Los drones como arma estratégica: Ucrania intensifica los ataques contra infraestructura petrolera rusa
El reciente ataque a la refinería de Kirishi revela una nueva fase en la guerra: tecnología no tripulada para debilitar la economía del enemigo
La guerra entre Rusia y Ucrania ha entrado en una etapa en la que los drones desempeñan un papel central en el campo de batalla, no sólo como instrumento ofensivo directo, sino como herramienta estratégica para impactar la economía del enemigo. El ataque más reciente sobre la refinería de Kirishi, una de las más grandes de Rusia, sugiere un cambio en las tácticas de Kiev hacia el debilitamiento de la infraestructura energética que alimenta la maquinaria militar de Moscú.
Kirishi, un objetivo de gran valor
Situada en la región de Leningrado, al noroeste de Rusia, la refinería de Kirishi es operada por la gigante energética Surgutneftegas y produce alrededor de 17.7 millones de toneladas métricas anuales, lo que equivale a unos 355,000 barriles diarios de petróleo crudo.
En la madrugada del domingo, aviones no tripulados ucranianos atacaron las instalaciones, provocando una gran explosión y un incendio que fue registrado por imágenes compartidas en redes sociales por el Estado Mayor de Ucrania. A pesar de que las autoridades rusas aseguraron que tres drones fueron derribados y el fuego sofocado, el daño ya estaba hecho.
El petróleo como columna vertebral del esfuerzo bélico ruso
Desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, Rusia ha financiado su campaña militar en Ucrania en gran parte gracias a su condición como segundo mayor exportador mundial de petróleo, sólo detrás de Arabia Saudita. Sin embargo, los embates sistemáticos del ejército ucraniano apuntan a socavar esta fuente de ingresos.
Durante las últimas semanas, Ucrania ha lanzado una serie de ataques con drones sobre refinerías, depósitos y oleoductos en distintas regiones rusas. Esto ha generado escasez de gasolina en varias partes del país. Algunas estaciones han dejado de operar mientras que en otras los ciudadanos deben hacer largas filas. El gobierno ruso, presionado por la situación, ha decidido imponer una prohibición temporal a las exportaciones de gasolina hasta el 30 de septiembre, y extender parcialmente la restricción a intermediarios hasta el 31 de octubre.
Drones: las armas aéreas del siglo XXI
Más de tres años después del comienzo de la guerra, los drones han evolucionado de simples vehículos de reconocimiento a herramientas clave de guerra asimétrica. Ucrania, con un presupuesto militar más limitado que el de Rusia, ha optado por desarrollar esta tecnología para equilibrar las fuerzas.
“Estamos viendo una forma de guerra completamente nueva. El costo de construir y desplegar un dron es una fracción del costo de un tanque o un avión de combate, pero puede causar impactos igual de debilitantes si se usan de manera precisa”, señaló Mykhailo Fedorov, ministro de Transformación Digital ucraniano y uno de los impulsores de la revolución dron en el país.
La industria del dron ucraniana ha florecido en este contexto. En enero de 2023, el presidente Volodímir Zelenski anunció la creación de un “Ejército de Drones”, una iniciativa para acelerar el diseño, producción y despliegue de vehículos aéreos no tripulados. Desde entonces, se han implementado modelos capaces de recorrer cientos de kilómetros y cargar explosivos de precisión, permitiendo realizar misiones dentro de territorio ruso.
Reacción internacional: la preocupación de la OTAN
El alcance cada vez mayor de los drones ha generado preocupación entre los aliados occidentales. El pasado miércoles, múltiples drones rusos cruzaron el espacio aéreo polaco, obligando a la OTAN a desplegar aviones de combate para interceptarlos.
Esta incursión, aunque aparentemente accidental, refuerza los temores persistentes de que el conflicto pueda expandirse más allá de las fronteras ucranianas e involucrar a países pertenecientes a la Alianza Atlántica.
En palabras de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, “cada transgresión de esta naturaleza es extremadamente peligrosa. Nuestra prioridad es evitar una escalada, pero estamos preparados para defender el territorio de todos nuestros aliados”.
¿A dónde apunta Ucrania con esta estrategia?
Este ataque a Kirishi parece formar parte de una estrategia coordinada para golpear la logística de combustible rusa, haciendo que las divisiones acorazadas y tropas desplegadas enfrenten cada vez mayores dificultades operativas. De hecho, la escasez de gasolinas no sólo afecta al transporte civil, también complica la movilidad de unidades militares.
A su vez, este tipo de operaciones permite a Ucrania mostrar a su población y a sus aliados que está tomando la iniciativa, generando repercusiones reales dentro de la propia Rusia. Es una guerra psicológica tanto como técnica y militar.
El futuro de la guerra medida en drones
La tecnología no tripulada continuará desempeñando un papel clave en conflictos futuros. El caso ucraniano es apenas un adelanto de lo que vendrá. Como sostiene el analista militar Lawrence Freedman, “las guerras del siglo XXI ya no se definen por líneas de trinchera, sino por líneas de software y circuitos electrónicos”.
El uso exitoso de estas armas ha llamado la atención incluso de países no implicados directamente en el conflicto. Arabia Saudita, Turquía, Irán, Israel y Estados Unidos están invirtiendo millones en el desarrollo de flotas autónomas que puedan operar en climas extremos, interferir sistemas de comunicación enemigos y ejecutar ataques de precisión milimétrica.
Desde una visión geopolítica, la proliferación de drones como herramienta bélica podría desencadenar una nueva carrera armamentista, ahora marcada por la producción en masa de vehículos pilotados por inteligencia artificial y controlados a distancia.
Ucrania ha demostrado que un país relativamente pequeño, con la voluntad suficiente y adaptado a las condiciones del siglo XXI, puede hacer tambalear al gigante energético del este. El ataque a Kirishi es más que un golpe a una refinería; es una declaración sobre el tipo de guerra que se está librando y la que vendrá.