Matcha en crisis: ¿el té verde sobrevivirá a su boom de popularidad (y de precios)?

El aumento de los precios, escasez de producción y tensiones comerciales ponen a prueba la devoción global por el matcha. ¿Estamos ante el fin de una moda o el renacimiento de una tradición milenaria?

Un polvo verde en el centro del escenario global

Durante los últimos años, el matcha —un fino polvo verde hecho a partir de hojas de té verde molidas— ha escalado hasta posiciones de protagonismo en las mesas de café, las redes sociales e incluso en los rankings de exportación de países como Japón y China. Lo que comenzó como un ingrediente ceremonial propio de la cultura japonesa se ha transformado en símbolo global del bienestar, de la estética minimalista y del consumo consciente.

Sin embargo, lo que promete ser un año dorado para la industria del té matcha, está tomando un giro inesperado. Las cosechas reducidas, la presión inflacionaria y conflictos comerciales internacionales están convergiendo para amenazar —quizás por primera vez— su estatus como bebida estrella.

El auge y la moda impulsados por redes sociales

En Estados Unidos, las ventas minoristas de matcha han aumentado un 86% en los últimos tres años, según datos de la firma de análisis NIQ. Esta explosión comercial se debe en gran medida a la popularidad que ha alcanzado en redes como TikTok e Instagram, donde matcha lattes, ice matcha, e incluso boles de avena con matcha, se presentan como objetos de deseo estético, nutricional y emocional.

“Los consumidores lo asocian con bienestar, meditación y ritual. Preparar matcha requiere atención y tiempo. No es simplemente meter una bolsa en agua caliente, es todo un ritual”, explica Julia Mills, analista de la firma Mintel.

¿Qué es exactamente el matcha?

Para entender el desafío actual, es clave comprender cómo se produce. El matcha se elabora a partir de hojas de tencha que se cultivan específicamente a la sombra durante varias semanas antes de la cosecha. Este proceso intensifica el color verde, incrementa la producción de aminoácidos como la L-teanina, y reduce la astringencia. Las hojas se recolectan a mano, se cuecen al vapor, se secan, se desvenan y finalmente se muelen en piedras hasta obtener un polvo ultra fino. Todo esto implica no solo técnica: implica tiempo y mucha mano de obra calificada.

Producción japonesa en crisis: ¿el matcha premium está en peligro?

Irónicamente, el corazón del matcha —Japón— está enfrentando un retroceso en la producción debido a condiciones climáticas adversas, falta de mano de obra e incertidumbre sobre si esta tendencia perdurará.

Según Aaron Vick, comprador senior de té para G.S. Haly, “este año pagamos 75% más por la cosecha de matcha de más alta calidad proveniente de Japón. Incluso las calidades medias y bajas están subiendo entre un 30% y un 50%”.

A esto se le suma un problema estructural: la población rural japonesa está envejeciendo velozmente. Aunque el Ministerio de Agricultura ha intentado convencer a los agricultores de cambiar a cultivos de tencha, muchos temen que la moda matcha sea pasajera y no quieren arriesgar.

China entra en escena

Si bien Japón concentró durante décadas la producción de matcha de alta calidad, sus vecinos de China han ido escalando su capacidad para suplir la creciente demanda. Históricamente, el matcha chino era considerado un producto de menor calidad y se usaba mayormente para productos de repostería o dulces como los Kit Kat sabor té verde.

No obstante, en palabras de Jason Walker de la empresa Firsd Tea: “Estamos viendo un interés creciente en el matcha chino por los problemas de capacidad de Japón y por una mejora en la percepción de calidad. Ya no es ‘matcha japonés o nada’, tenemos un producto competitivo”.

Empresas como Starbucks ya utilizan matcha chino para algunas de sus bebidas, aunque también vienen obteniéndolo de Japón y Corea del Sur.

Tarifas, geopolítica y un precio que no para de subir

La situación se complica más cuando entra la política comercial en juego. En Estados Unidos, las importaciones de matcha desde China están gravadas con un arancel del 37.5% y del 15% desde Japón. No está claro aún si el té será considerado un bien “esencial” al que se le puedan aplicar exenciones, ya que no se produce localmente en volúmenes significativos.

“El matcha pronto será una prueba de fidelidad para muchos consumidores”, advierte Vick. “Será una travesía complicada para los devotos del té verde. Tendrán que demostrar cuánto valoran su taza matutina en la caja registradora.”

¿Una burbuja que está por estallar?

Las señales de alerta ya se escuchan en las cafeterías independientes. En San Francisco, David Lau, dueño de Asha Tea House, ha incrementado en 50 centavos el precio de su matcha latte porque el coste de su matcha japonés se ha duplicado. “Estamos en el negocio del lujo accesible. Si nos pasamos de cierto umbral, podemos quedar fuera del alcance de muchos clientes”, comenta.

La disyuntiva es clara: ¿se mantendrá la pasión por el polvo verde o migrarán los consumidores a opciones más baratas como el hojicha?

Josh Mordecai, de Good & Proper Tea en Londres, indica: “Tuve más pedidos de matcha en el último año que en los nueve años anteriores en total. Pero si los precios siguen subiendo, los consumidores van a buscar alternativas. Nada en redes sociales dura para siempre”.

Una cuestión de salud y filosofía

El apego al matcha no es solo comercial. Muchas personas lo integran a su rutina diaria como un momento de conexión personal. “Es mucho más que té. Es una experiencia”, afirma Melissa Lindsay, entusiasta del matcha en San Francisco, quien no se salta ni un solo día sin prepararlo con su chasen (batidor tradicional). “Noté el aumento de precios, pero lo seguiré comprando. Es parte de mi equilibrio”.

Los beneficios del matcha —alto contenido de antioxidantes, bajos niveles de cafeína en comparación con el café, y la presencia de L-teanina— son atributos que resuenan especialmente bien con millennials y generación Z, los principales impulsores de su demanda mundial.

Matcha 2.0: ¿reinvención o decadencia?

El futuro del matcha depende de cómo se reconfiguren las cadenas de suministro, el apetito del consumidor por absorber los aumentos y la capacidad de adaptación de los productores. Empresas como Good & Proper Tea y Asha Tea House están explorando proveedores nuevos en China y Corea, intentando mantener precios razonables sin sacrificar calidad.

“Si somos estratégicos, este puede ser un nuevo capítulo y no el final”, plantea Walker. “Incluso si el boom de redes sociales decae, creo que el matcha tiene un lugar asegurado en el mundo del té de calidad.”

Por ahora, el polvo verde nos exige algo más que admiración estética: exige compromiso. Y también, por qué no, un poco más en la billetera.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press