¿Genocidio en Gaza? La encrucijada moral y política de la guerra que sacude Medio Oriente

Con más de 64,000 muertos y una nueva ofensiva sobre Gaza City, organizaciones humanitarias y líderes internacionales piden que se detenga lo que llaman una masacre sin precedentes

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El costo humano de una guerra interminable

El conflicto en la Franja de Gaza ha alcanzado un punto crítico que sobrepasa incluso los ya elevados estándares establecidos durante décadas de tensiones entre Israel y el pueblo palestino. Lo que comenzó como una respuesta militar al violento ataque de Hamas en octubre del 2023, se ha convertido en una campaña de represalias que, según una comisión de expertos de las Naciones Unidas, constituye un posible genocidio en curso.

Israel ha lanzado una nueva ofensiva terrestre en Gaza City, devastada por casi dos años de bombardeos constantes. En paralelo, organizaciones internacionales como Save the Children, el Norwegian Refugee Council y Anera exigen acción inmediata de la comunidad internacional. El llamado es claro: "Este momento exige acción decisiva, no retórica ni medidas a medias".

¿Qué es el genocidio y por qué se acusa a Israel?

El genocidio, definido por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948, significa actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Entre estos actos se incluyen asesinatos, lesiones graves, imposición de condiciones de vida que conduzca a su destrucción física y transferencia forzada de niños.

Según la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, varios de estos criterios se estarían cumpliendo en Gaza: desplazamientos masivos forzados, hambre deliberada, ataques sistemáticos a zonas civiles y una cifra de muertos que se aproxima peligrosamente a las 65,000 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza. La mitad de los fallecidos son mujeres y niños.

Una ofensiva que arrasa con vidas e historia

La noche del martes al miércoles, bombardeos israelíes provocaron al menos 16 muertes, incluidos mujeres y niños. Tres de esas muertes ocurrieron en el campamento de refugiados de Shati, en Gaza City, donde una madre y su hijo murieron al ser alcanzados por un misil en su hogar. En el área urbana de Nuseirat, centro de Gaza, un ataque causó la muerte de una mujer embarazada. En Khan Younis, una familia de tres pereció en su tienda de campaña tras otro bombardeo.

No solo se están perdiendo vidas humanas. Un almacén arqueológico en Gaza, que contenía objetos de más de 25 años de excavación —incluyendo un monasterio bizantino del siglo IV—, también fue alcanzado. A pesar de los esfuerzos de última hora para trasladar las piezas, muchas fueron destruidas o están ahora expuestas al clima, sin garantías de seguridad.

El desplazamiento masivo: Gaza vacía sus ciudades

Antes del comienzo de la más reciente incursión en Gaza City, cerca de un millón de personas vivían en esa región. Hoy, la ONU estima que más de 238,000 personas han huido en el último mes del norte del enclave. Israel habilitó esta semana una nueva vía de evacuación al sur, a través de la calle Salah al-Din, durante dos días debido al avance militar.

Pero la capacidad de movimiento de los civiles es limitada. Muchos no tienen vehículos, y aquellos que logran escapar, lo hacen cargando colchones y pertenencias sobre automóviles improvisados. La ONU, en su evaluación más reciente, advierte que al menos 500,000 palestinos permanecen atrapados en Gaza City, sin acceso confiable a agua potable, electricidad o atención médica.

Hamas, un adversario fragmentado

Desde el punto de vista estratégico, Israel afirma que necesita destruir la infraestructura militar de Hamas. Fuentes militares apuntan que en Gaza City aún operan entre 2,000 y 3,000 combatientes del grupo islamista. Se refugian en túneles subterráneos y emplean tácticas de guerrilla. Aunque su capacidad militar ha sido severamente mermada, sigue siendo una amenaza latente.

El 7 de octubre de 2023, Hamas lideró un ataque contra Israel que causó alrededor de 1,200 muertes, en su mayoría civiles, y secuestró a 251 personas. Ese acto horrorizó a la comunidad internacional y fue la chispa que detonó el actual ciclo de violencia. Sin embargo, ¿puede una respuesta militar con decenas de miles de muertos justificarse como legítima defensa?

Reacciones internacionales: ¿basta con condenas?

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar condenó con firmeza esta semana la ofensiva terrestre israelí, a la que calificó como "una extensión de la guerra genocida contra el pueblo palestino". Su furia se intensificó luego de que un ataque israelí matara a cinco miembros de Hamas y un funcionario de seguridad local en días recientes.

También el Secretario General de la ONU, António Guterres, reafirmó su posición sobre la urgente necesidad de una solución de dos Estados: "Sin una solución de dos Estados, no habrá paz en Medio Oriente y el extremismo se expandirá como consecuencia". Israel y Estados Unidos, por su parte, boicotean la posibilidad de que la Asamblea General de la ONU reconozca oficialmente al Estado de Palestina en su próxima sesión.

¿Puede hacer algo la comunidad internacional?

Las más de 20 organizaciones humanitarias que operan en Gaza, como Anera y Save the Children, están exigiendo que los Estados "utilicen todas las herramientas políticas, económicas y legales" para frenar la ofensiva israelí. En otras palabras, piden sanciones internacionales, embargo de armas y presiones diplomáticas.

El historial de sanciones globales en conflictos similares nos ofrece perspectivas mixtas. Si bien en el caso de Sudáfrica el aislamiento internacional ayudó a terminar con el apartheid, en otros casos —como Siria o Corea del Norte— las sanciones no lograron detener las atrocidades.

Una catástrofe humanitaria en tiempo real

El sistema de salud en Gaza está colapsado. El hospital Al-Shifa, en Gaza City, atiende a heridos acostados en el suelo, sin camas, oxígeno, anestesia ni capacidad quirúrgica. La ONU alerta de condiciones de hambruna inminente, al no poder ingresar suficiente ayuda humanitaria debido a los bloqueos y la inseguridad.

Se calcula que, desde el inicio del conflicto, más de 70% de la población ha perdido su hogar. Las escuelas están abarrotadas de desplazados, que además carecen de alimentos, medicamentos y abrigo. Los niños, que suman casi la mitad de los fallecidos, están siendo testigos de una violencia destinada a marcar generaciones.

¿Hacia dónde vamos?

Mientras Israel persiste con sus operaciones, Hamas se reorganiza y la comunidad internacional debate sin decisiones firmes, Gaza se desangra. Las palabras del Secretario General de la ONU resuenan como una advertencia sombría: "Este conflicto no solo ahoga el presente del Medio Oriente, sino que amenaza con definir el futuro del planeta entero".

La pregunta ya no es simplemente cómo detener a Hamas, sino cómo detener la maquinaria de destrucción que devora niños, historia y esperanza en Palestina. ¿Podremos mirar atrás dentro de algunos años sin preguntarnos: por qué no hicimos más?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press