Kim Seong-Min: El hombre que rompió el silencio de Corea del Norte con ondas radiales y memorias USB
El legado de un desertor que desafió al régimen norcoreano a través de la información, la tecnología y la valentía personal
Un desertor con una misión clara
Kim Seong-Min nació en uno de los países más herméticos del planeta: Corea del Norte. Allí pasó sus primeros años como capitán del ejército hasta que en 1999 desertó hacia Corea del Sur. Desde ese momento, dedicó su vida a una de las labores más arriesgadas y complejas que se pueden emprender contra una dictadura: romper el cerco informativo desde dentro.
El pasado viernes se confirmó su fallecimiento a los 63 años de edad debido a complicaciones del cáncer de pulmón que lo aquejaba desde hacía tiempo. Su legado, sin embargo, resuena más fuerte que nunca.
Free North Korea Radio: ondas libres para una tierra sin libertad
En 2005, Kim fundó Free North Korea Radio, la primera emisora surcoreana dirigida por desertores que transmitía programas hacia el norte por onda corta. La misión de esta emisora era tan simple en su enunciado como ambiciosa en su alcance: llevar información no censurada a los 26 millones de norcoreanos desconectados del mundo.
Sus contenidos eran variados pero todos tenían un hilo conductor común: mostrar a los ciudadanos norcoreanos la realidad del mundo exterior y evidenciar la manipulación del aparato estatal. Desde programas sobre elecciones democráticas en EE. UU. hasta la vida cotidiana de los desertores en Seúl, Free North Korea Radio marcó un antes y un después en la lucha por la libertad de información en la península coreana.
USB, dramas y K-pop: la creatividad al servicio del cambio
Pero las ondas radiales no fueron suficientes. Kim lideró también campañas de contrabando informativo usando novedosas estrategias. Quizás la más famosa fue el uso de botellas de plástico lanzadas al mar conteniendo memorias USB llenas de noticias internacionales, novelas coreanas y música pop.
Estas botellas, empujadas por las mareas, llegaban a las costas de Corea del Norte, donde algunos ciudadanos arriesgados las recogían para acceder a su contenido. Incluso utilizaban móviles ilegales para transmitir información que luego se replicaba por radio. Era una guerra silenciosa en la que la munición eran datos, y la victoria, el despertar de la conciencia.
Represalias desde el Norte
Las acciones de Kim generaron la furia del gobierno norcoreano. Medios estatales lo calificaron como “basura humana” y recibió varios intentos de intimidación, incluyendo paquetes postales con ratones muertos y muñecos con cuchillos. Sin embargo, nunca cesó sus actividades.
“Nuestra lucha no puede terminar hasta que el último desertor tenga acceso a información libre”, dijo Kim poco antes de abandonar el micrófono por su enfermedad.
El impacto en la comunidad norcoreana
Los testimonios de desertores que lograron escapar informaron de primera mano que muchos de ellos conocieron la realidad del mundo exterior gracias a las emisiones de Kim o al contenido recibido.
Lee Si-young, quien trabajó con él durante una década y asumió la dirección de la emisora en diciembre de 2023, relató con emoción que el día que conoció a Kim reconoció su voz al instante, pues había escuchado sus emisiones en Corea del Norte.
“Sentí que estaba frente al héroe que me había enseñado a ver el mundo con otros ojos”, dijo Lee.
Represión bajo el gobierno surcoreano actual
Paradójicamente, su lucha también se vio afectada por políticas del gobierno actual de Corea del Sur, liderado por el presidente Lee Jae Myung. En un intento por reducir tensiones con Corea del Norte, varios programas civiles como los liderados por Kim fueron reprimidos.
Proyectos de lanzamiento de globos con folletos o USB fueron suspendidos por presión gubernamental y muchas emisoras enfrentaron recortes presupuestales. Sin embargo, Free North Korea Radio continúa al aire durante dos horas diarias, y todavía se escucha la voz grabada de Kim como preludio a cada programa.
Un símbolo de la resistencia a la tiranía
La lucha de Kim Seong-Min es el ejemplo más claro de cómo una sola voz, cuando transmite verdad con convicción, puede convertirse en un arma más poderosa que cualquier régimen autoritario. Su vida es al mismo tiempo una denuncia y una inspiración:
- Denuncia de la violencia estructural que impide a millones de personas informarse libremente.
- Inspiración de cómo la creatividad, la tecnología y el compromiso humano pueden abrir grietas incluso en los muros más altos.
Datos de organizaciones como HRNK (Committee for Human Rights in North Korea) confirman que más del 70% de los desertores encuestados aseguran haber consumido algún tipo de contenido contrabandeado antes de escapar. Muchos de ellos mencionan la radio como primer canal de contacto con el mundo exterior.
Una herencia con ondas
En la era de las redes sociales, donde los jóvenes cambian de opinión cada 15 segundos en TikTok, es vital recordar que la libertad de expresión aún es un privilegio que no todos poseen. Kim Seong-Min no luchó por trending topics o seguidores: luchó con ondas, botellas y esperanza.
Su legado es una advertencia para el resto del mundo y una pregunta inevitable: ¿estamos haciendo lo suficiente por las voces silenciadas?
“Nuestro objetivo es derrocar la dictadura de Kim Jong-un y lograr una unificación liberal de la península coreana” – Kim Seong-Min, en sus últimas grabaciones.