Choque político ante posible cierre del gobierno en EE.UU.: ¿Quién cederá primero?
Demócratas y republicanos miden fuerzas mientras se acerca el 30 de septiembre, en disputa por subsidios de salud y el control del mensaje político
El reloj avanza: otra amenaza de cierre en Washington
Como si de una película repetida se tratara, el Congreso de Estados Unidos se enfrenta una vez más a una cuenta regresiva para evitar el cierre del gobierno. El 30 de septiembre marca el fin del año fiscal federal y, con él, la necesidad de aprobar un nuevo paquete de financiamiento para mantener abiertas las agencias gubernamentales. Pero en el Capitolio, lo que debería ser un ejercicio técnico se ha transformado nuevamente en una batalla ideológica con consecuencias reales para millones de ciudadanos.
Subsidios de salud en el centro de la tormenta
¿La manzana de la discordia? Los subsidios a la atención médica implementados durante la pandemia de COVID-19, que permitieron a millones de estadounidenses de bajos y medianos ingresos acceder a seguros a precios asequibles a través del Affordable Care Act (Obamacare). Estos subsidios, que expiran a final de año, son ahora exigidos por los demócratas como condición para apoyar cualquier resolución presupuestaria provisional.
Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado, ha asegurado: “Los demócratas no quieren un cierre, pero los republicanos no pueden simplemente excluirnos del proceso”. La presión desde su propio partido aumenta, especialmente después de su criticada decisión en marzo de apoyar una resolución republicana que evitó un cierre pero cedió en aspectos clave.
Los republicanos contraatacan: "Un proyecto limpio"
Los líderes republicanos, por su parte, acusan a los demócratas de querer insertar políticas ajenas en una medida que, según ellos, busca únicamente mantener el gobierno abierto de forma provisional hasta el 21 de noviembre. John Thune, líder de mayoría republicana en el Senado, afirmó: “Tienen una elección: pueden negociar o pueden cerrar el gobierno, y asumir las consecuencias”.
Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, fue más directo: “Están intentando insertar materias no relacionadas en una medida de extensión limpia. No va a funcionar”, dijo a CNBC. Su propuesta incluye un paquete de financiamiento a nivel actual con algunos recursos adicionales, como $88 millones para reforzar la seguridad de legisladores y miembros del poder judicial, en respuesta al asesinato del activista conservador Charlie Kirk.
El riesgo político para ambos bandos
Un cierre gubernamental no es un asunto menor. A partir del 1 de octubre, agencias federales tendrían que suspender actividades, y más de 2 millones de empleados considerados “no esenciales” —incluidos algunos trabajadores militares— dejarían de recibir salario. El impacto va más allá de los números: servicios como la seguridad alimentaria, el procesamiento de visas o la supervisión ambiental se verían comprometidos.
Donald Trump, en su estilo característico, ha encendido aún más el debate con declaraciones como: “No se molesten en negociar con ellos. Aunque les den todos sus sueños, igual votarán en contra”. Para los demócratas, estas palabras prueban que el expresidente —y ahora principal figura de facto del Partido Republicano— desea abiertamente un colapso institucional.
¿Un déjà vu de 2018-2019?
La actual confrontación recuerda al cierre de 35 días que se produjo entre diciembre de 2018 y enero de 2019, el más largo en la historia de EE.UU. Aquella vez, Trump exigía fondos para construir un muro fronterizo. El cierre terminó sólo cuando aumentó la presión pública y económica, particularmente de sectores afectados como la aviación civil y el control de alimentos.
Según cifras del Congressional Budget Office, ese cierre le costó a la economía estadounidense cerca de $11 mil millones, de los cuales $3 mil millones nunca se recuperaron. Esta vez, los actores parecen haber aprendido poco.
Schumer, Jeffries y la unidad demócrata en duda
En marzo, Chuck Schumer votó con los republicanos para evitar un cierre, argumentando que permitir uno le daría al entonces presidente Trump más libertad para recortar programas esenciales. Esa postura le valió duras críticas dentro del ala progresista del partido, y una breve ruptura con Hakeem Jeffries, líder demócrata en la Cámara.
Hoy ambos aseguran estar unidos. “Las cosas han cambiado”, insiste Schumer, quien asegura que la ciudadanía está ahora más alerta a los ataques contra Medicaid, el seguro público para personas de bajos recursos, que fueron parte de la reciente “gran ley” impulsada por Trump para reducir gastos.
¿Qué tan populares son estos subsidios?
Desde su creación en 2021, los subsidios temporales dentro del American Rescue Plan ayudaron a reducir el costo promedio del seguro de salud en un 40%, según datos del Kaiser Family Foundation. Cerca de 13 millones de personas accedieron a seguros con primas inferiores a $10 mensuales.
Los demócratas insisten en que eliminarlos ahora provocaría aumentos inmediatos en los costos de salud para familias enteras. Algunos republicanos están abiertos a su extensión, pero quieren cambios profundos al Obamacare que los demócratas difícilmente aceptarían.
El factor base electoral
Ambos partidos están atentos al impacto que pueda tener este juego de fuerza en sus respectivas bases. Para los demócratas, ceder de nuevo podría traducirse en un descontento que afecte las elecciones legislativas de 2026. Para los republicanos, verse como los culpables de un cierre que afecte a militares y trabajadores federales podría ser un revés de imagen, especialmente en estados donde el gobierno es un gran empleador.
Un proyecto alternativo: ¿una nueva vía o más división?
Los demócratas prometieron presentar un proyecto alternativo, pero hasta el miércoles no lo habían hecho. Mientras tanto, los republicanos avanzan con su propuesta, que según afirman cumple con lo que exigieron siempre los demócratas en el pasado: un presupuesto provisional sin aditamentos partidistas.
Pero lo que antes se llamaba “limpio”, hoy puede interpretarse como una omisión calculada de necesidades populares clave como la salud.
El telón de fondo: amenazas e inseguridad
A diferencia de debates presupuestarios previos, este ocurre en un contexto de crecientes tensiones físicas para los legisladores. Las amenazas personales han aumentado de forma alarmante, según informes del Capitol Police, lo cual ha requerido más recursos en seguridad. El asesinato de Charlie Kirk ha puesto aún más presión para proteger a figuras públicas, y el presupuesto republicano incluye provisiones especiales para ello.
¿Quién cederá primero?
La negociación permanece trancada. La historia reciente sugiere que, al final, ambos partidos terminan haciendo concesiones. Pero también da cuenta del desgaste institucional y la polarización extrema que impide gobernar sin crisis constantes.
Mientras, millones de estadounidenses esperan con incertidumbre lo que ocurra en Washington. Del seguro médico familiar al funcionamiento del sistema judicial, todo está sobre la mesa. Y como cada vez que se amenaza con un cierre, las consecuencias no las pagan los políticos, sino el ciudadano común.
Fuentes clave:
- Kaiser Family Foundation: "Health Insurance Marketplace Calculator"
- Congressional Budget Office: "The Effects of the Partial Federal Shutdown" (enero 2019)
- Congressional Research Service: "Shutdowns of the Federal Government: Causes, Processes, and Effects"