¿Redes sociales o arenas de guerra? El asesinato de Charlie Kirk y la era del algoritmo tóxico

La tragedia que vivimos en línea: cómo la muerte de una figura conservadora desata una tormenta sobre el papel de las redes sociales en la polarización y la salud mental colectiva

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Por generaciones, debatimos sobre el poder de los medios. Hoy, ese poder tiene forma de algoritmo. La muerte de Charlie Kirk, figura prominente del movimiento conservador estadounidense, nos ha enfrentado con una verdad oscura: vivimos, pensamos y sentimos a través de las redes sociales. Su impacto no es simplemente mediático, sino emocional, político y societal.

Charlie Kirk, influencer conservador y arquitecto del discurso digital

Charlie Kirk no era simplemente un comentarista político. Era un ingeniero del discurso emocional, alguien que supo leer el momento histórico y dominar las reglas del juego digital. Fundador de Turning Point USA, Kirk fue pionero en traducir el conservadurismo juvenil estadounidense al lenguaje de memes, lives y virales.

Desde TikTok hasta X (antes Twitter), su habilidad para movilizar audiencias lo convirtió en un referente clave entre los sectores más jóvenes de la derecha norteamericana. Con frases eslogan como "Free Markets, Free People" o ataques virales a figuras progresistas, Kirk no solo opinaba: influía.

Por ello, su asesinato el pasado 10 de septiembre en Utah tiene una dimensión que trasciende lo personal. No es el primer caso de violencia política en Estados Unidos, pero sí uno de los primeros en la era de plenitud social y digital. El crimen fue rápidamente compartido, viralizado y tergiversado en plataformas como TikTok, X y YouTube.

Una muerte en tiempo real: cómo las redes sociales gestionan (o no) el luto colectivo

Uno de los aspectos más escalofriantes fue la difusión casi instantánea de los videos del asesinato. Plataformas como YouTube y TikTok apenas lograron contener su propagación. De acuerdo con The New York Times, en menos de 24 horas se habían compartido más de 1.3 millones de veces fragmentos gráficos del suceso, muchos de ellos editados con fines partidistas o conspirativos.

Laura Edelson, experta en algoritmos y profesora de Northeastern University, lo resumió con contundencia: “El país está siendo mediado digitalmente”. La manera en que interactuamos con el dolor, el conflicto o las ideologías ya no depende de nuestra geografía ni nuestras comunidades locales, sino de lo que el algoritmo sugiere como relevante.

Utah, Nepal y la política del apagón digital

Mientras EE. UU. se sumía en las repercusiones del asesinato de Kirk, en Nepal el gobierno prohibía directamente ciertas redes sociales tras una ola de críticas en línea. El resultado: ira ciudadana y 19 muertos en manifestaciones reprimidas por la policía. ¿Es la censura gubernamental una reacción adecuada o una herramienta de autoritarismo digital? Nepal nos ofrece el contrapeso distópico a la hiperlibertad (e irresponsabilidad) digital estadounidense.

¿Adicción diseñada? La acusación de Spencer Cox a las redes sociales

El gobernador de Utah, Spencer Cox, dijo sin rodeos que la palabra “cáncer” es insuficiente para describir lo que representan las redes sociales en nuestra vida pública. En el programa "Meet the Press" de NBC, denunció:

“Las empresas más poderosas en la historia de la humanidad han descubierto cómo hackear nuestro cerebro, volvernos adictos a la indignación y lograr que nos odiemos unos a otros.”

Esta es una crítica que no conoce ideologías. Incluso Ben Shapiro, aliado ideológico de Kirk, dijo en el pódcast de Bari Weiss que “el funcionamiento de las redes sociales es un completo desastre” y que “están haciendo del mundo un lugar peor”.

De teorías conspirativas al linchamiento digital

Una vez viralizado el hecho, lo que debía ser reflexión y duelo se convirtió en una guerra de trincheras. La cuenta Libs of TikTok exigió que un distrito escolar bajara la bandera a media asta. Otros usuarios buscaron que profesores y abogados perdieran sus puestos de trabajo por publicar críticas hacia Kirk. El congresista republicano Randy Fine publicó:

“¿Estos monstruos quieren una pelea? Felicitaciones, la tienen.”

Al otro lado del espectro, la periodista Karen Attiah (ex Washington Post) fue despedida por publicar mensajes que comunicaban poca empatía hacia Kirk en Bluesky. Su defensa: “No mostrar un duelo exagerado hacia hombres blancos que predican violencia no es sinónimo de justificar agresiones contra ellos.”

El efecto ‘tribalista’ del algoritmo

Un aspecto alarmante es que las redes sociales no mostraron simplemente hechos, sino versiones segmentadas del suceso. El algoritmo alimenta una visión del mundo donde cada grupo se ve como víctima o héroe, y el “ellos” es enemigo. Ben Shapiro lo resumió así: “La gente actúa como si otro grupo estuviera haciendo algo terrible, cuando muchas veces no hay conexión alguna.”

James Talarico, legislador demócrata de Texas y ahora candidato al Senado, dijo en MSNBC que “los medios algorítmicos y la televisión por cable están diseñados para separarnos como país” y que “debemos encontrar la manera de reconectar porque, de lo contrario, el experimento americano colapsará.”

La ironía generacional: sabemos que nos destruyen... pero no podemos parar

Una encuesta de Statista de 2024 reveló que el 62% de los jóvenes entre 18 y 24 años reconocen que las redes sociales tienen un impacto negativo en su salud mental. Y aun así, el 71% pasa más de 4 horas diarias en ellas. Jasmine Enberg, analista de medios sociales en eMarketer, explicó:

“Los jóvenes se están volviendo conscientes de los peligros del uso excesivo de redes. Pero apagar sus teléfonos ya no es una opción realista para muchos.”

Esta dualidad —querer escapar de algo que sentimos indispensable— refleja la arquitectura misma de estas plataformas: monetizan nuestra atención, nuestra indignación y hasta nuestro dolor.

¿Hacia dónde vamos?

Podemos evitar la censura gubernamental como en Nepal, o criticar el libertinaje digital como en EE. UU., pero el dilema sigue sin resolverse. Los algoritmos no son imparciales. Están programados para maximizar interacciones, no verdades. Y cada vez que interactuamos, reforzamos el ciclo.

La muerte de Charlie Kirk podría terminar siendo otro punto de viraje: no solo en la conversación política, sino en cómo aceptamos —o cuestionamos— la arquitectura digital donde hoy vivimos nuestras vidas.

Como dijo el senador Brian Schatz de Hawái en X (irónicamente en redes sociales):

“Levántate. Lee un libro, haz ejercicio, toma un whiskey, pasea al perro o prepara pasta… haz cualquier cosa que no permita que este algoritmo te pudra el cerebro.”

Tal vez sea hora de escucharlo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press