Los burros salvajes bajo ataque: una herida abierta en el corazón del suroeste estadounidense
El caso de 'Cupid', una burra herida por una flecha en California, expone una inquietante serie de agresiones y abre el debate sobre la protección real de estos animales emblemáticos
En los valles semirrurales del sur de California, donde el paisaje mezcla la historia del Viejo Oeste con las tensiones del presente, un símbolo patrimonial enfrenta una amenaza silenciosa: los burros salvajes. Recentemente, uno de estos nobles animales, bautizado como Cupid, una joven burra de solo dos años de edad, fue encontrado con una flecha incrustada en su costado derecho, muy cerca del pulmón. Este incidente encendió las alarmas de organizaciones protectoras y evidenció un patrón preocupante de violencia contra estas criaturas.
Una herida que trasciende lo físico
El hallazgo de Cupid, aún caminando entre la manada a pesar del dolor visible, tuvo lugar en los terrenos cercanos a Moreno Valley, aproximadamente a 104 kilómetros al este de Los Ángeles. La flecha con punta de caza—conocidas como broadheads—le perforó el pulmón derecho, dejando su vida en peligro inmediato.
Gracias a la rápida intervención de la organización DonkeyLand y el Departamento del Sheriff del Condado de Riverside, Cupid fue trasladada a un centro de atención veterinaria donde intervenida de urgencia. Chad Cheatham, vicepresidente de DonkeyLand, explicó: “En este momento está estable y se mantiene en pie, lo cual es una gran mejora”.
Una historia repetida: al menos seis ataques
El caso de Cupid no es un hecho aislado. Desde el mes de junio, al menos seis ataques similares se han reportado en esta zona, todos utilizando flechas de caza. La situación ha desatado la indignación de la comunidad animalista y de los residentes locales, quienes consideran a los burros como parte esencial del ecosistema y de la identidad local.
DonkeyLand ha ofrecido una recompensa de $24,000, recaudada mediante donaciones, para quien brinde información que lleve al arresto y condena de los responsables. Las autoridades mantienen una investigación activa y solicitan la colaboración ciudadana para encontrar a los culpables.
Protección legal y legado cultural
Bajo las leyes federales de los Estados Unidos, los burros salvajes están protegidos desde la aprobación del Wild Free-Roaming Horses and Burros Act de 1971, una legislación destinada a conservar esta parte viva del pasado estadounidense.
Estos animales fueron introducidos masivamente durante la Fiebre del Oro en California a mediados del siglo XIX, utilizados como animales de carga por los pioneros y mineros. Hoy en día, representan un símbolo del patrimonio del suroeste estadounidense.
Chad Cheatham los llama “la mascota no oficial de Moreno Valley”, donde más de cien de estos animales deambulan libremente desde hace al menos 75 años. Su presencia no es solo estética o simbólica: también cumplen funciones ambientales significativas. Según Cheatham: “Los bomberos los adoran porque dicen: ‘Estos tipos llegan a donde nosotros no podemos’”.
Más que íconos: piezas clave del ecosistema
Lejos de ser una carga, los burros ayudan a controlar la vegetación en elevaciones secas propensas a incendios forestales, al consumir grandes cantidades de hierba seca, reduciendo así el combustible natural para posibles fuegos. Esta práctica de pastoreo beneficioso se ha convertido en un factor estratégico para los bomberos y conservacionistas, especialmente en los cañones y colinas remotas de los condados de Riverside y San Bernardino.
También un conflicto urbano
No obstante, la creciente presencia de burros en áreas semirrurales también ha generado ciertos inconvenientes. Algunos residentes se quejan de que los animales destrozan jardines, bloquean caminos o simplemente interfieren con el tráfico al ser alimentados desde vehículos. Este tipo de interacción no solo es desaconsejada sino peligrosa tanto para los burros como para los seres humanos.
En 2022, el condado de San Bernardino firmó un acuerdo con Peaceful Valley Donkey Rescue, una organización sin fines de lucro, para capturar y reubicar humanitariamente a muchos de estos burros hacia santuarios. La razón oficial: reducir accidentes fatales con vehículos y trenes, ya que los burros frecuentemente cruzan vías y carreteras.
Además, en entornos urbanos, los burros pueden sufrir lesiones graves al quedar atrapados en cercas o en floreros de cementerios. Cada incidente representa una tragedia tanto para el burro como para quienes los rescatan.
Historia de crueldad: más allá de Cupid
Los ataques en la zona no comenzaron con Cupid. A mediados de junio, otro joven burro fue encontrado con una flecha similar en su costado. Días después, otro animal fue hallado herido, y tras ello, tres más fueron atacados, incluidos dos burros que apenas tenían entre dos y cuatro meses de edad.
No es la primera vez que se comenten actos de crueldad similares. En 2023, dos hombres se declararon culpables en una corte federal de matar con rifles de alta potencia a tres burros salvajes en el desierto de Mojave, al norte de Moreno Valley. Fueron procesados gracias a una intensa investigación del U.S. Bureau of Land Management (BLM).
Una vida en peligro por diversión o ignorancia
Según DonkeyLand, las flechas utilizadas corresponden a estilos utilizados tradicionalmente en cacería deportiva, lo que implica que los responsables pueden estar tratando a los burros como presa, algo expresamente prohibido. La caza de burros salvajes está penalizada con fuertes multas y penas de prisión bajo leyes federales.
Además del trauma físico, estos animales sufren inmensamente. Un burro saludable puede vivir hasta 40 años. Al ser animales sociables y emocionalmente complejos, estas heridas también dejan huellas mentales duraderas. DonkeyLand ha documentado signos de ansiedad y retraimiento en los ejemplares bajo su cuidado tras eventos traumáticos.
¿Brujería moderna o descomposición del tejido social?
¿Qué motiva a alguien a disparar una flecha a un burro indefenso? Algunos especialistas en comportamiento criminal argumentan que este tipo de conductas puede ser un síntoma de descomposición del civismo o incluso de tendencias antisociales o psicopáticas. Otros hablan de una desconexión total con la naturaleza y la empatía como valores fundamentales. En cualquier caso, se trata de violencia gratuita e injustificable.
Una segunda vida para Cupid
A pesar de todo, Cupid ha tenido suerte dentro del infortunio. Ahora forma parte del santuario de DonkeyLand, una reserva de 800 hectáreas donde los burros rescatados pueden vivir en libertad, sin temor a sufrir abusos. Allí compartirá su vida con otros animales que también sobrevivieron a actos de violencia.
¿Cómo ayudar?
- Denunciar: Cualquier avistamiento de crueldad animal debe ser reportado inmediatamente a autoridades locales o directamente a organizaciones como DonkeyLand.
- Donar: Las organizaciones de rescate como DonkeyLand dependen enteramente de donaciones para su operación. Puedes aportar desde su sitio oficial.
- Educar: Compartir estas historias y educar sobre la importancia de la fauna protegida puede generar conciencia.
Como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de proteger a los que no tienen voz. El futuro de Cupid y de cientos de burros salvajes depende no solo de leyes bien intencionadas, sino también de una sociedad que actúe frente a la injusticia.
Para más información o colaborar con DonkeyLand, visita www.donkeylandrescue.org