Gerrymandering y la nueva batalla por los derechos civiles en Estados Unidos
La manipulación de mapas electorales amenaza con anular décadas de avances democráticos entre las comunidades afroamericanas
“Si nosotros, el pueblo de fe, no nos levantamos, vamos a retroceder aún más”. Estas palabras fueron pronunciadas recientemente por el reverendo Emanuel Cleaver III desde el púlpito de la iglesia St. James en Kansas City. Sus advertencias no son retóricas ni exageradas. Resuenan como un grito de alarma ante lo que muchos consideran un renovado ataque contra los derechos civiles en Estados Unidos, llevado a cabo mediante reconfiguraciones políticas astutas: el gerrymandering.
¿Qué es el gerrymandering y por qué importa tanto ahora?
El término gerrymandering se refiere a la manipulación deliberada de los límites de los distritos electorales con el fin de beneficiar a un partido político específico. Aunque existe desde el siglo XIX, el uso moderno de esta táctica ha adquirido una dimensión nacional con implicaciones profundas para la representación democrática.
En la era del expresidente Donald Trump, estas prácticas han sido empleadas con una franqueza inédita. “Es casi como una guerra civil de redistritaciones”, afirmó Derrick Johnson, presidente de la NAACP, quien lidera acciones legales para detener las nuevas normas en estados como Texas y Misuri. La lucha ya no parece girar únicamente en torno al control partidista sino, más peligrosamente, en torno a la representación racial.
El caso de Misuri: una ofensiva política con víctimas raciales
La reciente redelimitación de distritos en Misuri ha generado una tormenta de reacciones. La delegación estatal en la Cámara de Representantes de EE. UU. consta de seis republicanos blancos y dos demócratas afroamericanos. Con los mapas recién aprobados y un gobernador republicano que los respalda, esa proporción podría cambiar a un desequilibrado 7-1 a favor del Partido Republicano.
El nuevo diseño propuesto destripa al actual Quinto Distrito del congresista Emanuel Cleaver II, un legislador veterano que busca su undécimo mandato. El distrito, históricamente una mezcla diversa encabezada por una considerable población negra de Kansas City, será dividido en varios segmentos. Esto reduce significativamente el poder electoral afroamericano, haciendo casi imposible que un demócrata gane allí de nuevo.
Packing y cracking: las armas de la redistritación estratégica
Las estrategias centrales del gerrymandering son “packing” y “cracking”. El primero implica concentrar a votantes opositores (normalmente minorías) en unos pocos distritos para minimizar su influencia general. El segundo divide sus votos entre múltiples distritos para diluir su impacto electoral. Ambas tácticas parecen estar siendo utilizadas en Misuri, influyendo directamente en la capacidad de las comunidades negras para elegir a representantes que reflejen sus intereses.
Para comprender el alcance de esta maniobra, basta observar una cita de la votante Meredith Shellner, enfermera jubilada de Kansas City: “Vamos a salir perjudicados. Creo que vamos a perder en educación, salud y en todos los servicios importantes”.
Un precedente alarmante: la permisividad de la Corte Suprema
La Corte Suprema de los Estados Unidos ha contribuido a agravar el problema tras una serie de decisiones controversiales. En 2019, el tribunal dictaminó que las cortes federales no están facultadas para intervenir en casos de gerrymandering partidista, dificultando legalmente frenar estos abusos.
Esta permisividad ha sido aprovechada por legislaturas estatales conservadoras que ven en ella una luz verde para rediseñar distritos a su antojo. Inclusive los mapas que no están explícitamente basados en criterios raciales pero que terminan afectando mayoritariamente a las minorías, escapan al escrutinio judicial bajo este nuevo paradigma.
Trump, 2026 y el nuevo mapa del poder
El objetivo implícito de estas maniobras no es difícil de deducir. El expresidente Donald Trump y sus aliados buscan evitar un escenario similar al de 2018, cuando los demócratas recuperaron la Cámara de Representantes, obstaculizando su agenda y llevando a dos procesos de destitución (impeachment).
