El legado oculto de Robert Redford: un activismo que trascendió la pantalla

Más allá de su icónica carrera cinematográfica, Redford fue un defensor incansable del medio ambiente y los pueblos nativos estadounidenses

Un actor que rompió con Hollywood desde adentro

Robert Redford, quien falleció a los 89 años, no fue simplemente una estrella de cine: fue un humanista con una visión clara de cómo el arte tiene el poder para transformar realidades. En una era donde muchas celebridades adoptan causas como una moda pasajera, Redford destacó por su compromiso genuino y por mantenerse firme en sus valores durante más de cinco décadas.

De la pantalla grande al corazón del movimiento ambientalista

Durante los años setenta, mientras alcanzaba la cima de su carrera actoral con películas como "The Sting" y "The Way We Were", Redford ya comenzaba a volcar su atención a cuestiones que trascendían Hollywood. En Utah, donde decidió establecerse tras enamorarse de sus paisajes, lideró luchas clave para detener la construcción de plantas energéticas contaminantes.

Fue un defensor clave en la aprobación de legislaciones como la Clean Air Act y la Clean Water Act, ambas pilares del proteccionismo ambiental moderno en EE.UU. Su rol como miembro activo de la Natural Resources Defense Council (NRDC) lo llevó incluso hasta el Congreso, donde utilizaba su voz —literal y figuradamente— para sensibilizar sobre los efectos del cambio climático.

"Una de las cosas más extraordinarias de Robert era que comprendía el poder de contar historias. No hablaba solo de cifras, hablaba de pescadores, de familias desplazadas por incendios... y eso conectaba con la gente", señaló el presidente de la NRDC, Manish Bapna.

La cámara como medio de justicia social

Redford no limitó su activismo al ámbito ambiental. Su compromiso con los pueblos originarios de América del Norte fue profundo y sostenido. Ya en 1991, como productor ejecutivo de la película "The Dark Wind", Redford no solo se interesó por plasmar la vida y los rituales de la Nación Navajo, sino que participaba activamente en las ceremonias tradicionales, mostrando un respeto poco habitual para una figura de su talla.

Lorie Lee Sekayumptewa, exadministradora de la Oficina de Cine de la Nación Navajo, recuerda cómo Redford visitaba Hotevilla, en Nuevo México, para presenciar danzas espirituales. “Llevaba sus películas al sindicato estudiantil y las proyectaba como si fueran parte de su formación cultural,” dice. En un mundo donde la apropiación cultural es moneda corriente, Redford fue contracultural hasta en eso: su presencia era de respeto, no de espectáculo.

Aliado de los caballos salvajes y la fauna del Oeste

Su amor por el Oeste americano no se limitó a los paisajes; se extendía también a su fauna. En 2013, junto al exgobernador de Nuevo México Bill Richardson, fundó la Foundation to Protect New Mexico Wildlife, dedicada a evitar la matanza de caballos salvajes. En colaboración con la Nación Navajo, trabajó activamente en la preservación de miles de caballos dentro del territorio y vinculó esta causa con el espíritu estadounidense libre y salvaje.

El grupo Return to Freedom expresó en redes su pesar al declarar: "Hemos perdido a un artista, activista y ambientalista irreemplazable... siempre interconectado con la majestuosidad del Oeste".

Activismo desde el guion y la dirección

Redford utilizó su trabajo cinematográfico como plataforma de denuncia social. Películas como "All the President's Men" (1976), sobre el escándalo Watergate, o "The Candidate" (1972), que expone la hipocresía del sistema electoral estadounidense, son ejemplos claros de cómo su compromiso político se tradujo en arte crítico.

Además, al dirigir "The Milagro Beanfield War" (1988), abordó de manera directa el conflicto entre comunidades rurales y desarrolladores inmobiliarios, revelando tensiones étnicas, económicas y ecológicas con una mirada que empatizaba con los desfavorecidos.

El impulso a nuevas voces nativas

Uno de sus últimos proyectos como productor fue la serie televisiva "Dark Winds", estrenada en AMC en 2022. Basada en las novelas policíacas de Tony Hillerman, y centrada en la cultura navajo, la serie fue significativa no solo por su contenido, sino también porque detrás y frente a cámaras predominaban creadores y actores indígenas, algo aún poco habitual en la industria.

“Quería que otras personas tuvieran una oportunidad de hacer arte, aun cuando no siempre tuvieron acceso a los medios convencionales,” declaró John Wirth, showrunner de Dark Winds.

Inspiración para nuevas generaciones de activistas

La figura de Robert Redford sirvió de inspiración para figuras como Leonardo DiCaprio, quien hoy también se involucra intensamente en la causa ambiental. DiCaprio expresó: “Redford fue más que un actor, fue un líder ambiental. Su muerte es una gran pérdida para nuestra comunidad”.

Y es que, mientras otras estrellas se limitaban a aparecer en galas benéficas, Redford estuvo en el terreno, hablando con académicos, legisladores, líderes tribales y ciudadanos comunes. Fue más que un portavoz; fue un actor —en el sentido más amplio de la palabra— del cambio.

Legado que continúa

Robert Redford transformó la idea del artista comprometido. No lo hizo desde la distancia, sino desde la cercanía, apoyándose en comunidades, creando espacios de formación como el Festival de Sundance —fundado por él en 1978—, que dio lugar a nuevas voces independientes en el cine.

Fue, como dijo la activista indígena Neda DeMayo, “una figura entretejida con la belleza del Oeste”, tanto en lo simbólico como en lo tangible.

Hoy, cuando el cambio climático se recrudece y la representación de minorías sigue siendo un campo de batalla, el legado de Robert Redford no podría ser más actual ni más necesario.

Su historia nos recuerda que el arte, la acción política y la empatía no son caminos separados, sino uno solo cuando se camina con convicción.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press