El nuevo rumbo antivacunas de EE.UU.: ¿Estamos regresando a los años oscuros de la salud pública?
La administración de Robert F. Kennedy Jr. al frente del HHS reaviva temores sobre confianza en vacunas al reformar el comité más influyente del país
Un giro polémico en la salud pública estadounidense
Desde su llegada como Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. ha sacudido por completo la política de vacunación estadounidense. Conocido anteriormente por su activismo en contra de algunas vacunas, Kennedy ahora lidera una redefinición de las recomendaciones del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés), encendiendo las alarmas de expertos y organismos médicos.
Este comité asesora al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cuyas decisiones impactan directamente en las guías nacionales de inmunización, el acceso a vacunas gratuitas y la percepción pública sobre su seguridad. Su poder es tal que cualquier movimiento, especialmente hacia la incertidumbre, puede tener consecuencias virales —literal y políticamente— en millones de vidas.
Reestructuración total: Kennedy despide al antiguo comité
Al asumir el cargo, Kennedy tomó su primera y controvertida decisión: despidió a los 17 miembros del ACIP y los reemplazó con figuras más afines a sus posturas, muchas de ellas con antecedentes antivacunas o escasa experiencia en salud pública. Este cambio radical plantea preguntas sobre la objetividad científica y la estabilidad institucional de los procesos sanitarios estadounidenses.
“Estoy ajustando mi cinturón de seguridad”, dijo el doctor William Schaffner, epidemiólogo de la Universidad de Vanderbilt, reflejando la ansiedad generalizada en la comunidad médica.
COVID-19: padres confundidos, médicos frustrados
Uno de los primeros grandes golpes de esta nueva ACIP llegó en junio, cuando dejaron de recomendar las vacunas contra COVID-19 para niños sanos y embarazadas. Esta decisión, sin precedentes, ha sido duramente criticada por la Academia Americana de Pediatría (AAP), los Centros para el Control de Enfermedades y múltiples asociaciones médicas.
El mensaje que se transmite, dicen los expertos, es ambiguo y peligrosamente cercano a la desinformación. Aunque las vacunas siguen disponibles bajo consulta médica, el cambio en la recomendación puede disminuir la cobertura y reactivar brotes prevenibles.
La AAP advierte que esta omisión sería grave: vacunarse contra la COVID-19 continúa siendo esencial para proteger a niños menores de dos años, especialmente con la circulación de nuevas cepas.
Programa Vacunas para Niños en la cuerda floja
Este debate no es solo médico, sino también económico. El programa Vacunas para Niños (VFC) —que cubre gratuitamente la vacunación para casi la mitad de la niñez estadounidense— se ve amenazado por políticas inciertas. Si el comité no reafirma públicamente la inclusión de nuevas fórmulas estacionales de vacunas en el VFC, estas podrían quedar fuera de cobertura para millones de familias con ingresos bajos o sin seguro.
Esta omisión técnica, pero poderosa, revela el peligro de un gobierno que legisla desde el escepticismo sobre la ciencia.
Hepatitis B: ¿retroceder tras décadas de éxito?
El comité también ha puesto en la mira la vacuna contra la hepatitis B, cuya exigencia en recién nacidos ha sido una de las medidas más efectivas en salud pública desde su implementación en 1991. El virus puede causar infecciones hepáticas graves e incluso cáncer. Administrar la vacuna al nacer ha reducido drásticamente las tasas de transmisión madre-hijo, que antes eran del 90%.
A pesar de que no existe evidencia nueva que cuestione su seguridad, algunos nuevos miembros del comité desean revisar esta política. El doctor Schaffner recuerda: “Antes confiábamos en las pruebas prenatales, pero muchas madres no eran diagnosticadas. Se necesitó vacunación universal para detener la transmisión”.
Varicela y la vacuna MMRV: ¿riesgos inflados sin nuevas evidencias?
Una de las vacunas más exitosas en generaciones ha sido la que combate la varicela (virus varicela zóster), integrada en la vacuna combinada MMRV junto a sarampión, paperas y rubéola. Desde 1995, las tasas de varicela han disminuido hasta en un 90%, con una drástica reducción de hospitalizaciones.
En 2006 se aprobó el uso de una vacuna combinada, MMRV, para facilitar su administración. Aunque estudios mostraron un ligero aumento en fiebre y erupciones en algunos niños con esta fórmula, la evidencia también mostró que la decisión de usarla quedó al criterio médico y parental, sin indicación de riesgo grave.
No obstante, sin nuevas investigaciones, el comité de Kennedy busca revisar estas guías, elevando sospechas de que su verdadero objetivo es debilitar la confianza en la vacunación sistemática.
¿Estamos viendo el regreso del movimiento antivacunas institucionalizado?
Kennedy ha sido durante años una figura prominente del movimiento antivacunas en Estados Unidos, promoviendo teorías desmentidas sobre los efectos de ciertos inmunizantes. Aunque su llegada al Departamento de Salud fue sorpresiva, los recientes movimientos sugieren que su agenda personal se está filtrando a nivel institucional.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado la duda ante las vacunas como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial. El caso de Estados Unidos bajo Kennedy podría convertirse en un estudio internacional de cuánto daño puede hacer esta retórica cuando los que dudan tienen el poder.
Impacto directo sobre la población más vulnerable
La alteración de las recomendaciones del ACIP no afecta a todos por igual. Las familias sin seguro médico, las personas de zonas rurales y los grupos históricamente marginados serán los primeros en sufrir si se retira el amparo del gobierno para acceder a vacunas esenciales.
Además, los niños con enfermedades crónicas, que dependen de altos niveles de inmunización comunitaria, pueden quedar en peligro si baja la tasa de vacunación general.
Manipulación política de la ciencia
El miedo más profundo expresado por epidemiólogos y médicos es que la ciencia deje de guiar las decisiones sanitarias y sea reemplazada por ideologías y creencias personales.
El doctor Sean O’Leary, de la AAP, dijo contundentemente: “Esta versión del ACIP es un esfuerzo orquestado para sembrar desconfianza en las vacunas”.
El sistema sanitario estadounidense, a pesar de estar politizado en otras áreas, siempre había mantenido un consenso sobre la necesidad de inmunizar a la población infantil. Este pilar ahora parece tambalearse.
¿Qué podemos esperar a futuro?
- Un aumento en los recursos legales: ya hay demandas activas por parte de organizaciones médicas contra decisiones del nuevo ACIP.
- Incertidumbre clínica: médicos que no saben si sus recomendaciones serán respaldadas por programas gubernamentales.
- Desinformación social: redes sociales amplificando mensajes confusos sobre vacunas.
- Riesgos epidémicos: sarampión, varicela y hepatitis B podrían resurgir si se relajan los esquemas de inmunización.
Nada de esto es especulativo: países como Italia o Francia ya vivieron aumentos de sarampión cuando disminuyó el respaldo institucional a las vacunas. En Samoa, en 2019, un descenso de vacunación llevó a más de 80 muertes infantiles por dicha enfermedad.
Una decisión colectiva
Más allá de las posturas individuales, este momento definirá no solo la salud de esta generación, sino la de las siguientes. La vacunación masiva ha sido uno de los logros más importantes del siglo XX. Cuestionarlo sin evidencia es un lujo peligroso que Estados Unidos no puede permitirse.
En un tiempo donde las decisiones sanitarias impactan vidas de forma global, es urgente mantener los principios científicos firmes. Por ahora, la comunidad médica está hablando fuerte y claro. La gran pregunta es si el gobierno escuchará —y si los ciudadanos sabrán distinguir entre liderazgo y populismo sanitario.