La ciencia resiste: el comité independiente que desafía a la Casa Blanca y lucha por el futuro del Censo en EE.UU.

Ante la disolución de organismos clave bajo la administración Trump, expertos científicos renacen con un comité independiente para proteger la integridad de los datos censales

En tiempos de turbulencia política, pérdida de datos críticos y decisiones gubernamentales controversiales, un grupo de científicos sociales y estadísticos se niega a desaparecer en silencio. El renacimiento del Comité Científico del Censo, ahora independiente, marca un acto de desafío con profundas implicaciones para la recopilación de datos y la democracia estadounidense.

El censo: más que una operación numérica

Desde su creación en 1790, el Censo de los Estados Unidos ha evolucionado hasta convertirse en la piedra angular de la distribución política y económica del país. Determina no solo la representación congresional de los estados, sino más de $1.5 billones de dólares en fondos federales anuales asignados a educación, salud, infraestructura y más. Sin embargo, la integridad de esta operación gigantesca está siendo desafiada desde la Casa Blanca.

Trump y el desmontaje del sistema estadístico

Desde que Donald Trump comenzó su segundo mandato en enero, se han eliminado tres comités asesores esenciales del Buró del Censo. Entre ellos, el Comité Científico del Censo, una agrupación vital compuesta por expertos de universidades y empresas privadas que asesoraban sobre metodologías, precisión y desafíos técnicos de las estadísticas censales.

Junto al Comité Científico, también fueron eliminados el Comité Asesor Nacional y el Comité Asesor del Censo 2030. Funcionaban sin remuneración, excepto gastos de viaje, y su disolución masiva suscitó una ola de preocupación en la comunidad académica y activista.

Una respuesta insurgente: nace el Comité Científico Independiente del Censo

En un acto sin precedentes, los mismos expertos que fueron excluidos decidieron autoconvocarse bajo un nuevo nombre: el Comité Científico Independiente del Censo. Sin estatuto oficial ni participación de personal del Buró de Censo, se reunieron para continuar ofreciendo recomendaciones metodológicas cruciales.

“¿Escuchará el Buró de Censo nuestras recomendaciones? No lo sé. Pero es seguro que no tendrán efecto alguno si no las ofrecemos”, declaró la socióloga Barbara Entwisle de la Universidad de Carolina del Norte y presidenta del nuevo comité.

Una batalla por la ciencia y la verdad

El resurgimiento de este comité se encuentra en una lucha más amplia: la de proteger la independencia y veracidad de los datos públicos. Desde el regreso de Trump a la presidencia, datos sobre género, orientación sexual, salud, diversidad y cambio climático han desaparecido de plataformas federales.

Además, la administración despidió al director de la Oficina de Estadísticas Laborales tras revisar a la baja los datos de creación de empleo. Incluso el sitio web de usuarios del censo fue cerrado por la imposibilidad de renovar el contrato. Estos vacíos informativos no son meras omisiones: son parte de una estrategia sistemática de control.

Un nuevo censo sin inmigrantes: la amenaza constitucional

El mes pasado, Trump ordenó al Departamento de Comercio trabajar en un nuevo censo que excluya a inmigrantes indocumentados, en una violación directa de la Enmienda 14 de la Constitución de EE.UU., que exige contar al “número total de personas en cada estado.”

Cambiar este criterio sin aprobación del Congreso no solo socava la legalidad del proceso, sino también genera distorsiones severas en representación y recursos. En estados con altas poblaciones de inmigrantes como California, Texas o Nueva York, esto podría significar pérdidas sustanciales de escaños en la Cámara de Representantes y miles de millones en fondos federales.

La ciencia sin las voces de la diversidad

La eliminación de los comités asesores también significa la pérdida de perspectivas clave para asegurar una representación precisa de comunidades minoritarias. Afroamericanos, latinos, pueblos indígenas y comunidades asiáticas han sido históricamente subestimadas en el conteo del censo. El papel de estos comités era precisamente minimizar ese margen de error.

Una coalición de grupos de derechos civiles como The Leadership Conference on Civil and Human Rights denunció esta decisión como “un retroceso significativo” en la preparación para el censo de 2030.

Consecuencias reales de un mal censo

¿Qué ocurre cuando el censo es manipulado o mal ejecutado?

  • Las escuelas reciben menos fondos por contar menos niños.
  • Los hospitales se ven afectados por presupuestos erróneos.
  • Las ciudades pierden oportunidades de desarrollo por no reflejar su verdadero crecimiento.
  • La representación política se distorsiona, alterando el equilibrio de poder.

La burocracia bajo fuego: silenciamiento de los expertos

Este ataque a los datos no ocurre en el vacío. Analistas, contratistas y científicos en agencias federales han sido desplazados bajo políticas de “recorte de gobierno”. Tras años de preparación para proyectos como el censo 2030, muchos trabajadores altamente capacitados han abandonado los organismos, dejando vacíos clave difíciles de llenar.

Allison Plyer, demógrafa del The Data Center en Nueva Orleans y ex presidenta del comité científico, explicó que el Buró de Censo ha perdido “una perspectiva externa que siempre fue esencial” para su funcionamiento eficiente.

La resistencia continúa: ciencia como acto político

Aunque el liderazgo del Buró de Censo se ha mostrado evasivo sobre reinstaurar los comités oficiales, la comunidad científica ha demostrado que la asesoría técnica no necesita decreto ejecutivo para existir.

“Todavía estamos explorando cómo aprovechar nuestros limitados recursos para causar el mayor impacto”, dijo Arturo Vargas, expresidente de uno de los comités eliminados. Y aun sin respaldo oficial, uno a uno, expertos continúan haciendo públicas sus recomendaciones para garantizar que el censo 2030 no pierda legitimidad.

Este movimiento independiente recuerda que el conocimiento científico no es neutral: defenderlo ante la censura y la manipulación es una forma activa de proteger la democracia.

¿A quién pertenece el censo?

El censo no es una herramienta del poder político de turno. Es un reflejo del pueblo de Estados Unidos. Y como tal, debe ser defendido colectivamente con transparencia, rigor y justicia.

La existencia del nuevo comité científico independiente es un símbolo de lucha frente a la imposición de políticas partidistas sobre la verdad estadística. Si ignoramos esa lucha, corremos el riesgo de perder más que datos: perder la propia democracia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press