Guerra contra las drogas y soberanía en juego: Colombia, Estados Unidos y un dilema sin solución
El creciente desencuentro entre Colombia y EE. UU. por el narcotráfico expone una crisis de fondo con décadas de historia, intereses cruzados y fricciones diplomáticas
Una historia de cooperación y tensiones permanentes
Desde finales del siglo XX, Colombia ha estado en el foco de las estrategias antidrogas de Estados Unidos. Durante años, ambos países mantuvieron una alianza que incluyó programas multimillonarios como el famoso Plan Colombia, que permitió la erradicación masiva de cultivos ilícitos con fumigación aérea financiada por Washington, el fortalecimiento de las fuerzas armadas colombianas y la extradición de cientos de narcotraficantes. Sin embargo, esa relación privilegiada se tambaleó en 2024, cuando la administración Trump volvió a incluir a Colombia en la lista de países que no cooperan suficientemente en la lucha antidrogas. Esta medida, conocida como descertificación, no se usaba contra Colombia desde 1997, cuando su entonces presidente Ernesto Samper fue acusado de recibir dinero del cartel de Cali.Petro rompe con el modelo tradicional
El presidente Gustavo Petro, exguerrillero y primera figura de izquierda en llegar a la Casa de Nariño, ha impreso un giro radical en la política antidrogas. A diferencia de sus antecesores, ha optado por reducir la erradicación forzada —en especial la manual, luego de que los tribunales prohibieran el uso de fertilizantes tóxicos como el glifosato— e impulsar esquemas de sustitución voluntaria de cultivos y desarrollo rural. Pero los resultados inmediatos preocupan a Estados Unidos: según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la producción de cocaína en Colombia alcanzó en 2023 un récord histórico de 253.000 hectáreas de coca sembrada, casi el triple que hace diez años. EE. UU. acusa al Gobierno Petro de pasividad. Mientras que en el último año del expresidente Iván Duque se erradicaron más de 68.000 hectáreas, en 2023 apenas se eliminaron 5.048. Frente a esto, Petro respondió: “No estamos colaborando en una política de exterminio. El problema de las drogas es sobre todo de consumo, y es un asunto de EE. UU., no de los campesinos colombianos.”¿Qué implica la descertificación?
Bajo la ley estadounidense, el presidente debe identificar anualmente a los países que no cumplen con sus obligaciones internacionales sobre control de drogas. La descertificación puede llevar a sanciones o a la suspensión de ayuda internacional, a menos que se conceda una exención por intereses estratégicos. En 2024, a Colombia se le concedió esa exención. Adam Isacson, analista de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), advirtió en The Washington Post que: “La descertificación es una herramienta tosca que puede deteriorar la cooperación en múltiples áreas más allá de las drogas: defensa, economía, migración.”¿Por qué Estados Unidos reacciona ahora?
Más allá del crecimiento de la producción cocaínera, Washington también ha reprochado otras decisiones de Petro:- La negativa a extraditar a ciertos capos requeridos por la DEA.
- Su rechazo abierto a apoyar operaciones antidrogas en Venezuela.
- Su crítica insistente a la política migratoria y de seguridad de EE. UU., particularmente durante la administración Trump.
Más drogas, más decomisos
El panorama de las drogas también es ambiguo. Si bien la producción creció, también lo hicieron los decomisos: en 2023 se incautaron 884 toneladas de cocaína y en 2024 ya iba por 654 al cierre del tercer trimestre. Esto evidencia dos fenómenos: 1. La intensificación del tráfico de droga desde Colombia, incluyendo nuevas rutas por África hacia Europa, según la Europol. 2. Que los mecanismos de interdicción funcionen mejor en puntos finales, como puertos y aeropuertos.Cuando cayó Samper: un déjà vu político
La descertificación de 1997 fue un terremoto para Colombia. Ernesto Samper fue apartado del concierto internacional, perdió apoyo financiero y su gobierno quedó marcado por los escándalos del Proceso 8.000. Uno de los episodios más simbólicos fue el hallazgo de cuatro kilos de heroína en un avión oficial que lo iba a llevar a la Asamblea General de la ONU. Tras la caída de Samper, Colombia entró en un proceso de reconstrucción de su imagen con el ascenso de los presidentes Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, coincidiendo con una renovación de la cooperación con EE. UU.Los 20 años del Plan Colombia
Iniciado en el año 2000 y con un presupuesto que superó los 10.000 millones de dólares en dos décadas, el Plan Colombia es uno de los mayores paquetes de cooperación bilateral en América Latina. Fue impulsado por Bill Clinton y Andrés Pastrana con los siguientes pilares:- Lucha militar frente a las guerrillas.
- Erradicación aérea de cultivos ilícitos.
- Reformas institucionales en justicia y seguridad.
- Programas de reintegración para desmovilizados.
Estados Unidos, ¿hipocresía o pragmatismo?
Muchos analistas señalan una doble moral de Washington. Mientras exige erradicación manual, desarrollo alternativo y extradición, no implementa políticas serias de salud pública contra el consumo interno de cocaína. En palabras del presidente Petro: “Whisky mata más que cocaína. Pero nadie fumiga Escocia.” Esta frase resume cómo buena parte del discurso colombiano actual denuncia que la política antidrogas ha sido una imposición exógena, ajena a las realidades sociales del país.¿Y ahora qué sigue?
El futuro de la cooperación antidrogas entre Colombia y Estados Unidos dependerá de varios factores:- El rumbo de las elecciones en EE. UU. y el regreso eventual de Trump al poder.
- El éxito (o fracaso) del modelo alternativo de Petro, basado en legalización parcial, desarrollo rural y énfasis en la reducción del daño.
- La presión de Europa por aumentar las incautaciones en puertos como Amberes, Róterdam y Hamburgo.
- Las alianzas regionales y la postura de organismos multilaterales como la ONU y la OEA.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press