La tormenta en la Reserva Federal: tensiones políticas sacuden la independencia del banco central
Nombramientos exprés, intentos de despido y votaciones divididas amenazan el consenso histórico del organismo regulador estadounidense
¿Una Reserva Federal apolítica? Más ficción que realidad
Durante décadas, la Reserva Federal de Estados Unidos ha sido una institución símbolo de independencia. De hecho, su autonomía respecto al poder ejecutivo ha sido considerada clave para mantener la credibilidad de la política monetaria estadounidense. Sin embargo, recientes acontecimientos han desafiado directamente esa separación entre banco central y política partidista.
Esta semana, el organismo se encuentra en medio de una tormenta institucional sin precedentes. Por un lado, Stephen Miran, economista alineado con la Casa Blanca bajo la administración Trump, fue confirmado al Consejo de Gobernadores del banco en tiempo récord, y participará de inmediato en las decisiones claves de política monetaria. Por otro, Lisa Cook —la primera mujer afroamericana en formar parte de la Junta— sigue en su puesto a pesar de los intentos de la propia administración para destituirla.
Una votación con más política que economía
Este miércoles se espera que la Fed recorte su tasa de interés de referencia en 0.25 puntos porcentuales. Pero lo interesante no es el recorte en sí, sino lo que puede ocurrir en la votación: hasta tres de los siete gobernadores podrían disentir, algo que no ocurre desde 1988. Algunos miembros incluso impulsan un recorte mayor, de medio punto completo, mientras que otros prefieren mantener las tasas iguales.
El consenso, característica casi sagrada dentro del banco central, está siendo desafiado de forma frontal. Esto ocurre justo cuando las cifras de inflación muestran una resistencia inesperada (3.4% interanual en mayo) y el crecimiento económico se ha ralentizado.
Stephen Miran: un economista con perfil ideológico
Miran ha sido conocido por sus posiciones conservadoras. Colaborador del Departamento del Tesoro durante la pandemia, es coautor de múltiples editoriales criticando la expansión fiscal del gobierno Biden y defensor de un enfoque de política monetaria agresiva. Su rápido ascenso —confirmado por el Senado casi sin debate— ha sido visto como parte de un intento de la administración Trump por reposicionar políticamente a la Fed desde dentro.
Su voto, y eventualmente sus disidencias, podrían redefinir la forma en que el banco central aborda amenazas como la inflación estructural, el desempleo persistente o la burbuja inmobiliaria impulsada por tasas bajas en 2021-2022.
Lisa Cook y la pugna legal sin precedentes
Lisa Cook fue nombrada en 2022 y rápidamente fue blanco de críticas constantes por parte de sectores conservadores. Licenciada en economía por Oxford y experta en política monetaria internacional, ha sido defensora del enfoque dual de la Fed: fomentar el empleo sostenible junto con la estabilidad de precios.
El intento de su destitución marcó un episodio alarmante: la Casa Blanca intentó removerla sin demostrar “causa justificada”, lo que ha sido considerado una violación al debido proceso. Tanto un tribunal inferior como una corte federal de apelaciones fallaron a favor de Cook. Aun así, el gobierno confirmó que apelará ante la Corte Suprema.
"La Presidenta fue removida legalmente por causa justificada", dijo el vocero de la Casa Blanca, Kush Desai, en una declaración que generó revuelo.
¿Qué está en juego realmente?
Más allá del recorte de tasas, esta coyuntura pone en tela de juicio el futuro de la independencia de la Fed. Desde su fundación en 1913 y aún más desde la Reforma de 1951 que la desligó formalmente del Tesoro, se ha intentado preservar su neutralidad de las decisiones políticas partidistas.
No obstante, economistas como Paul Krugman han advertido que una Fed politizada perdería su capacidad de coordinar respuesta en momentos críticos, como ocurrió en 2008 o durante el COVID-19.
“La Fed sin independencia es una máquina rota que no puede proteger la economía del colapso financiero”, escribió Krugman en 2023.
La historia se repite: Nixon, Volcker y ahora Trump
No es la primera vez que el Ejecutivo interfiere en el banco central. En 1971, Richard Nixon presionó a Arthur Burns para mantener las tasas bajas antes de su reelección. El resultado: una inflación galopante que obligó luego a políticas extremadamente restrictivas bajo Paul Volcker en los años 80, con tasas que alcanzaron el 20%.
En 2019, Donald Trump criticó repetidamente a Jerome Powell vía Twitter, llamándolo “boquiabierto” por no adoptar recortes más agresivos. Hoy, el patrón se repite con mayores instrumentos y estrategias legales.
¿Disenso legítimo o manipulación institucional?
Exdirectores de la Fed, como Ben Bernanke, han defendido decisiones disidentes dentro del Comité de Mercado Abierto (FOMC), pero siempre en el marco de un debate técnico, no partidista. Cuando los desacuerdos obedecen a consignas externas, el mercado reacciona con nerviosismo.
Eventos como estos ya han provocado volatilidad en los bonos del Tesoro y un descenso leve en la confianza del consumidor, según los últimos datos de la Universidad de Michigan.
¿Y qué opinan los expertos?
La comunidad de analistas económicos está dividida. Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro, afirmó que “la Fed no puede ni debe ser una extensión de la Casa Blanca, da igual quién sea el presidente”.
Por otro lado, entidades como The Heritage Foundation celebran el nombramiento de Miran como “un paso hacia la adecuación doctrinaria de la política monetaria a las necesidades reales”.
Más allá del dólar: implicaciones globales
Las decisiones de la Reserva Federal tienen un gran efecto dominó global. Casi el 80% del comercio mundial se realiza en dólares, y países emergentes suelen fijar sus tasas de interés en base a los movimientos de la Fed. Si se percibe inestabilidad interna o parcialidad política, otras naciones podrían comenzar a diversificar sus reservas, debilitando al dólar como moneda fuerte.
Según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), el porcentaje de reservas mundiales en dólares cayó por debajo del 60% por primera vez en 25 años en 2024.
¿Y ahora qué sigue?
Todo dependerá de la votación del miércoles, pero también de la respuesta de los mercados, las cortes judiciales y la misma Corte Suprema en el caso de Cook. Lo cierto es que la Fed nunca había estado tan en el centro de una batalla política estratégica.
Con una inflación aún elevada, una recesión técnica posible en el primer trimestre de 2025, y una elección presidencial a menos de seis meses, el futuro del banco central parece depender menos de los datos económicos y más del ajedrez judicial y político en Washington.
El mundo observa con atención. Porque aunque el dólar aún sea rey, su trono ya no se ve tan firme.