Manchester United: Entre el coloso financiero y la crisis deportiva
El club más laureado de Inglaterra rompe récords de ingresos mientras lidia con su peor temporada en la Premier League
Luces y sombras en Old Trafford
Manchester United, el club más emblemático de Inglaterra, ha vivido una paradoja fascinante en el último año. A pesar de haber protagonizado su peor campaña en la Premier League desde su creación en 1992 y de no haber clasificado a ninguna competición europea, el club logró romper su propio récord financiero al reportar 666,5 millones de libras (910 millones de dólares) en ingresos para el cierre del año fiscal el 30 de junio de 2025.
Sin embargo, estas cifras espectaculares en ingresos contrastan con una realidad menos alentadora: pérdidas operativas de 33 millones de libras y un rendimiento deportivo que ha dejado a sus fanáticos en estado de perplejidad y frustración.
Un gigante en crisis deportiva
El Manchester United finalizó la temporada 2024-25 en la posición número 15 de la Premier League, con su menor cantidad de puntos y mayor número de derrotas desde que existe este formato de liga. Encima, quedó fuera de todas las competiciones europeas y fue eliminado en la Copa de la Liga por el modesto Grimsby Town de cuarta división.
El desencanto se agravó con el despido de Erik ten Hag en octubre, una decisión que le costó al club 36,6 millones de dólares y que reflejó la falta de continuidad en su proyecto deportivo.
“Demostramos resiliencia”, dice la directiva
El director ejecutivo del club, Omar Berrada, defendió los resultados financieros subrayando que reflejan la fuerza de la marca, incluso en tiempos adversos. “Haber generado ingresos récord durante un año tan desafiante demuestra la resiliencia que caracteriza a Manchester United”, declaró Berrada.
No obstante, estas palabras parecen insuficientes para aplacar el malestar de una afición que lleva más de una década sin celebrar un título de liga. La última Premier conseguida fue bajo el mando de Sir Alex Ferguson en 2013, y desde entonces el club ha pasado por 8 entrenadores diferentes.
Una estructura financiera que desafía la lógica
El caso de Manchester United plantea una paradoja interesante: ¿cómo puede un club con semejante fracaso deportivo mantenerse como una máquina de generar dinero? La respuesta está en su capacidad comercial, su legado histórico y su alcance global. United sigue teniendo más de 1,1 mil millones de seguidores en todo el mundo y sus contratos de patrocinio —como el de Adidas y TeamViewer— le garantizan enormes flujos de dinero.
No obstante, hay nubarrones en el horizonte. La deuda principal del club sigue rondando los 650 millones de dólares, y la advertencia del nuevo socio minoritario Jim Ratcliffe en enero fue clara: “El club corre el riesgo de quedarse sin dinero antes de fin de año”.
Los cortes de empleo y la subida de precios
La llegada de Ratcliffe trajo consigo una serie de medidas de reducción de costos: dos rondas de despidos que afectaron a más de 400 empleados y un aumento significativo en el precio de las entradas. Estas decisiones fueron justificadas por la necesidad de equilibrar los libros contables ante el desplome de ingresos ligados a competiciones europeas.
Todo esto ocurre mientras el club lucha por reinventarse en lo deportivo. La temporada 2025-26 no ha arrancado mejor: el equipo liderado por Ruben Amorim ha ganado solo uno de sus primeros cuatro partidos.
Una afición cada vez más distante
La desconexión entre el club y su base de aficionados se ha hecho evidente. Protestas, huelgas parciales de aficionados y una pérdida gradual de fe en la dirección han marcado el pulso de los últimos meses. La histórica fidelidad de la afición de Old Trafford se pone a prueba como no ocurría en décadas.
El legendario Gary Neville, ahora comentarista, fue tajante en Sky Sports: “Hay una desconexión absoluta entre lo que pasa en los despachos y lo que ocurre en el césped. Parece que son dos clubes diferentes.”
Un club buscando su identidad
Mientras equipos como Manchester City, Liverpool y Arsenal disputan títulos y copan titulares, el Manchester United parece atrapado en una espiral de reconstrucción eterna. La inversión en jóvenes talentos y un cambio en la estructura directiva podrían traer resultados a largo plazo, pero las urgencias actuales reclaman soluciones inmediatas.
En un fútbol moderno cada vez más orientado al negocio, el United representa el dilema por excelencia: ¿puede un club mantenerse entre los más poderosos del mundo solo con base en lo comercial?
Esperanzas puestas en el futuro
Dentro del caos, hay señales que permiten al aficionado aferrarse a un rayo de esperanza: nuevas inversiones en infraestructura, incluyendo una posible remodelación de Old Trafford, la integración de más jugadores de la academia como Kobbie Mainoo y Alejandro Garnacho, y una directiva que, aunque tardía, está comenzando a tomar decisiones estructurales.
Jim Ratcliffe, uno de los hombres más ricos del Reino Unido y dueño del 25% del club a través de INEOS, ha prometido un cambio de rumbo. “El ADN del Manchester United se ha diluido. Es hora de recuperarlo. No podemos seguir siendo rehenes de nuestra propia historia”, dijo en una reciente entrevista con la BBC.
Pero los cambios no se alimentan solo de palabras. La próxima ventana de transferencias será clave, así como la estabilidad en el banquillo técnico. La paciencia será vital, pero también lo es la claridad de proyecto, algo que ha faltado consistentemente desde 2013.
Conclusión: el Manchester United ahora camina en el alambre
El Manchester United está en la encrucijada más compleja de su historia reciente. Imponente en lo económico, pero resquebrajado en lo deportivo, el club enfrenta una urgencia: armonizar su colosal maquinaria comercial con una vuelta a los fundamentos de la competitividad futbolística.
Mientras tanto, el teatro de los sueños, Old Trafford, se debilita partido a partido, a la espera de que algún director —sea en el banquillo o la junta directiva— también sea capaz de dirigir un guión con final feliz.