Shohei Ohtani, el escándalo inmobiliario y la defensa de su imagen: ¿víctima o villano?
Un análisis profundo del conflicto entre Ohtani y desarrolladores de lujo en Hawái que acusan al astro japonés de abuso de poder. ¿Qué hay realmente detrás del uso no autorizado de su imagen?
Una estrella en más que el diamante
Shohei Ohtani no deja de acaparar titulares. El fenómeno japonés de los Los Angeles Dodgers, considerado por muchos como el jugador más completo de la MLB en las últimas décadas, ahora está en el centro de una disputa legal muy lejos del bate y la pelota. Y es que una demanda presentada en Hawái lo involucra en un caso polémico sobre derechos de imagen, marketing y el gran negocio del desarrollo inmobiliario en tierras paradisíacas.
Pero antes de mirar el conflicto desde el ángulo mediático y jurídico que merece, vale la pena comprender: ¿qué está en juego y por qué el nombre de Ohtani está siendo manoseado en un terreno tan ajeno como el de los bienes raíces de lujo?
El inicio de la disputa: lujo, fama y la Hapuna Coast
La costa de Hapuna, en la Isla Grande de Hawái, es uno de esos rincones que parecen diseñados para anuncios de ensueño: playas de arena blanca, resorts exclusivos y desarrollos habitacionales que suelen superar los $200 millones de inversión. En este marco apareció un proyecto ambicioso promovido por Kevin J. Hayes Sr. y Tomoko Matsumoto, con la intención de usar la imagen de Shohei Ohtani como rostro y emblema de su propuesta comercial.
Mediante un acuerdo con Kingsbarn Realty Capital, dueños mayoritarios del proyecto, los demandantes buscaron aprovechar su supuesta relación con el astro japonés para impulsar las ventas de propiedades en el Mauna Kea Resort. No obstante, ese acuerdo se volvió turbio cuando Ohtani y su representante Nez Balelo intervinieron, alegando un uso no autorizado de su nombre, imagen y fotografía (comúnmente conocido como NIL: Name, Image and Likeness).
¿Derechos de imagen o explotación comercial?
Aquí es donde el caso se torna complejo. De acuerdo con documentos judiciales, los desarrolladores hicieron uso directo de la imagen de Ohtani sin su consentimiento directo, en una aparente estrategia para atraer tráfico a sus sitios web e impresionar a posibles inversionistas. Los abogados de Ohtani argumentan que hubo una violación clara de los derechos NIL del atleta, definidos por muchas ligas y países como derechos exclusivos e intransferibles a menos que existan acuerdos escritos y compensaciones claras por medio.
“Los demandantes explotaron el nombre y la fotografía de Ohtani para generar tráfico en su sitio web, en un esfuerzo egoísta y equivocado de aprovechar su cercanía con el jugador más famoso del béisbol mundial,” escribieron los defensores legales de Ohtani en su moción para desechar la demanda.
Por su parte, los demandantes insisten en que sí existía un acuerdo válido, aunque sea parcial, para el uso promocional del jugador. Alegan que fueron despedidos del proyecto por presión directa desde el entorno del propio Ohtani y lo acusan de interferencia dolosa, uso indebido de poder e incluso enriquecimiento sin causa.
Las reglas del juego: NIL y la nueva era del marketing de celebridades
Esta disputa no podría estar más alineada con una nueva etapa de litigios que surgen desde la creciente valorización del derecho a la imagen en Estados Unidos. La legislación sobre el NIL cobró fuerza a raíz de múltiples casos de atletas universitarios que clamaban por monetizar sus nombres y rostros, lo cual históricamente era prohibido por la NCAA. Hoy, un jugador como Ohtani posee un equipo legal dedicado exclusivamente a proteger su identidad en todos los frentes.
En este contexto, utilizar una imagen sin autorización expresa no solo pone en riesgo comercial al proyecto inmobiliario, sino que se traduce en un ataque a uno de los activos más valiosos de Ohtani: su marca personal.
Nez Balelo en foco: el escudo legal de Ohtani
Nez Balelo, agente y confidente del jugador, aparece como una figura clave en el desenlace del conflicto. Según la demanda, él amenazó con tomar acciones legales tras detectar el uso de la imagen del beisbolista en materiales promocionales no autorizados. Y eso, a juicio de los demandantes, supuestamente influyó en su despido del desarrollo.
Sin embargo, los abogados defienden las acciones de Balelo como un acto de responsabilidad profesional: “Nez Balelo siempre ha priorizado los intereses de Shohei Ohtani, incluyendo proteger su imagen y evitar usos no autorizados.” Añadieron que la demanda es una reacción desesperada para distraer del uso indebido y las fallas empresariales de los acusadores.
El rol de Kingsbarn y la posición de terceros
Para sumar más capas al drama, Kingsbarn Realty Capital también se pronunció hace semanas calificando estas acusaciones como infundadas y sin mérito. Es decir, el líder mayoritario del proyecto rechaza explícitamente cualquier implicación negativa de Ohtani y su equipo, lo que deja a los desarrolladores originales aún más aislados en su cruzada judicial.
Marca personal en el deporte: el tesoro de las estrellas
En la era digital, donde el peso de una celebridad se mide por seguidores, impresiones y contratos multimillonarios, la marca personal de un atleta se vuelve casi tan estratégica como sus estadísticas en el campo. Ohtani, con apenas 29 años, ha logrado contratos de patrocinio con marcas como Oakley, Asics y Topps, posicionándose no solo como un fenómeno deportivo, sino como un símbolo transnacional, tanto en Asia como en América.
El proteger su imagen no es solamente un capricho. Según Forbes, Ohtani gana aproximadamente $40 millones anuales en patrocinios, superando incluso a estrellas como Mike Trout o Mookie Betts en esta categoría. Por ello, cualquier uso no autorizado de su figura puede traducirse en pérdidas millonarias para su marca y llevar inevitablemente a acciones legales firmes.
Reflexiones sobre un mercado sediento de fama
Este caso plantea preguntas incómodas sobre los límites del marketing, la ética empresarial y cómo las figuras públicas deben defenderse ante la voracidad de sectores inmobiliarios en busca de un rostro que les garantice éxito. ¿Hasta qué punto es legítimo vincular un proyecto a una figura reconocida por su sola cercanía geográfica o relación indirecta?
Y en el aire queda la duda: ¿Ohtani fue víctima de manipulaciones sin su aval, o fue un jugador más en una trama que se le salió de control? El tiempo lo dirá, pero lo cierto es que su postura de defensa férrea de sus derechos abre un precedente para atletas y celebridades de todo el mundo.
En una época donde las fronteras entre la fama, el negocio y la legalidad se diluyen cada vez más, tener control absoluto sobre tu imagen puede ser la jugada más importante fuera del campo. Y Ohtani, fiel a su estilo, parece estar dispuesto a jugar hasta el último inning.