Revive el Mercosur: El acuerdo con la EFTA que desafía al proteccionismo global
El bloque sudamericano firma un tratado histórico con Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza en un contexto de tensiones comerciales internacionales
Una alianza inesperada en tiempos de incertidumbre
En medio de una atmósfera global marcada por tensiones comerciales y políticas proteccionistas cada vez más intensas, el bloque sudamericano Mercosur ha dado un paso audaz firmando un inédito acuerdo de libre comercio con los países de la AELC (Asociación Europea de Libre Comercio): Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.
Este pacto, sellado en Río de Janeiro por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, representa un salto cuantitativo y cualitativo para reforzar una relación histórica con naciones europeas, aun fuera de la Unión Europea. La nueva zona de libre comercio cubrirá un mercado de aproximadamente 300 millones de personas y un PIB combinado superior a los 4,3 billones de dólares.
¿Quiénes son los actores clave del acuerdo?
- Mercosur: Bloque sudamericano fundado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Bolívar, su esencia fundacional, renace hoy con una nueva visión comercial.
- AELC (EFTA, por sus siglas en inglés): Asociación que incluye a Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, creada en 1960 como una alternativa a la entonces naciente Comunidad Económica Europea.
Ambas partes comparten un principio transversal: el multilateralismo económico en tiempos de creciente proteccionismo.
Una declaración contraria al proteccionismo de Estados Unidos
La firma del acuerdo tuvo también un tono estratégico. El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, puntualizó en su discurso que "incluso en un mundo marcado por tensiones comerciales y proteccionismo creciente, seguimos siendo defensores del comercio internacional basado en reglas". Un claro mensaje contra las políticas arancelarias impuestas por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien en su mandato elevó los aranceles a productos brasileños hasta un 50% como respuesta a varios desacuerdos diplomáticos y la causa judicial contra Jair Bolsonaro.
Un nuevo horizonte para el comercio birregional
Este pacto afecta significativamente al intercambio de bienes, servicios, inversiones y propiedad intelectual. Según el comunicado conjunto, más del 97% de las exportaciones de ambas regiones obtendrán mejoras en el acceso al mercado, reduciendo precios y generando nuevas oportunidades.
Entre los productos destacados están la carne vacuna sudamericana que podría llegar a precios más competitivos a los consumidores noruegos o suizos, así como chocolates suizos y bacalao noruego que entrarían con menores restricciones a mercados como el argentino o brasileño.
Datos duros del acuerdo
- Población beneficiada: cerca de 300 millones de personas
- PIB combinado: más de $4,3 billones (USD)
- Ámbitos cubiertos: bienes, servicios, inversiones, propiedad intelectual, normas fitosanitarias y más
- Negociaciones: comenzaron en junio de 2017 en Buenos Aires, con 14 rondas
Para entrar en vigor, el tratado debe ser ratificado por los ocho países firmantes en sus respectivos parlamentos.
¿Por qué es relevante este paso?
En una fase en la que la economía global vive una reconfiguración geopolítica, con China y EE. UU. liderando un nuevo orden de bloques regionales, Mercosur tiene una ventana única para multiplicar su proyección. Brasil, en particular, está apuntando a diversificar sus socios comerciales lejos de su dependencia tradicional de EE. UU. y China.
Según el canciller brasileño, la diplomacia económica busca también cerrar negociaciones similares con Emiratos Árabes Unidos, reanudar el diálogo con Canadá y fortalecer los lazos con México e India.
Lula da Silva: “Multilateralismo en acción”
El presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva escribió en la red social X (anteriormente Twitter) que el tratado "resalta la importancia del multilateralismo, el fortalecimiento de nuestro bloque y nuestras alianzas con países europeos".
Lula ha repetido constantemente su visión de un “nuevo sur global”, donde Sudamérica puede actuar como intermediario entre potencias en conflicto. Este acuerdo es una muestra de cómo la diplomacia suramericana puede generar impacto real.
Mercosur y Europa: Una historia de encuentros y desencuentros
No es la primera vez que el Mercosur intenta cerrar acuerdos con Europa. El tratado más ambicioso hasta la fecha con la Unión Europea fue acordado en diciembre, tras casi 25 años de arduas negociaciones. Sin embargo, su ratificación se encuentra estancada.
Algunos países europeos, como Francia, han mostrado reservas, principalmente por cuestiones medioambientales y de normas de protección al consumidor. En contraste, el acuerdo con la AELC resulta pragmático, acelerado y menos politizado.
¿Qué significa esto para el consumidor común?
Más allá de los tecnicismos diplomáticos y económicos, estos acuerdos terminan traduciéndose en el supermercado, el comercio digital y la empleabilidad. En América del Sur, podrá verse una mayor oferta de productos importados a precios más bajos y con estándares de calidad europeos.
Por ejemplo:
- Suiza: chocolates y relojes con menos impuestos
- Noruega: bacalao fresco y productos pesqueros sin barreras
- Brasil: mayor exportación de carne, frutas y café con valor agregado
Para los trabajadores y las industrias de exportación suramericanas, este acuerdo abre una puerta inédita a nuevos mercados con alto poder adquisitivo y preferencias sofisticadas. Incluso los sectores tecnológicos y de servicios financieros podrían beneficiarse dada la alta bancarización y el avance digital de países como Suiza y Liechtenstein.
Un paso estratégico frente a la rivalidad de grandes potencias
El contexto no es incidental. Mientras China avanza con su iniciativa de la Ruta de la Seda y EE. UU. rediseña su política exterior con nuevos vetos y sanciones, América del Sur se reafirma como un actor con capacidad de negociación global.
El hecho de firmar un tratado de libre comercio con países ricos pero no pertenecientes a la UE demuestra madurez estratégica y autonomía regional.
El profesor Andrés Malamud, politólogo argentino e investigador en la Universidad de Lisboa, sostiene: “Mercosur ha aprendido que diversificar no es aislarse; es integrarse con múltiples jugadores sin depender de un solo eje”.
Retos en el horizonte
A pesar del entusiasmo, el acuerdo enfrenta varios desafíos:
- Ratificación parlamentaria: puede tardar meses o incluso enfrentar rechazo en alguno de los ocho países.
- Convergencia regulatoria: adaptar estándares sanitarios y técnicos puede ser engorroso para algunos sectores productivos.
- Impacto asimétrico: ciertas industrias pueden verse desfavorecidas si no modernizan sus procesos.
Sin embargo, los beneficios pueden ser duraderos si se acompaña el tratado con políticas públicas de capacitación laboral, reconversión y apoyo a pymes.
¿Qué sigue para Mercosur?
El interés por acuerdos bilaterales se intensifica. Tras este tratado con la AELC, el Mercosur buscará culminar negociaciones con el Consejo de Cooperación del Golfo, reactivar diálogos con Canadá y alcanzar alianzas con potencias emergentes de Asia.
Asimismo, los ojos están puestos en la posibilidad de que países como Bolivia, que ya tiene una participación parcial, puedan convertirse en miembros plenos del bloque, aumentando el peso geopolítico del sur.
Mercosur: ¿Un nuevo actor global?
Hace apenas una década, el Mercosur era criticado incluso dentro de sus filas por su lentitud, falta de resultados comerciales y excesiva dependencia ideológica. Este acuerdo puede marcar un nuevo ciclo de apertura, pragmatismo y relevancia internacional.
Como diría el analista brasileño Rubens Barbosa: “Está renaciendo un Mercosur sin complejos, capaz de sentarse en distintas mesas del poder global”.