San Francisco, Automóviles y Espacios Verdes: ¿Puede la Sostenibilidad Sobrevivir a la Democracia Local?

El caso Sunset Dunes y la destitución de Joel Engardio: una historia de movilidad urbana, decisiones verdes y la batalla por el control ciudadano del espacio público

El conflicto entre ecología y estilo de vida suburbano

La ciudad de San Francisco, reputada mundialmente por su compromiso con el medio ambiente, vuelve a ser el epicentro de un debate candente sobre el uso del espacio público. El reciente recall (proceso de destitución) del supervisor Joel Engardio ha generado revuelo no solo por su impacto político, sino por lo que representa en términos del conflicto contemporáneo entre sostenibilidad ambiental y la tradición auto-dependiente del estilo de vida suburbano.

Engardio, en su primer mandato como supervisor del distrito de Sunset, fue destituido después de impulsar la conversión de un tramo de la Great Highway en un parque peatonal conocido como Sunset Dunes. Esta vía costera, que atraviesa zonas residenciales de alta dependencia del automóvil, fue cerrada al tráfico vehicular en un esfuerzo por promover la movilidad ecológica y los espacios recreativos. Sin embargo, la decisión generó enojadas reacciones por parte de sus electores, especialmente familias chinas que viven en una de las zonas más suburbanas de San Francisco.

Sunset Dunes: ¿El Central Park de la costa oeste?

Engardio defendió a capa y espada la creación del parque afirmando: "Sunset Dunes es un éxito. Es bueno para el ambiente, bueno para la economía local y le trae alegría a personas de todas las edades". Y agrega: "Pronto no podremos imaginar a San Francisco sin un parque costero y todos los beneficios que ofrece".

En efecto, los estudios sobre urbanismo verde indican que este tipo de espacios incentivan la actividad física, la cohesión comunitaria y disminuyen las emisiones de efecto invernadero derivadas del tránsito. Un informe de la California Air Resources Board señala que cada milla no recorrida en coche ayuda a evitar aproximadamente 0.9 libras (0.4 kg) de emisiones de CO₂.

No obstante, ese cambio conlleva un costo. Para muchos residentes, la decisión fue vista como una imposición desde el gobierno local que desconoce las realidades diarias de quienes dependen del coche para trabajar, llevar a los niños a la escuela o acceder a zonas de difícil acceso en transporte público.

El voto de revocación: ¿una alerta para los políticos progresistas?

Con más de 10,500 firmas válidas recolectadas en la petición, el voto de revocación se celebró en septiembre de 2025. Aunque la medida para mantener la Great Highway libre de autos fue aprobada a nivel general en toda la ciudad en el referéndum conocido como Propuesta K, dentro del propio distrito de Engardio fue rechazada por la mayoría.

Este resultado plantea preguntas difíciles para cualquier político que busque empujar agendas verdes en ciudades donde todavía existe una profunda dependencia de los automóviles. Y es que, en muchos contextos vecinales, especialmente aquellos con población inmigrante o de clase trabajadora, las prioridades ambientales quedan relegadas frente a las necesidades inmediatas de transporte y seguridad.

La periodista local Heather Knight apuntó en su columna en el San Francisco Chronicle: "La insatisfacción con Engardio refleja una creciente desconexión entre los valores idealistas y las necesidades prácticas del vecindario".

Sunset: un vecindario que se resiste al cambio

El distrito del Sunset, donde se desarrolló gran parte de la controversia, es un área residencial con fuerte presencia de familias inmigrantes —particularmente de origen chino— que históricamente ha sido más conservadora y escéptica ante los cambios rápidos en infraestructura.

Muchos residentes afirmaron que el cierre de esta vía generó mayor congestión vehicular en zonas alternativas y aumentó el tiempo promedio de trayecto en 15% a 30%, de acuerdo con datos de una consulta comunitaria realizada en mayo de 2025. Además, argumentaron que no se habilitaron vías adicionales de transporte público para compensar el impacto.

En palabras de May Lee, líder vecinal organizadora del recall: "No se trata de estar en contra del medio ambiente, se trata de inclusión. Nos sentimos ignorados en un proceso que afectó nuestra vida diaria".

Un precedente ya establecido: el caso de Chesa Boudin y la escuela pública

Este no es el primer recall exitoso en la ciudad en los últimos años. En 2022, tres miembros de la Junta Educativa fueron revocados por concentrarse en cambios simbólicos en nombres de escuelas mientras descuidaban la reapertura post-pandemia. En el mismo año, Chesa Boudin, fiscal de distrito progresista, fue revocado por una percepción de laxitud frente al crimen. Engardio, irónicamente, apoyó ambas revocaciones.

Lo interesante es cómo el péndulo político de la ciudad parece estar desplazándose hacia políticas más moderadas, incluso a costa de compromisos ambientales de largo plazo. Engardio pasó de abanderar esos cambios a ser su víctima más reciente.

¿Una victoria temporal del automóvil?

La pregunta de fondo es: ¿puede una ciudad avanzar hacia un modelo más sostenible cuando sus propios ciudadanos no están listos para renunciar al coche? El caso de Sunset Dunes parece indicar que el camino no será lineal.

Según el San Francisco Transportation Factbook, más del 70% de los residentes del distrito del Sunset todavía utilizan coches particulares como medio principal de transporte, en comparación con un 45% en otras zonas de la ciudad como Mission o el área de Tenderloin. Esa diferencia de contexto socava la efectividad de aplicar reformas uniformes en toda la ciudad.

El alcalde Daniel Lurie, quien representa una visión moderada del Partido Demócrata, será el encargado de nombrar al reemplazante de Engardio. La mirada está puesta en si se elegirá a alguien que continúe la visión verde o que se alinee más con la presión vecinal.

La paradoja de la ciudad verde

San Francisco enfrenta un dilema: ¿cómo equilibrar el deseo de ser un modelo de ciudad ecológica mientras muchos de sus sectores residenciales están construidos para el automóvil? El caso de Sunset Dunes podría marcar un antes y un después en la elaboración de políticas públicas ambientales.

Es un recordatorio poderoso de que las iniciativas ecológicas no pueden implementarse en el vacío. Tal como dijo Jane Jacobs, la célebre urbanista de principios del siglo XX: “Las soluciones impuestas desde arriba por planificadores bienintencionados pero alejados de la realidad local están condenadas al fracaso”.

El revés sufrido por Engardio no implica necesariamente el fin de los parques costeros o las ciudades sin coches, pero sí obliga a una nueva estrategia. Iniciativas ecológicas futuras tendrán que ser más inclusivas, basadas en consultas comunitarias reales y deberán ir acompañadas de alternativas viables al uso del automóvil.

Una advertencia nacional para políticos locales

En un año electoral, casos como este pueden tener eco en otras ciudades que experimentan luchas similares entre sostenibilidad e infraestructura tradicional. Desde Nueva York hasta Los Ángeles, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Quién puede decidir cómo se transforma una ciudad —los políticos, los urbanistas o sus ciudadanos?

Sunset Dunes podría ser la nueva cara del urbanismo verde... o una advertencia sobre la importancia del consenso vecinal. Mientras tanto, San Francisco vuelve a preguntarse qué tipo de ciudad quiere ser.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press