El rediseño de distritos, anticipado de forma inusual antes de las elecciones de medio término de 2026, apunta a blindar posiciones republicanas en zonas clave. Así, el campo de batalla no estará en ganar más votos, sino en asegurarse legalmente que esos votos cuenten menos.
Resistencia desde las comunidades de fe y los derechos civiles
Las iglesias negras, una columna vertebral del movimiento por los derechos civiles del siglo XX, resurgen como epicentros de resistencia. El reverendo Cleaver III promete una nueva cruzada: “Necesitamos otro Movimiento por los Derechos Civiles. Esta vez, no es por el derecho al agua o a usar un baño, es por nuestro derecho al voto efectivo y justo”.
El activismo actual no solo se expresa en sermones, sino también en iniciativas legales y campañas para recolectar firmas que permitan a los ciudadanos votar si los nuevos mapas deben ser anulados mediante un referéndum. Grupos como la NAACP y ACLU están movilizando recursos humanos y económicos para presentar demandas estatales y federales.
El precio del silencio: qué está en juego para Kansas City
Para ciudadanos comunes en Kansas City, la preocupación va más allá de la política. Se trata de calidad de vida. Pérdida de fondos federales para infraestructura, menor acceso a servicios de salud, reducción en presupuesto educativo y menor visibilidad en el Congreso son consecuencias tangibles.
Como explica el congresista Cleaver II, estos cambios “avivan una atmósfera de intimidación y división racial, que quizás no veíamos desde hace décadas”.
California y otros estados demócratas: ¿una redistritación defensiva?
Ante esta ofensiva conservadora, estados como California, controlados por los demócratas, han considerado modificar sus propios mapas como reacción defensiva. Sin embargo, algunos expertos advierten que esta “carrera armamentista electoral” podría degenerar en una batalla sin fin donde el principio de equidad democrática quede permanentemente sacrificado.
El peligro es evidente: si ambos bandos se entregan al gerrymandering totalizante, quienes pierden no son los partidos, sino los votantes. Especialmente aquellos de comunidades ya históricamente marginalizadas.
Un llamado a la acción legislativa federal
El Congreso de los Estados Unidos ha intentado, sin éxito, aprobar leyes como el John Lewis Voting Rights Advancement Act, que restauraría protecciones clave eliminadas por la Corte Suprema. Sin embargo, el obstruccionismo en el Senado ha impedido avances sustantivos.
La falta de una legislación federal eficaz convierte a los tribunales y a las cortes estatales en los únicos árbitros de estas disputas. En un sistema jurídico abrumado y dividido, esto crea un entorno inestable e impredecible.
¿Un efecto dominó nacional?
El caso de Misuri no es aislado. Texas también está reconfigurando sus mapas de forma similar, y otros estados republicanos podrían seguir su ejemplo. La progresiva erosión del poder electoral de las minorías podría sentar un precedente peligroso y difícil de revertir.
Por eso, voces como la de Cleaver III insisten: “No estamos peleando por un escaño o por un partido. Estamos peleando por el alma misma de nuestra democracia”.
El pulso social: ¿despertará una nueva era de movilización?
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. La democracia representativa, uno de los pilares de su sistema político, está siendo redefinida por líneas invisibles pero profundamente poderosas en un mapa. Lo que está en juego es mucho más que quién gana una elección. Es quién tiene derecho a ser escuchado, contado, representado.
La respuesta ciudadana será decisiva. ¿Veremos una nueva ola de protestas pacíficas? ¿Un resurgimiento nacional del activismo comunitario inspirado en los años 60? ¿Habrá voluntad política real en Washington para afrontar este problema de forma frontal?
La historia nos recuerda que cada derecho ganado puede ser perdido. Y que, a veces, para defender algo tan fundamental como el voto, hay que volver a caminar, cantar y denunciar. Porque la democracia no es un regalo perpetuo. Es una conquista diaria.