Veteranos deportados, amores arrancados y decisiones médicas forzadas: La otra cara de la política migratoria

Bajo políticas cada vez más estrictas, miles de inmigrantes enfrentan la separación de sus familias, el abandono médico y la deportación, incluso después de servir a EE.UU. o formar parte vital de sus comunidades

Cuando servir al país no es suficiente

Sae Joon Park fue soldado del ejército de EE.UU., recibió una Púrpura Corazón tras ser herido en combate en Panamá y construyó una vida en Honolulu, criando a sus hijos mientras luchaba contra el TEPT (trastorno de estrés postraumático). Pero todo cambió cuando una cita rutinaria con inmigración terminó con una orden de deportación. Eligió el exilio voluntario antes que la detención prolongada.

“Me permitieron servir, recibir balas por este país. Eso debería significar algo”, declaró. Hoy, vive exiliado en Corea del Sur, país que no visitaba desde hace 30 años.

Su caso no es aislado. Según el Congressional Research Service, en 2024 hay más de 40,000 extranjeros sirviendo activamente en el ejército estadounidense y al menos 115,000 veteranos inmigrantes viviendo en EE.UU. Sin embargo, muchos viven bajo la amenaza constante de deportación, incluso por delitos menores desencadenados, en varios casos, por los efectos del servicio militar, como la adicción o las enfermedades mentales.

El limbo legal de los héroes

Durante décadas, servir en las fuerzas armadas fue una vía rápida hacia la ciudadanía. Desde la Guerra Civil, se ha permitido la naturalización acelerada de no ciudadanos que sirvan honorablemente. Pese a eso, bajo la administración de Donald Trump se impusieron barreras—como exigir almenos seis meses de servicio antes de iniciar la solicitud de ciudadanía—lo que se tradujo en una inmensa burocracia y trabas judiciales. Un juez federal anuló esta reglamentación en 2020, y posteriormente fue derogada bajo Biden.

Pero los obstáculos continúan. Un informe federal de 2019 documentó que entre 2013 y 2018 al menos 250 veteranos habían enfrentado procesos de deportación. Otros informes indican que tan solo en la primera mitad de 2022 se deportaron a cinco veteranos. No existen datos públicos ni un sistema de seguimiento estructurado.

Una red de ayuda en la frontera

José Francisco López, veterano de la guerra de Vietnam, fue deportado en 2003 por un delito relacionado con drogas. En vez de rendirse al olvido, fundó una Casa de Apoyo para Veteranos Deportados en Ciudad Juárez, México. Desde 2017, ha ayudado a al menos 20 veteranos a encontrar vivienda, comida y orientación legal.

“Casi perdí mi vida en Vietnam, y ahora me tiran como basura”, comentó.

Deportación médica: expulsión sin juicio

Cuando los hospitales se quedan sin recursos para tratar a pacientes inmigrantes sin seguro que necesitan atención a largo plazo, algunos optan por lo que llaman “repatriación médica”. Este proceso ocurre, en ocasiones, sin consentimiento informativo, afectando profundamente a personas vulnerables.

La pareja dominicana de Junior Clase y Solibel Olaverria vivió este drama cuando ella cayó en coma tras una operación por aneurisma cerebral. El hospital le propuso enviarla de regreso a República Dominicana, incluso sin su consentimiento y con parte del cráneo aun ausente. “Si la suben al avión, puede morir”, recordó Clase.

Tras protestas organizadas por el Free Migration Project y cobertura mediática, se retrasó la repatriación y Olaverria recuperó la conciencia meses después en una instalación de cuidados a largo plazo en Pensilvania.

Una ley pionera en Filadelfia

Gracias a casos como el de Olaverria o el de Claudia Martínez y su tío (también inmigrante y en coma), Filadelfia se convirtió en 2023 en la primera ciudad en EE.UU. en prohibir legalmente las deportaciones médicas sin consentimiento.

