México y Canadá: ¿una nueva alianza frente a la incertidumbre comercial con EE.UU.?
Ante la posible renegociación del T-MEC en 2026 y el regreso de Trump a escena, los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Mark Carney buscan una estrategia común para enfrentar los riesgos comerciales de América del Norte
Una coyuntura de redefinición para América del Norte
En un contexto marcado por la incertidumbre creciente que genera el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la inminente revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, el primer ministro canadiense Mark Carney ha iniciado una visita estratégica de dos días a México. Esta acción tiene como objetivo afianzar los lazos bilaterales y diseñar una respuesta conjunta que amortigüe los embates económicos y políticos del vecino del norte.
La reunión con la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum no solo marca un momento clave en la diplomacia comercial norteamericana, sino que también refleja una voluntad inédita tanto en Ottawa como en Ciudad de México por fortalecer una alianza regional que sirva de contrapeso ante una potencial política proteccionista de Washington.
El fantasma del T-MEC y el factor Trump
La versión actual del T-MEC, firmada en 2020 como sucesora del TLCAN, debe someterse a una revisión formal en 2026, según lo establecido por sus cláusulas. Este calendario coincide con la reconfiguración del mapa político estadounidense tras las elecciones del 2024, y amenaza con tensiones similares a las vividas durante la presidencia anterior de Trump.
El expresidente ya ha lanzado varias advertencias. En sus últimos discursos ha agrupado a Canadá y México como supuestos responsables del tráfico de fentanilo hacia EE.UU. y ha propuesto imponer aranceles del 50% al acero y aluminio, dos sectores estratégicos tanto para Canadá como para México.
Estas declaraciones no solo generan ruido político, sino que obligan a ambos países a reflexionar sobre la fragilidad de su dependencia económica de Estados Unidos:
- Más del 75% de las exportaciones de Canadá van hacia EE.UU.
- México, por su parte, destina más del 80% de sus exportaciones al mercado estadounidense.
Como lo expresó Nelson Wiseman, profesor emérito de la Universidad de Toronto: “Trump está presente en cada una de las discusiones; México y Canadá comparten ahora una amenaza común”.
¿Un nuevo eje México-Canadá?
La visita de Carney se da en un momento en que las relaciones entre Canadá y México están renaciendo tras ciertos desencuentros políticos. En 2023, algunos gobernadores canadienses cuestionaron mantener a México como parte del tratado trilateral, lo que generó tensiones importantes, especialmente sensibles para el Gobierno mexicano.
Sin embargo, Carney ha hecho esfuerzos recientes para mejorar la relación. En junio de 2025, invitó a Sheinbaum a la cumbre del G7 en Alberta; además, envió a su ministro de Finanzas y a su ministro de Relaciones Exteriores a México en agosto, como gestos de buena voluntad.
Según el senador canadiense Peter Boehm, presente en la toma de posesión de Sheinbaum:
“Una gran parte de nuestros empresarios no entienden que comerciamos más con México que con toda Europa, incluidos el Reino Unido y Alemania. Es una relación estratégica que no está suficientemente valorada”.
En efecto, México ocupa el tercer lugar como socio comercial para Canadá, después de EE.UU. y China. Canadá, a su vez, fue el quinto socio comercial más importante para México en 2024.
Inversión canadiense en México: ¿bajo revisión?
Parte del interés de México es atraer aún más inversiones canadienses. No obstante, la presidenta Sheinbaum lanzó una advertencia clara sobre la actuación de las empresas mineras canadienses, que representan cerca del 70% de todas las inversiones extranjeras en minería mexicana:
“Queremos más inversión canadiense, pero con cumplimiento estricto de nuestras regulaciones ambientales. Algunas empresas no han actuado de forma adecuada y deben corregirse.”
Este llamado marca una nueva etapa en la relación bilateral: más cooperación, pero también más exigencia por parte de México. Se aleja del modelo extractivista pasivo y se acerca a una cooperación basada en el respeto mutuo.
¿Un frente común ante EE.UU.?
Hasta ahora, México y Canadá han tenido estrategias distintas para lidiar con la Casa Blanca:
- México adoptó un enfoque más conciliador durante la administración Trump.
- Canadá ha sido más firme en defender su marco legal y sus valores liberales.
No obstante, ante los posibles embates arancelarios y nacionalistas, parece haber una convergencia de tácticas. El diálogo entre Sheinbaum y Carney busca precisamente eso: armar una estrategia coordinada frente a Washington.
En palabras de la mandataria mexicana:
“Queremos fortalecer el acuerdo con Canadá como parte del T-MEC. Los grupos de trabajo para su revisión ya están en marcha. Es tiempo de una voz unificada entre nuestros países”.
La geopolítica del futuro: ¿menos Estados Unidos?
Una lección que muchos economistas han resaltado tras la pandemia y las tensiones con Trump es la necesidad de diversificar. Para Canadá, México puede ser un pilar fundamental dentro de esa estrategia:
- Geográficamente cercano, frente a distancias costosas como las europeas o asiáticas.
- Con acuerdos comerciales ya existentes bajo el T-MEC que simplifican las reglas de origen.
- Con una población joven y en expansión, lo que lo convierte en un centro de consumo e inversión atractivo.
Para México, consolidar su relación con Canadá implica blindarse ante las decisiones unilaterales de Washington y equilibrar su balanza comercial. La intención de favorecer una industria más verde, inclusiva y tecnificada, puede también encontrar un mejor aliado en Canadá, donde las políticas climáticas y laborales tienen estándares parecidos.
Escenarios posibles: ¿qué está en juego con el T-MEC?
El T-MEC tiene una cláusula llamada “sunset clause”, que establece una revisión cada seis años. La de 2026 será la primera gran evaluación desde su firma, y podría incluir:
- Renegociación de cuotas arancelarias para sectores clave como agricultura, automotriz y energía.
- Revisión de aspectos laborales y ambientales, tema especialmente sensible para México.
- Fortalecimiento o debilitamiento de los mecanismos de resolución de controversias.
En 2018-2019, el clima de negociación fue uno de los más tensos registrados en la historia comercial de América del Norte. Trump amenazó con retirar a EE.UU. del tratado, presentó aranceles sectoriales basados en seguridad nacional, e incluso presionó de forma bilateral.
Con este antecedente, es lógico que Canadá y México busquen un plan conjunto, donde el consenso entre Ottawa y Ciudad de México se convierta en una carta de presión hacia Washington, y no en una competencia frente al gigante del norte.
¿Hacia una reconfiguración regional?
La visita de Mark Carney no es simplemente diplomacia protocolaria. Representa el inicio de una nueva narrativa geoeconómica en América del Norte. Frente al proteccionismo, la incertidumbre política en Washington y los desafíos globales como el cambio climático y la automatización, México y Canadá tienen una oportunidad histórica:
- Construir un bloque más sólido y menos dependiente.
- Promover una agenda de comercio justo, respetuoso y sostenible.
- Convocar a otros aliados latinoamericanos y europeos en acuerdos paralelos.
Con los ojos puestos en el futuro, y con las sombras del pasado rondando, la pregunta ya no es solo si el T-MEC sobrevivirá intacto. La verdadera incógnita ahora es: ¿quién liderará el modelo comercial del siglo XXI en Norteamérica?