La Iglesia de la Unificación bajo fuego: escándalos, política y el colapso de un imperio religioso

Corrupción, demandas millonarias y vínculos con el poder: el ocaso de un movimiento global que marcó la política mundial

Durante décadas, la Iglesia de la Unificación, fundada en 1954 por Sun Myung Moon en Corea del Sur, fue vista por millones como un movimiento religioso global centrado en la unidad y la paz mundial. Pero en los últimos años, esa narrativa ha colapsado frente a acusan diversas investigaciones por corrupción, manipulaciones financieras y vínculos profundos con figuras políticas de alto calibre.

Un imperio religioso hecho a gran escala

Sun Myung Moon construyó un legado único que combinaba religión, política y negocios. Proclamado el Mesías del siglo XX por sus seguidores, transformó su movimiento en una red internacional con millones de miembros y una fuerte presencia empresarial. La organización, conocida oficialmente como la Federación para la Paz y la Unificación Mundial, estableció universidades, fundaciones, conglomerados mediáticos —como el Washington Times— y bancos a nivel global.

En sus años de mayor influencia, la iglesia logró conectar con líderes de renombre internacional como Richard Nixon, George H.W. Bush, Ronald Reagan y, más recientemente, Donald J. Trump. El movimiento también era conocido por sus masivas ceremonias de matrimonio, donde miles de parejas, muchas veces sin conocerse, eran casadas en simultáneo, una práctica que llegó a televisarse en Corea del Sur, Japón y Estados Unidos.

El lado oscuro: acusaciones de coerción y manipulación

Desde los años 70, la iglesia enfrentó múltiples acusaciones de captación coercitiva y quebranto familiar. Exseguidores y familiares denunciaron tácticas de reclutamiento agresivo y prácticas de lavado de cerebro, que empujaban a los miembros a donar la totalidad de sus ahorros a la organización. El polémico legado llegó a su punto más oscuro cuando en 1982, Moon fue condenado en Estados Unidos por evasión fiscal y encarcelado durante 13 meses.

En Japón, la iglesia encontró un terreno fértil. Se estima que más de 300.000 personas se unieron al grupo en las últimas décadas. Sin embargo, fue precisamente en Japón donde el movimiento terminó por colapsar judicialmente.

El asesinato de Shinzo Abe y el despertar japonés

El 8 de julio de 2022, el ex primer ministro japonés Shinzo Abe fue asesinado a tiros durante un acto político. El atacante, Tetsuya Yamagami, declaró que su familia había sido arruinada financieramente por las donaciones de su madre a la Iglesia de la Unificación, y que Abe había sido su objetivo debido a sus supuestos vínculos con el grupo religioso.

Este hecho sacudió profundamente a Japón. Como consecuencia, el gobierno japonés abrió múltiples investigaciones y encontró que el grupo había cometido prácticas financieras consideradas abusivas y psicologicamente coercitivas. El Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT) presentó en 2023 una solicitud formal de disolución de la iglesia bajo la Ley de Corporaciones Religiosas.

Según datos del propio gobierno japonés, más de 1500 denuncias formales fueron presentadas contra la iglesia en los últimos años, con familias reclamando alrededor de 100 mil millones de yenes (aproximadamente 675 millones de dólares).

Duelo de poderes: Corea del Sur también reacciona

Mientras Japón avanza en la disolución legal del grupo, Corea del Sur vive su propia tormenta política ligada a la Iglesia de la Unificación. En agosto de 2024, la Fiscalía Especial de Corea del Sur reabrió investigaciones que involucran a la viuda del fundador, Hak Ja Han, por su presunto involucramiento en el financiamiento ilegal de campañas electorales.

Han, quien asumió el liderazgo espiritual del movimiento tras la muerte de Moon en 2012, fue finalmente interrogada en septiembre tras negarse tres veces a atender citaciones judiciales. Según los fiscales, un funcionario de la iglesia, ahora detenido, habría entregado sobornos por más de 100 millones de wones al legislador conservador y aliado del entonces presidente Yoon Suk Yeol. Otra vertiente de la investigación persigue si el movimiento utilizó regalos de lujo como soborno a la esposa de Yoon, Kim Keon Hee.

“Jamás instruí ninguna transacción financiera ilegal ni hice peticiones políticas indebidas”, dijo Han en un video publicado el 31 de agosto. Sin embargo, el aparato judicial no descarta aún solicitar su arresto.

La caída judicial en Japón: consecuencias devastadoras

En marzo de 2025, el Tribunal del Distrito de Tokio ordenó oficialmente la revocación del estatus legal de la Iglesia de la Unificación en Japón, lo cual significa la pérdida de su estatus de exención fiscal y la obligatoria liquidación de activos. Actualmente, la iglesia ha presentado una apelación para frenar el decreto, calificándolo como "injustificado y desproporcionado".

De prosperar la disolución, se estima que la iglesia deberá ceder más de 2 mil millones de dólares en propiedades y activos, incluyendo centros de culto, edificios educativos y cuentas bancarias. Este movimiento judicial ha sido ampliamente respaldado por la sociedad japonesa, de la cual un 78%, según una encuesta de NHK, aprueba la decisión de disolver el movimiento religioso.

¿Qué sigue para el movimiento fundado por Moon?

Si bien el grupo aún conserva presencia en países como Estados Unidos, Filipinas, y diversos países africanos, la base económica y política se está desmoronando. Sin fondos legales y enfrentando restricciones operativas en sus principales bastiones (Japón y Corea del Sur), la viabilidad del proyecto de "unificación global" parece más cercana al colapso que jamás en su historia.

El escándalo, además, abre un nuevo capítulo sobre los vínculos irregulares entre figuras políticas y movimientos religiosos, un problema profundamente arraigado, no solo en Asia, sino también en sistemas democráticos occidentales.

Un epílogo manchado por la ambición y el poder

Lo que comenzó como un llamado a la paz global, se transformó en un aparato complejo de influencia, dinero y manipulación. La caída de la Iglesia de la Unificación no es simplemente la noticia de un culto que perdió fuerza religiosa, sino el fin de un imperio ideológico que durante casi siete décadas logró infiltrarse en los salones del poder mundial.

Con la justicia cerrando cada vez más el cerco sobre sus líderes y operaciones, el legado de Sun Myung Moon está más ligado al escándalo que al espíritu con el que todo comenzó.

El mundo observa cómo cae otro gigante moderno de la fe, mientras miles de creyentes y activistas enfrentan una inevitable pregunta: ¿quién debería vigilar al poder cuando se disfraza de salvación?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press