Rivian desafía la incertidumbre: ¿puede salvarse con su megaplantación de autos eléctricos en Georgia?

En un entorno hostil para los vehículos eléctricos y tras pérdidas millonarias, Rivian apuesta todo a su nueva planta en Georgia. ¿Es su jugada maestra o una última llamada de auxilio?

Rivian planta bandera en Georgia pese al escepticismo del mercado

Mientras algunos titanes de la industria automotriz pisan el freno frente al lento crecimiento de los vehículos eléctricos (VE) en Estados Unidos, Rivian, una joven e innovadora compañía con sede en California, ha decidido acelerar a fondo. A pesar de la pérdida de incentivos fiscales, la incertidumbre macroeconómica y un mercado cada vez más competitivo, Rivian dio inicio recientemente a la construcción de su esperada planta de $5 mil millones en el estado de Georgia. Esta decisión, que para muchos analistas parece arriesgada en el contexto actual, promete cambiar radicalmente el panorama productivo de la marca.

Un mercado de VE que pisa con cautela

De acuerdo con datos de Cox Automotive, en la primera mitad de 2025, las ventas de VE en EE. UU. crecieron apenas un 1.5%, una clara señal de desaceleración frente al entusiasmo de años anteriores. Aunque firmas como Tesla continúan dominando con un 45% del mercado, su dominio se está erosionando a medida que General Motors (13%) y otras marcas tradicionales se afianzan. En comparación, Rivian solo representó un 3% del mercado en ese mismo período. No obstante, ese porcentaje le otorga una particular distinción: es la startup más exitosa del sector, excluyendo a Tesla.

La supervivencia está en juego

Según Alex Oyler, director para Norteamérica en la firma SBD Automotive, "para Rivian, es una cuestión de vida o muerte. La clave de la rentabilidad está en la escala, pero no se puede escalar si tu coche más barato cuesta $70,000". Actualmente, los modelos R1T y R1S de Rivian (camioneta y SUV, respectivamente) parten de los $71,000, mientras que su fábrica en Illinois se encargará de producir los nuevos R2, con un precio base más asequible de $45,000. Si estos modelos triunfan junto al futuro R3 aún más económico, la planta de Georgia será necesaria para incrementar la capacidad productiva.

Según los planes, esta planta podrá producir 200,000 vehículos anualmente a partir de 2028, con la opción de duplicar dicha capacidad en una segunda fase. Para una empresa que espera entregar entre 40,000 y 46,000 unidades este año —menos que en 2024—, ese salto productivo será fundamental.

Un impulso de Volkswagen y el gobierno de EE. UU.

Tras interrumpir las obras por problemas de flujo de caja el año pasado, Rivian fue rescatada por dos aliados inesperados: Volkswagen, que inyectó $5.8 mil millones a cambio de acceso a su tecnología de software, y la administración de Joe Biden, que aprobó un préstamo federal de $6.6 mil millones destinado a la construcción de la planta georgiana. Esto ocurrió justo antes de que Donald Trump, tras asumir la presidencia en 2025, revocara los créditos fiscales de hasta $7,500 por compra de VE, lo que representa un golpe de $140 millones anuales para Rivian.

No obstante, Alan Hoffman, jefe de políticas públicas de la marca, asegura que la empresa no depende de los subsidios: "No construimos esta compañía a base de incentivos fiscales. Creemos que podemos competir porque nuestros vehículos son superiores".

La fórmula de Georgia: incentivos a cambio de empleos

El estado de Georgia, por su parte, puso en la mesa un paquete de $1,500 millones en estímulos para atraer a Rivian, a cambio de que la empresa genere al menos 7,500 empleos con un salario promedio de $56,000 al año. Según el gobernador republicano Brian Kemp, quien sueña con hacer de Georgia “la capital de la movilidad eléctrica de América”, este proyecto transformará la región. Como parte del acuerdo, ya se han invertido $175 millones en mejoras infraestructurales y adquisición de terrenos.

Pero no todos están contentos. Vecinos como Eddie Clay, que vive a menos de una milla de la planta, se oponen al proyecto, alegando contaminación de aguas subterráneas y destrucción del entorno rural. “Planeaba morir en mi porche, tranquilo... y el proyecto más grande del estado tiene que construir justo junto a mí”, se lamenta Clay.

El reto de escalar en un mercado turbio

Las acciones de Rivian han caído más del 80% desde su salida a bolsa en 2021. En la primera mitad de 2025, la compañía reportó pérdidas de $1.66 mil millones. Mientras empresas como Stellantis cancelan totalmente sus programas eléctricos (como el de la RAM EV) y Ford retrasa su planta en Tennessee, Rivian elige avanzar. ¿Por qué tan distinto su enfoque?

Rivian apostó desde el inicio por un nicho poco explorado: camionetas y SUVs eléctricos. Primero llegó con fuerza, ofreciendo una alternativa atractiva a los modelos tradicionales. Pero ahora, ese nicho se ha llenado de competidores como la F-150 Lightning o el Chevrolet Silverado EV. La diferencia está en el enfoque vertical de Rivian: diseña y produce sus propios componentes clave, incluyendo software, estructuras y sistemas eléctricos.

El fantasma de la competencia china y los aranceles

Rivian también lidia con factores externos que amenazan su operación: aranceles de $2,000 por vehículo y la creciente amenaza de vehículos eléctricos chinos más baratos y tecnológicamente avanzados. China, actualmente el mayor productor de autos eléctricos del mundo, ha acaparado la atención internacional con marcas como BYD, XPeng y NIO ganando impulso global.

¿Por qué todo esto importa tanto?

Porque Rivian no es solo una empresa automotriz. Es un símbolo de la “nueva guardia” tecnológica-industrial norteamericana que busca plantarle cara a Tesla y a los gigantes automotrices tradicionales. Su proyecto en Georgia pone a prueba no solo su capacidad industrial, sino también la política económica de EE. UU., el futuro del empleo en el sur del país y la viabilidad del sueño verde estadounidense.

Una apuesta a largo plazo

Hoffman lo sintetiza así: "Estamos aquí para el largo plazo. Creemos que podemos competir con cualquiera y que, cuando se nos dé la oportunidad, vamos a sobresalir".

Tiempo, capital y fe son los ingredientes que hoy sostienen a Rivian. Pero si su planta en Georgia logra despegar como está previsto, podríamos estar ante el punto de inflexión que definiría a la empresa como la futura protagonista del transporte eléctrico estadounidense.

¿Un nuevo Detroit en el sur?

El éxito —o fracaso— de Rivian en Georgia podría marcar el inicio de una transformación industrial en el sur de Estados Unidos. Estados como Georgia, Tennessee y Alabama están apostando fuerte por la electrificación del transporte como vía de desarrollo económico. Pero necesitan más que promesas: necesitan resultados tangibles.

Si Rivian logra alcanzar su objetivo y consolidarse como marca asequible de calidad para el gran público (algo que Tesla tardó más de una década en lograr plenamente), entonces Georgia no solo habrá ganado una planta. Habrá ganado un lugar en la historia industrial del siglo XXI.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press