¿Seguridad o militarización? El controvertido despliegue de la Guardia Nacional en Memphis

La llegada de tropas como parte del plan federal anti-crimen despierta temores históricos, debate político y escepticismo sobre su efectividad real

Trump anuncia el despliegue de la Guardia Nacional en Memphis... sin aviso previo al alcalde

El 12 de septiembre de 2025, durante una aparición en Fox News, el expresidente Donald Trump hizo un anuncio que tomó por sorpresa incluso al propio alcalde de Memphis, Paul Young: el despliegue de la Guardia Nacional en la ciudad para combatir la criminalidad. Según Young, esa fue la primera confirmación oficial que recibió al respecto.

En declaraciones a CNN, el alcalde demócrata confesó que había mantenido conversaciones previas con el gobernador republicano de Tennessee, Bill Lee, pero nunca se confirmó oficialmente hasta la declaración televisiva del expresidente Trump. “No, esa fue la confirmación”, dijo Young tajantemente.

Esta forma de comunicación ha causado un fuerte revuelo en Memphis, donde la criminalidad es un tema delicado con profundas raíces sistémicas y una historia marcada por tensiones raciales y desconfianza hacia la fuerza pública.

¿Un despliegue justificado? A la baja las cifras de criminalidad en 2025

Paradójicamente, el anuncio del despliegue de la Guardia Nacional se dio pocos días después de que el Departamento de Policía de Memphis reportara reducciones en todas las categorías principales de criminalidad durante los primeros ocho meses de 2025. De hecho, las cifras apuntan a un mínimo histórico de criminalidad en los últimos 25 años, y las tasas de homicidios alcanzaron su punto más bajo en seis años.

Esta realidad plantea una pregunta clave: ¿por qué implementar una medida tan extrema justo cuando las cifras indican mejoras sustanciales en seguridad?

Memphis y el peso del pasado: entre 1968 y Tyre Nichols

Para la comunidad afroamericana en Memphis, la llegada de la Guardia Nacional no solo evoca medidas de seguridad, sino también recuerdos de represión y trauma histórico. En 1968, tras el asesinato de Martin Luther King Jr., soldados fueron desplegados en Memphis, generando una ola de miedo y tensión que aún se encuentra latente en la memoria colectiva de la ciudad. 

Más recientemente, en enero de 2023, Tyre Nichols murió tras ser brutalmente golpeado por policías de Memphis. Esa tragedia desencadenó una investigación del Departamento de Justicia bajo la administración Biden, que concluyó en múltiples violaciones a los derechos civiles, incluyendo detenciones ilegales, uso excesivo de la fuerza y prácticas discriminatorias hacia la población negra —que representa la mayoría de los residentes de la ciudad.

En mayo de 2025, ya bajo la administración Trump, esas conclusiones fueron retiradas. ¿Coincidencia o señal política?

Los detalles del despliegue: más dudas que certezas

Hasta el momento, ni el gobernador Lee ni la administración federal han especificado cuántos soldados serán enviados, cuál será su duración en la ciudad o a qué tareas específicas se dedicarán. El propio alcalde Young ha mencionado que, en caso de tener que colaborar con este despliegue, preferiría que las tropas se empleen en labores logísticas y de apoyo, como control de tránsito en grandes eventos o monitoreo de cámaras de vigilancia.

También ha sugerido que podrían participar en actividades comunitarias como la “embellecimiento barrial”, una idea que resuena más con una fuerza civil que con militares uniformados.

Pero Young fue claro: él no solicitó el despliegue, ni cree que traerá una reducción en la criminalidad.

¿Una estrategia nacional? La Guardia Nacional también podría llegar a Nueva Orleans

El plan de militarización de las ciudades estadounidenses no se limita solo a Memphis. En Luísiana, el gobernador republicano Jeff Landry estaría evaluando la activación de mil soldados para ser desplegados en Nueva Orleans y otras ciudades. Sin embargo, el congresista demócrata Troy Carter cuestionó la medida: “La ciudad tiene las tasas de criminalidad más bajas en décadas. No hay una emergencia que justifique militarizar nuestras calles”.

Este plan, dado a conocer por The Washington Post, revela una nueva faceta de la estrategia federal republicana contra el crimen: el uso de la fuerza militar como herramienta de seguridad urbana, una tendencia que muchos críticos describen como peligrosa e incluso autoritaria.

La militarización del orden público: Washington como ejemplo (o advertencia)

Washington D.C. representa un caso adelantado de esta política. Bajo el último estado de emergencia declarado por Trump, unos 2,000 soldados de la Guardia Nacional fueron desplegados en la capital estadounidense. Aunque la orden expiró al no ser renovada por el Congreso, la presencia militar sigue siendo visible en estaciones de metro y otras zonas públicas de la ciudad.

La alcaldesa Muriel Bowser ha trabajado para crear un centro de operaciones que coordine mejor a la policía local y las agencias federales, aunque ha optado por mantener fuera de este esfuerzo al ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), controversial por sus redadas migratorias.

La Guardia Nacional en tiempos modernos: ¿una herramienta multiusos?

Tradicionalmente la Guardia Nacional ha sido activada en emergencias naturales —desde huracanes hasta tormentas de nieve— y recientemente tomó un papel clave durante la pandemia de COVID-19, asistiendo en centros de pruebas y apoyo logístico.

Sin embargo, su rol se ha expandido de forma notable en cuestiones más polémicas:

  • Patrullaje fronterizo bajo orden directa del expresidente Trump.
  • Apoyo administrativo al ICE.
  • Presencia en protestas por la muerte de George Floyd (2020) y otras manifestaciones civiles.

Este uso creciente ha generado un debate sobre hasta qué punto se está difuminando la línea entre seguridad nacional y seguridad pública.

¿Qué opinan los ciudadanos de Memphis?

Muchos residentes de Memphis muestran escepticismo y temor. Activistas y líderes de organizaciones comunitarias han advertido que “militarizar las calles no resolverá las causas profundas de la violencia”. Los barrios más golpeados por la violencia son también los más ignorados por los presupuestos de desarrollo social, educación y salud pública.

“Enviar soldados no sustituye programas de empleo, centros recreativos o políticas de salud mental”, comentó Andrea Thompson, activista del distrito de Whitehaven. “Lo que se necesita no es más fuerza, sino más oportunidades”.

Una historia que se repite

La historia de Estados Unidos demuestra cómo las políticas de fuerza suelen aplicarse en comunidades negras y latinas con mayor severidad. Desde la segregación hasta la ‘guerra contra las drogas’, estas medidas rara vez han traído justicia o equidad a largo plazo.

Hoy, ante un nuevo intento —justificado como lucha contra el crimen— la pregunta vuelve a ser: ¿es esto seguridad o es control social?

En palabras del propio alcalde Young: “Hemos estado demasiado tiempo encabezando listas de lo peor. Necesitamos soluciones, pero soluciones que trabajen con las comunidades, no contra ellas”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press