Tampa Bay Rays: ¿Nueva era con nuevo estadio y cambio de propietarios?
La historia interminable del estadio de los Rays y cómo el futuro de la franquicia podría cambiar radicalmente con una venta inminente y posibles planes de expansión de la MLB
Un futuro incierto que suena a oportunidad
La Major League Baseball (MLB) vive días decisivos con respecto al futuro de una de sus franquicias más problemáticas en términos de asistencia y estadios: los Tampa Bay Rays. Bajo el mandato de su actual propietario, Stu Sternberg, el equipo ha navegado durante casi dos décadas en un mar de incertidumbres sobre dónde jugará a largo plazo. Ahora, con la inminente venta del equipo a un grupo liderado por Patrick Zalupski, según las palabras del comisionado Rob Manfred, se abre una nueva era para buscar, al fin, un estadio digno y estable para los Rays.
Tropicana Field: un hogar que nunca lo fue del todo
Desde su fundación en 1998, los Rays han jugado en Tropicana Field, ubicado en St. Petersburg, Florida. Sin embargo, este estadio ha sido objeto de críticas constantes: se trata de una estructura cerrada, sin el encanto de otros parques de grandes ligas, y es conocido por su baja asistencia. De hecho, los Rays han ocupado repetidamente los últimos lugares en asistencia promedio de la liga, incluso en temporadas exitosas dentro del diamante.
- Capacidad: 25,000 espectadores (reducida desde su capacidad original).
- Asistencia promedio 2023: aproximadamente 17,800 aficionados por partido.
- Ranking en asistencia MLB 2023: puesto 27 de 30 franquicias.
El estadio fue construido a finales de los 80, mucho antes de que los Rays existieran, con la esperanza de atraer una franquicia de expansión o reubicación. Su adaptación al béisbol fue un “parche” temporal que se ha alargado injustificadamente más de lo debido.
Intentos fallidos: una cronología de la frustración
Bajo la dirección de Sternberg, los Rays han presentado y abandonado múltiples planes para construir un nuevo estadio. Veamos algunos:
- 2007: Propuesta para construir en el sitio del estadio Al Lang, en la costa de St. Petersburg → rechazo por parte pública y jurídica.
- 2018: Proyecto moderno en Ybor City, Tampa → cancelado por falta de financiamiento.
- 2023: Complejo multimillonario junto al Tropicana Field por $1.3 mil millones → fue retirado en marzo, citando los estragos del huracán Milton y demoras administrativas.
La frecuencia de estos fracasos ha irritado a muchos aficionados y al mismo comisionado, Rob Manfred. Sin embargo, con la posible venta del club, Manfred ve esto como una "hoja en blanco" para replantear la estrategia desde cero.
¿Por qué cambiar de dueño podría cambiarlo todo?
Patrick Zalupski y su grupo aspirante a propietarios tienen, según destacó Manfred, “raíces profundas en Tampa”. Este simple detalle podría cambiar radicalmente la estrategia para asegurar una sede permanente. La clave no solo es económica, sino emocional y comunitaria.
Zalupski, CEO de Dream Finders Homes, una empresa de bienes raíces con sede en Jacksonville, Florida, podría ser el actor indicado para negociar con líderes comunitarios, captar inversores locales y, sobre todo, generar entusiasmo genuino por el béisbol en Tampa Bay.
Y mientras tanto... ¿dónde juegan?
Debido a los daños sufridos en Tropicana Field tras el huracán Milton, los Rays han estado jugando esta temporada en Steinbrenner Field, el hogar de entrenamiento primaveral de los Yankees en Tampa. Sin embargo, este estadio es inferior en infraestructura y, como resaltó Manfred, ha sufrido 16 retrasos por lluvia en solo 15 juegos esta temporada, acumulando más de 14 horas de demoras.
“Es una solución temporal adecuada para este año, pero no podemos contemplar quedarnos aquí a largo plazo”, añadió Manfred. Con un clima tropical propenso a tormentas, jugar en un estadio sin techo no tiene sentido logístico ni comercial.
La expansión de la MLB y su impacto en los Rays
Manfred ha reiterado en varias ocasiones que MLB planea expandirse de 30 a 32 equipos, pero antes deben resolverse los temas de estadio de los Rays y los Oakland Athletics, que ya están construyendo su nuevo hogar en Las Vegas con fecha proyectada de apertura en 2028.
“Solo cuando tanto Tampa Bay como Oakland estén establecidos en nuevos estadios, podremos avanzar con la expansión”, dijo el comisionado. Y aquí es donde entra un tema fascinante: la posible realineación de divisiones como consecuencia directa de la expansión.
¿Un nuevo realineamiento?
La idea de reestructurar las divisiones no es nueva, pero gana fuerza con el crecimiento de la liga. En los años 90, hablar de cambiar de división era visto casi como una traición por los propietarios. Sin embargo, Manfred afirmó que hoy en día los dueños son más pragmáticos y buscan entender cómo estos cambios impulsan el negocio.
“Hoy cuando hablas con los dueños dicen: ‘Explícame cómo esto puede hacer crecer mi negocio’. Esa es una mentalidad muy diferente.” — Rob Manfred
Esto abre la puerta a distribuciones más geográficas que reduzcan traslados y favorezcan rivalidades regionales, algo que, para un equipo como los Rays, podría representar más ingresos por televisión, asistencia y rivalidades fortalecidas.
Florida: ¿santuario para el béisbol o territorio hostil?
A pesar de todo, Manfred se muestra tajante: “Florida es el lugar correcto para esta franquicia”. Defiende que la zona de Tampa Bay tiene “oportunidades que deben explotarse” para retener un equipo de Grandes Ligas. Ya lo vivió la región con la partida de los Montreal Expos a Washington cuando no se encontró una solución local.
El reto está en cómo canalizar esta convicción en acciones concretas. La nueva dirección del club tendrá que:
- Fijar prioridades claras en cuanto a ubicación del estadio. ¿Volver a Ybor? ¿Otra zona en Tampa?
- Construir relaciones con líderes locales y posibles socios comerciales.
- Vincular emocionalmente al equipo con la comunidad: campañas escolares, eventos en barrios, descuentos, etc.
Una oportunidad de oro para redefinir la franquicia
Con un historial de éxito dentro del campo —varias postemporadas consecutivas, desarrollo de talento excepcional y un cuerpo técnico reconocido—, los Rays merecen una infraestructura que esté a la altura de su rendimiento. Es hora de que el equipo deje atrás el estigma de “franquicia provisional” para convertirse en una potencia establecida del sur de Estados Unidos.
Y eso empieza con algo tan fundamental como un estadio adecuado y un enfoque a largo plazo. La posible gestión de Zalupski y la guía estratégica de un comisionado experimentado como Manfred podrían finalmente darle al béisbol de Tampa Bay el hogar que merece.
Lo que se juega no es solo un estadio, sino el alma y la permanencia de una franquicia que, pese a todas las adversidades, sigue luchando por demostrar que sí pertenece al mapa de la MLB.