Los delfines rosados del Amazonas: centinelas de un ecosistema en crisis

Cómo el mercurio derivado de la minería ilegal amenaza a los guardianes invisibles del río y a las comunidades indígenas

La silenciosa desaparición del delfín rosado

En las aguas turbias del Amazonas, una lucha silenciosa está en marcha. La víctima: el delfín rosado (Inia geoffrensis), una de las especies más carismáticas y enigmáticas del gran río sudamericano. Aunque su piel moteada y su peculiar hocico alargado los hace parecer salidos de una fábula amazónica, estos cetáceos están siendo diezmados a un ritmo alarmante por un enemigo invisible: el mercurio.

Los estudios más recientes muestran una caída del 52% en las poblaciones de delfines rosados en algunas zonas del Amazonas en solo unas pocas décadas. Otra especie compañera, el delfín gris de río (Sotalia fluviatilis), también ha visto caer sus números en un 34%.

El guardián que escucha el río: Fernando Trujillo

El biólogo marino Fernando Trujillo lleva más de 30 años dedicado al estudio y protección de la vida acuática amazónica. Desde su fundación, Omacha, ha liderado labores de monitoreo, rescate e investigación enfocadas en los cetáceos de agua dulce. Para él, los delfines no son solo un símbolo natural, son centinelas del río.

"Básicamente, estamos utilizando a los delfines como indicadores de la salud del río", dice Trujillo en uno de sus operativos en Puerto Nariño, Colombia. Allí, guiados por pescadores expertos como José "Mariano" Rangel y con un equipo de veterinarios, biólogos y lugareños, capturan cuidadosamente estos animales para realizarles pruebas médicas: ultrasonidos, análisis de tejido, sangre, piel y hasta bacteriología.

Mercurio: la amenaza silenciosa que fluye por el Amazonas

El mercurio, un metal pesado altamente tóxico, se ha convertido en uno de los mayores contaminantes del Amazonas. Su uso en la minería ilegal para separar el oro del sedimento ha sido devastador. Posteriormente, los residuos contaminados son arrojados de nuevo a los ríos.

El resultado: todo el ecosistema acuático, desde los peces más pequeños hasta los humanos que dependen de ellos para comer, se ve afectado. Y lo que es peor, el mercurio orgánico (metilmercurio) se concentra al subir en la cadena alimenticia, haciendo de los delfines —muy consumidores de pescado— unos de los más expuestos.

La Organización Mundial de la Salud señala que la exposición prolongada al mercurio puede dañar el sistema nervioso central, los riñones, los pulmones y afectar el desarrollo neurológico de los fetos. El límite máximo recomendado es de 1 miligramo por kilogramo de tejido. En los delfines, Trujillo ha registrado niveles de entre 16 y 42, cifras completamente fuera de norma.

Comunidades indígenas: otra víctima invisible

No solo los delfines sufren. Estudios del International Pollutants Elimination Network (IPEN) y diversas universidades han revelado que comunidades indígenas de Colombia, Brasil, Perú y Bolivia presentan concentraciones alarmantes de mercurio en su organismo.

En una comunidad colombiana, se registraron más de 22 mg/kg en muestras de cabello, una cifra 22 veces mayor al umbral recomendado. Para Trujillo, la conexión entre salud ambiental y humana es clara: "Estamos empezando a ver evidencia en las comunidades indígenas —problemas neurológicos, dificultades cognitivas— y sabemos que el mercurio es responsable".

Un día en la operación rescate: 15 minutos críticos

Capturar un delfín rosado no es una tarea sencilla ni rápida. El equipo dispone de solo 15 minutos para realizar todas las pruebas médicas necesarias sin comprometer la vida del animal.

  • Microchips para identificar cada ejemplar.
  • Ecografías para revisar pulmones, corazón e hígado.
  • Muestras de piel para estudiar bacterias y virus.
  • Análisis de sangre y tejido para verificar exposición a metales pesados.

Un detalle importante es calmar al animal. "Nunca han sentido la palma de una mano... Intentamos tranquilizarlos todo el tiempo", dice Trujillo mientras cubre los ojos de un delfín con un paño y le murmura palabras suaves.

Resistencia a antibióticos y nuevas amenazas sanitarias

Las investigaciones de Omacha han revelado hallazgos aún más preocupantes: bacterias resistentes a antibióticos, infecciones respiratorias y posibles nuevos virus, como cepas del papilloma. Esto refuerza la idea de que las enfermedades zoonóticas no están limitadas a mercados asiáticos o la selva africana; también acechan en los tranquilos meandros del Amazonas.

El delfín rosado: de tesoro cultural a especie en peligro

El delfín rosado ha sido declarado en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) desde 2018. Pese al misticismo que los rodea en el folclore amazónico —donde se los retrata como seres capaces de transformarse en humanos— su supervivencia está gravemente comprometida.

Actualmente se estima que existen entre 30.000 y 45.000 delfines rosados en toda la cuenca del Amazonas, pero estos números son inciertos y podrían ser mucho menores debido a la fragmentación del hábitat, tráfico fluvial, enredos con redes de pesca, sobrepesca y, por supuesto, la contaminación por mercurio.

Colombia y la región: ¿están haciendo lo suficiente?

En 2018, Colombia prohibió el uso de mercurio en la minería. En 2024, ratificó la Convención de Minamata y presentó un plan de acción para reducir su uso. Pese a ello, la minería ilegal persiste.

Brasil ha iniciado operativos contra la minería ilegal en la Amazonía, incluyendo medidas como restringir el uso de internet satelital para cortar logística. Perú decomisó recientemente cuatro toneladas de mercurio. Ecuador, Guyana y Surinam han presentado planes de reducción del uso en minería artesanal.

Pero para muchos expertos, estas medidas son insuficientes. "Las operaciones aún son irregulares y poco frecuentes. La Amazonía es tan vasta y su acceso tan complejo, que los mineros ilegales se adaptan fácilmente a los controles", advierte Trujillo.

Una guerra contra el tiempo y el olvido

Fernando Trujillo lo pone en palabras crudas: "Estamos a un paso de que los delfines rosados pasen de estar en peligro a estar en peligro crítico... y, eventualmente, extintos".

Sus investigaciones también lo han afectado en lo personal. Hace tres años, en un control rutinario, descubrió que tenía 36 veces más mercurio en su sangre que el nivel considerado seguro (36,4 mg/kg). Ha logrado reducirlo a 7, pero el precio de estudiar estos animales con tanto fervor le ha pasado factura.

La historia del delfín rosado es también la historia de un ecosistema que agoniza. De comunidades indígenas cuya salud está siendo erosionada por un sistema extractivo y negligente. Y de un puñado de científicos y pescadores que luchan contra corrientes más poderosas que el propio río.

Pero también es una historia de esperanza. Cada análisis, cada microchip implantado, y cada informe científico es una pequeña victoria contra la extinción. Y mientras haya personas como Trujillo y su equipo, el delfín rosado seguirá nadando —aunque herido— por las arterias de Sudamérica.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press