Elecciones con rebeldía: los nuevos rostros del progresismo en la política estadounidense

Francesca Hong y Joel Willett desafían al status quo con propuestas para la clase trabajadora y una crítica frontal al trumpismo

Un nuevo ciclo electoral, nuevas voces con viejas heridas

Con las elecciones estatales y federales de 2026 en el horizonte, surgen nuevas figuras en la política estadounidense que desafían las estructuras tradicionales, prometen representar a la clase trabajadora y denuncian abiertamente lo que consideran un clima autoritario impulsado por el trumpismo. Dos nombres han captado especialmente la atención esta semana: la legisladora estatal Francesca Hong en Wisconsin y el exoficial de la CIA Joel Willett en Kentucky. Ambos, desde contextos distintos, representan una nueva izquierda que no teme levantar la voz contra las instituciones, el poder económico o los políticos bien establecidos.

Francesca Hong: la outsider con sabor a cocina obrera

“Me gusta considerarme la carta salvaje”, declaró Hong al lanzar su candidatura a la gobernación de Wisconsin. No lo dice en vano: además de ser legisladora estatal desde 2020, es madre soltera, trabajadora de la industria gastronómica y miembro del ala socialista de la Asamblea estatal. Su identidad política se basa en la lucha diaria por una vida digna, y promete trasladar esas prioridades a una campaña que pone en el centro a la clase trabajadora.

Su plataforma encarna los ideales del progresismo contemporáneo: cuidado infantil universal, descansos pagados por maternidad/paternidad, seguro médico más accesible, mejores sueldos para trabajadores de cuidados en casa e inversión robusta en escuelas públicas. Estas propuestas no surgen del aire: Wisconsin ha visto un aumento del 22% en los costos de cuidado infantil desde 2019 (Child Care Aware), convirtiéndose en uno de los cinco estados más costosos del país.

Pero no se equivoquen, Hong no es simplemente una progresista moderada. Forma parte del Caucus Socialista dentro de la Legislatura estatal —un grupo minoritario pero ruidoso que confronta tanto a la derecha como al establishment demócrata. En sus redes sociales, no tiene reparos en usar lenguaje fuerte ni en llamar al expresidente Donald Trump un “autoritario que busca expandir el sufrimiento urbano y rural por igual”.

Joel Willett: del anonimato del espionaje a la batalla por el Senado

Mientras tanto, en Kentucky, el exoficial de inteligencia Joel Willett ha lanzado su campaña para el Senado con una narrativa poderosa que mezcla patriotismo, denuncia política y una cruzada personal contra la derecha trumpista. Willett sirvió en la CIA y en el Ejército durante años, incluyendo una etapa en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca bajo Barack Obama.

Sin embargo, su vida cambió abruptamente cuando, según afirma, su nombre apareció en un reportaje que lo perfilaba como posible candidato al Senado. Apenas dos semanas después, el gobierno de Trump revocó su acceso a información clasificada. “Fue un ataque político. Me querían callado, pero no me callé”, dijo en su video de campaña.

Su historia ha tenido eco en múltiples sectores, especialmente entre veteranos y defensores de la transparencia gubernamental. Según reportó el New York Times, al menos 37 funcionarios y exfuncionarios de inteligencia vieron revocadas sus credenciales durante la administración Trump, muchos de ellos críticos del expresidente.

Entre populismo progresista y desafíos estructurales

A pesar de que Kentucky es considerado un bastión republicano —Trump ganó el estado con más del 62% en 2020—, Willett lanza su candidatura con un discurso que busca reconectar con los olvidados del sistema. Critica enérgicamente los recortes en Medicaid, los impuestos que benefician a los ricos y los precios crecientes que “aplastan el sueño americano” de la clase obrera. “Ese sueño está muerto para muchos”, afirma.

Estas no son declaraciones menores: más del 20% de la población de Kentucky vive por debajo de la línea de pobreza según la Oficina del Censo de EE.UU.. Y aunque el crecimiento económico ha sido constante desde 2021, gran parte de los beneficios han sido absorbidos por sectores empresariales impulsados por recortes fiscales. En contraste, los habitantes rurales enfrentan tasas de desempleo mayores al promedio nacional y acceso mínimo a servicios de salud.

¿David contra Goliat? Retórica radical vs política estructural

Tanto Hong como Willett enfrentan desafíos monumentales. En el caso de Wisconsin, la partida del gobernador demócrata Tony Evers dejará un vacío de poder en una carrera sin un favorito claro. En ese escenario, Hong se enfrenta no solo al conservadurismo estatal sino a otros demócratas más moderados como la vicegobernadora Sara Rodríguez.

En Kentucky, Willett deberá batallar en una campaña saturada de dinero, figuras de peso mediático y, sobre todo, el legado casi intocable del Partido Republicano local. El senador Mitch McConnell, quien no buscará la reelección por primera vez desde 1984, deja una silla codiciada. Y los nombres que suenan como reemplazo —Daniel Cameron, Andy Barr— ya han recibido el abrazo político de Donald Trump, cuyo respaldo puede definir campañas enteras en el llamado “cinturón evangélico”.

Una nueva polarización: progresismo sin complejos

Más allá de posiciones ideológicas, la entrada de Hong y Willett implica algo profundo en la política estadounidense: una disposición a romper moldes, a correr riesgos, a hablar el lenguaje de las calles y de las cocinas de restaurantes. Su origen, su enfoque y su tono representan una ruptura contra la política de manual.

No es de extrañar. Según la organización Pew Research Center, la polarización ideológica en Estados Unidos ha alcanzado sus niveles más altos desde 1984, con una sociedad más escéptica hacia ambos partidos tradicionales y más atraída hacia figuras auténticas, incluso si estas se muestran abiertamente conflictivas o radicales.

Para Willett, esto significa abrazar su biografía como veterano, oficial de inteligencia y empresario. Para Hong, significa encarnar la resiliencia de una madre trabajadora enfrentando alquileres altísimos y discriminación estructural. Ambos, desde lugares disímiles, buscan lo mismo: devolverle la política al pueblo.

Las batallas que se avecinan

  • Wisconsin: Elección sin candidatura preferente por el retiro de Evers. Se espera una primaria demócrata vibrante en 2026.
  • Kentucky: Campaña por una silla en el Senado que no ve una victoria demócrata desde Wendell Ford en 1992.
  • Ambos estados: Terremos del trumpismo, con candidatos republicanos buscando activamente el respaldo del expresidente.

El camino electoral apenas comienza, pero si algo está claro es que figuras como Francesca Hong y Joel Willett no pasarán desapercibidas. Ya no basta con mensajes tibios ni con promesas genéricas. Hay un nuevo progresismo dispuesto a morder, a gritar, a cocinar su propia revolución desde los márgenes del poder.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press