Corrupción, sexo y poder: El escándalo que sacude a RCI Hospitality y su red de clubes nocturnos

Una investigación revela cómo ejecutivos de un imperio de strip clubs compraron favores fiscales mediante lujosos sobornos durante más de una década en Nueva York

Una red de corrupción al descubierto

La corrupción rara vez se presenta sin glamour cuando el dinero, el sexo y el poder están entrelazados. Así lo demuestran las recientes acusaciones contra RCI Hospitality Holdings, una empresa con sede en Houston y dueña de más de 60 clubes nocturnos y bares en todo Estados Unidos. La Fiscal General de Nueva York, Letitia James, destapó un elaborado esquema de sobornos que, según las autoridades, permitió a RCI evadir más de $8 millones de dólares en impuestos sobre las ventas durante más de una década.

Los cargos incluyen conspiración, soborno y fraude fiscal, principalmente en relación con tres establecimientos en Manhattan: Rick's Cabaret, Vivid Cabaret y Hoops Cabaret and Sports Bar.

Un esquema de sobornos de película

De acuerdo con la acusación formal de 79 cargos presentada por un gran jurado, la estrategia de RCI para evadir impuestos no fue precisamente sutil. Según los fiscales, el plan incluía:

  • 13 viajes de lujo ofrecidos a un auditor del Departamento de Impuestos y Finanzas de Nueva York.
  • Pagos de hasta $5,000 por día durante los viajes, destinados a gastos en bailes privados en clubes como Tootsie’s Cabaret en Miami.
  • Cobertura total de hospedaje y comidas del auditor.

Además, el auditor recibió sobornos directamente en clubes de Manhattan, donde se le daban sobres con efectivo a cambio de un trato fiscal favorable. Este enfoque permitió a RCI contentarse con resultados significativamente más bajos en auditorías fiscales que deberían haber generado millones en impuestos, multas e intereses.

¿Quiénes están implicados?

Entre los ejecutivos acusados destacan figuras prominentes:

  • Eric Langan, CEO, presidente y presidente del consejo de RCI, acusado de aprobar y supervisar los sobornos.
  • Timothy Winata, contador y controlador de la empresa, señalado como el ejecutor directo de los pagos.

Junto a ellos, otros altos mandos corporativos y tres negocios operados en Manhattan también enfrentan los cargos. Según la fiscal James, “los ejecutivos de RCI utilizaron descaradamente sus strip clubs para sobornar su salida del pago de impuestos”.

RCI se defiende

A través de su representante legal, Daniel Horwitz, la empresa negó categóricamente las acusaciones. “Estamos decepcionados por la decisión de la Fiscal General de proceder con una acusación. Defenderemos vigorosamente nuestra posición en los tribunales”, declaró Horwitz. Además, enfatizó que las acusaciones son solo eso: “alegaciones”. Hasta que se demuestre lo contrario, todos los acusados se consideran inocentes.

¿Qué es RCI Hospitality?

RCI es una compañía cotizada en la bolsa Nasdaq, cuya marca más conocida es Rick's Cabaret. Con presencia en más de una docena de ciudades importantes como Nueva York, Chicago y Miami, la empresa se ha consolidado como un actor dominante en la industria del entretenimiento para adultos. Además, posee restaurantes y bares deportivos, ampliando su imperio más allá del mundo de los strip clubs.

Entre sus operaciones, está el polémico sistema de "dance dollars", usado por los clientes para adquirir bailes privados. Este sistema fue clave en el fraude fiscal detectado, pues ayudó a ocultar ingresos derivados de servicios no registrados adecuadamente en las auditorías.

Un sistema podrido desde adentro

Quizás el elemento más escandaloso del caso no sea solo la participación de ejecutivos de alto nivel, sino el grado de cooperación corrupta por parte de un funcionario público. El auditor, de quien no se ha revelado públicamente el nombre, habría recibido pagos, viajes y otros beneficios desde al menos 2010 a cambio de favores fiscales.

Aunque se desconoce la identidad oficial del funcionario, los documentos legales apuntan a que desempeñó un papel fundamental para suavizar seis auditorías entre 2010 y 2024. En todas estas, los clubes de RCI terminaron pagando solo una fracción de lo que legalmente debían.

¿Qué dice la ley sobre este tipo de fraude?

En Nueva York, el fraude fiscal es considerado un delito grave. La evasión intencional de impuestos puede llevar a penas de prisión de hasta 15 años por cargo, sin contar los agravantes como el uso de sobornos a funcionarios del gobierno. Los delitos de corrupción pública son igualmente severos, y más cuando se trata de confabulación entre corporaciones privadas y empleados estatales.

El caso contra RCI también intenta sentar un precedente importante. Según la Fiscal General James, “en Nueva York nadie está por encima de la ley, ni siquiera quienes usan la ostentación y el lujo para evadir su responsabilidad fiscal”.

El perfil del CEO: Eric Langan

Langan es un personaje controvertido. Bajo su liderazgo, RCI ha crecido de ser un jugador regional a convertirse en un imperio nacional en el lucrativo mundo del entretenimiento para adultos. Su perfil como empresario ha sido tanto alabado como duramente criticado, especialmente por su defensa de las políticas sobre la liberalización del mercado del sexo. Ha aparecido en entrevistas y documentales promoviendo una visión empresarial del strip club como “negocio de hospitalidad y experiencia”.

Sin embargo, ahora enfrenta en serio la posibilidad de prisión. La combinación de sus decisiones corporativas y el esquema de sobornos que supuestamente autorizó lo ponen en una situación comprometida, no solo legal, sino también ante inversores y organismos reguladores.

Una cultura empresarial al borde del abismo

El escándalo también plantea preguntas más profundas sobre la cultura empresarial dentro de RCI. ¿Cómo es posible que durante más de una década, múltiples ejecutivos, contadores y empleados facilitaran prácticas ilegales sin que nadie prendiera las alarmas?

Expertos en gobernanza corporativa advierten que este tipo de comportamiento sugiere una estructura de incentivos podrida, donde las recompensas a corto plazo (como bonificaciones vinculadas a la "optimización fiscal") pesaban más que el cumplimiento ético y legal.

¿Y ahora qué?

Tanto RCI como los acusados enfrentarán un proceso judicial que podría extenderse varios años. Mientras tanto, los tres clubes de Manhattan permanecen abiertos, una decisión que muchos han criticado ante la gravedad de las acusaciones.

Es probable que este caso marque un antes y un después en la vigilancia fiscal de negocios de entretenimiento para adultos en Nueva York y otras ciudades. Las autoridades ya han señalado que aumentarán la fiscalización sobre empresas similares en búsqueda de patrones de evasión.

En palabras de Letitia James: “La integridad institucional requiere que nadie —sin importar cuánto dinero ganen ni cuántos clubes dirijan— tenga trato preferencial sobre la ley.”

¿Estamos ante el inicio del fin del imperio de RCI o simplemente ante otro capítulo más en la larga historia de negocios que bailan al ritmo de la corrupción?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press