Samuel Umtiti: El Adiós Silencioso de un Guerrero del Mundial 2018
El defensor que venció a Bélgica en las semifinales del Mundial y conquistó títulos con el Barcelona pone fin a una carrera marcada por la gloria, las lesiones y la resiliencia
Samuel Umtiti: El principio de un guerrero
En el verano de 2018, millones de franceses gritaron de júbilo cuando un cabezazo certero de Samuel Umtiti venció a Thibaut Courtois y colocó a Francia en la final del Mundial de Rusia. Ese gol en la semifinal ante Bélgica no solo fue decisivo desde el punto de vista futbolístico; fue también el símbolo de un jugador que encarnó coraje, potencia y sentido de responsabilidad.
Hoy, Samuel Umtiti, a los 31 años, ha dicho adiós oficialmente al fútbol profesional. Lo ha hecho en silencio, sin flashes ni grandes homenajes en campos de élite, y con una reflexión íntima: «Después de haber vivido una carrera intensa con sus altos y bajos, ha llegado el momento de despedirme», escribió en su cuenta de Instagram. Un final que engendra nostalgia, pero también respeto por lo que brindó al deporte.
La cúspide: campeón del mundo con Francia
El punto más alto de su carrera llegó indudablemente en 2018, cuando formó parte de la zaga del combinado francés dirigido por Didier Deschamps. Umtiti disputó seis partidos en aquel torneo y fue una de las piedras angulares de una defensa infranqueable junto a Raphaël Varane.
El seleccionador francés no escatimó elogios hacia el ya exdefensor: “Todos recordaremos su remate de cabeza ante Bélgica. Su solidez, su espíritu combativo, su complicidad con Varane. Ya sufría de dolores en la rodilla, pero siguió con coraje ejemplar hasta el final”.
Francia conquistó su segundo título mundial tras una campaña brillante, y Umtiti grabó su nombre en la historia del país, uniéndose a leyendas como Marcel Desailly, Lilian Thuram y Laurent Blanc.
Del Lyon al Barça: la leyenda crecía
Samuel Umtiti debutó profesionalmente con el Olympique de Lyon, club con el que ganó la Copa de Francia en 2012. Desde entonces, su carrera fue en ascenso. Su traspaso al Barcelona en 2016 por 25 millones de euros fue considerado como un fichaje estratégico para blindar la defensa azulgrana.
Con el club catalán logró dos títulos de LaLiga (2016-17 y 2017-18) y tres Copas del Rey. En sus dos primeras campañas en el Camp Nou, fue titular indiscutible y se ganó el respeto de la afición culé. Su estilo combinaba una salida limpia con pelota, excelente lectura del juego y potencia física.
Sin embargo, el gran coste de esa entrega fueron las lesiones recurrentes, especialmente en su rodilla izquierda.
Lesiones: el adversario invisible
En plena bonanza futbolística, Umtiti decidió no operarse una lesión en la rodilla durante el Mundial de 2018 para seguir compitiendo. Esa elección repercutiría profundamente en su carrera. La dolencia se agravó con el tiempo, y el defensor nunca volvió a alcanzar su mejor nivel físico.
En las siguientes temporadas, fue perdiendo minutos en el Barcelona y terminó convertido en un elemento marginal del plantel, incluso sin dorsal en algún inicio de temporada. Entre 2018 y 2022 sumó apenas 50 partidos en cuatro años.
«Pocos saben cuánto me esforcé para volver», confesó respecto a sus intentos frustrados por volver a la élite. Su último intento fue con el Lille de la Ligue 1, donde las limitaciones físicas lo alcanzaron irremediablemente.
Una generación dorada que se despide
Umtiti se suma a una lista creciente de campeones mundiales de 2018 que han cerrado el telón. Ya lo hicieron Blaise Matuidi, Adil Rami, Steve Mandanda y Raphaël Varane —éste último con apenas 30 años, tras anunciar su retiro de la selección y luego del fútbol esta temporada—. La generación dorada que devolvió la gloria mundial a Francia empieza a realizar su última reverencia.
Esta camada representó no solo talento, sino unión multicultural, entrega y compromiso. Umtiti, hijo de Camerún, criado en Lyon, evidenció lo que logra la integración del talento con la identidad nacional.
Sin club, pero con legado
Tras su salida del Lille al término de la temporada 2022-23, Umtiti quedó sin equipo. Aunque exploró opciones en ligas menores o destinos exóticos —incluso con posibilidades en el fútbol árabe—, su cuerpo ya no respondió. Nadie puede decir que le faltó esfuerzo.
Hoy, más allá de los títulos conseguidos, Umtiti representa el drama habitual del futbolista moderno: extenuado, exprimido por calendarios intensos y atrapado entre decisiones médicas y el deseo de competir. Decisiones como la suya señalan una verdad incuestionable: el cuerpo tiene un límite, aunque la mente quiera continuar.
Recuerdos inolvidables
En YouTube tendrá eternidad el gol ante Bélgica en San Petersburgo. En los corazones de los hinchas franceses y catalanes residirá la imagen de un central potente, noble y entregado. En el vestuario de Francia, permanecerá como un héroe callado que dejó todo hasta que no pudo más.
Tal vez su despedida no haya sido con ovación, pero su paso por el fútbol, aunque breve en la cúspide, fue más que trascendente.
Como dijo el propio Umtiti: «No me arrepiento de nada». Y nosotros tampoco. Merci, Samuel.