder absoluto dentro del marco legal.
Un ejemplo claro fue su uso de la Guardia Nacional en Washington DC. Al ser el comandante en jefe directo del distrito, pudo utilizarla sin necesidad de autorización estatal. Esta ventaja legal fue aprovechada no solo para tareas de seguridad, sino también para acciones simbólicas, como limpieza de calles tras manifestaciones.
Impacto en la percepción política general
Las encuestas compartidas por el equipo de Schumer durante reuniones a puertas cerradas indican que la mayoría de los votantes culparían a Trump y los republicanos en el caso de una paralización del gobierno federal. Esta vez, los demócratas están unificados, a diferencia del pasado reciente.
En marzo, solo una pequeña minoría demócrata acompañó a Schumer en su decisión de apoyar el plan de gasto propuesto por los republicanos. Hoy, con el ciclo electoral 2026 en el horizonte, el partido busca mostrar cohesión frente a los intentos reiterados del trumpismo por redefinir los límites del ejecutivo.
¿Un país al borde de un nuevo paradigma?
Los Estados Unidos parece acercarse lentamente a un punto de quiebre sistémico. El enfrentamiento entre un exmandatario con aspiraciones ininterrumpidas de poder y un Congreso empantanado revela una democracia que está estresada desde sus cimientos.
El uso de tropas en ciudades donde los gobiernos locales se oponen, la manipulación del poder presupuestario, el retiro de fondos consensuados y los intentos de reescribir reglas legislativas son síntomas que van más allá de un simple ciclo electoral. Representan una lucha profunda por definir qué significa realmente gobernar en los Estados Unidos contemporáneos.
Mientras tanto, mientras las ciudades como Memphis se convierten en campos de ensayo para intervenciones militares nacionales, y el Senado libra batallas internas por cada línea presupuestaria, los ciudadanos ven con creciente preocupación cómo su día a día es rehén de agendas políticas atravesadas por conflictos ideológicos y estrategias de poder duro.