La ordenanza exige que los hospitales obtengan consentimiento escrito de los pacientes y determinen si son elegibles para seguros o ayudas médicas. También deben notificar de cualquier traslado al Departamento de Salud Pública de la ciudad.

El costo humano del sistema migratorio

Juan y Madison Pestana representan una historia de amor desgarrada por las políticas migratorias. Él, inmigrante venezolano, abrió su empresa de construcción tras pedir asilo en 2021. Ella, ciudadana estadounidense recién graduada como cirujana.

Todo se vino abajo cuando cometieron el error de contratar a un notario inexperto para gestionar la Green Card de Juan. El trámite fue mal hecho, cayó en retrasos y, en mayo de 2024, fue detenido justo el día de la graduación de Madison.

“Yo solía apoyar a Trump, pero me siento engañada. Mi vida es más peligrosa ahora que él no está a mi lado”, dijo Madison.

Juan lleva meses detenido sin antecedentes penales. Madison trabaja 90 horas por semana y viaja 600 km cada fin de semana para verlo. Solo pueden abrazarse dos veces durante esas visitas. Ella duerme cada noche con su camisa y su perfume aún impregnados en la almohada.

Injusticias que afectan a todos

Marlon Parris, veterano del Ejército nacido en Trinidad, fue diagnosticado con TEPT y posteriormente condenado por conspiración para distribuir droga. A pesar de haber servido con honor, enfrenta la deportación tras pasar por prisión, lo que pone en evidencia cómo el sistema penal y migratorio castiga doblemente a inmigrantes veteranos.

Un informe de la Veterans Law Practicum (Berkeley Law) revela que más del 20% de veteranos con PTSD también sufren de adicciones, lo que luego los lleva al sistema judicial y a posibles expulsiones.

Separaciones injustificadas: Padres e hijos

Narciso Barranco, padre de tres marines estadounidenses, fue detenido en California. Su hijo Alejandro, también veterano, testificó en el Senado:

“Los que están siendo arrancados de nuestras comunidades son personas honestas, trabajadoras, que crían a nuestros maestros, enfermeros y marines. Deportarlos nos hiere a todos”.

Religión, comunidad y exilio: el caso Ambrocio

Maurilio Ambrocio, pastor evangélico en Florida y padre de cinco hijos ciudadanos, fue detenido en abril durante una cita con ICE. Tras semanas detenido, eligió la “autodeportación” voluntaria a Guatemala para evitar un encierro indefinido. Su familia, su iglesia y su comunidad quedaron destrozadas.

Su hija Ashley no pierde la esperanza. Cuando cumpla 21 años, planea iniciar el proceso para traerlo de vuelta.

Más allá de las estadísticas: vidas reales

  • Más de 60,000 personas están actualmente detenidas por inmigración.
  • El 70% de ellas no tienen antecedentes penales. (TRAC, 2024)
  • 328 repatriaciones médicas fueron reportadas por el gobierno mexicano sólo en 2024.

No se trata de números. Se trata de nombres, de hijos sin padres, de esposas sin esposos, de veteranos que sirvieron y ahora duermen en exilio.

Una política que impacta incluso a quienes han hecho todo 'correctamente'

Ernesto Manuel-Andres, un joven guatemalteco con estatus especial por haber sido víctima de abuso y negligencia en su país, fue detenido apenas semanas después de graduarse de secundaria. Otro ejemplo de cómo la política migratoria actual no discrimina entre criminales y jóvenes que buscan refugio legal.

Como dijo la abogada Laila Ayub: "Estas políticas fuerzan a las personas a vivir en las sombras".

La esperanza, sin embargo, todavía vive en los abrazos a través de mesas separadoras en centros de detención, en las flores que Madison coloca cada semana sobre la mesa de su esposo ausente, y en el eco de las manos tendidas como las de José Francisco López en Ciudad Juárez.

Este no es solo un debate político. Es una batalla por el alma moral de una nación.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press