Escalada nuclear y presiones diplomáticas: Lo que revela el conflicto entre Irán, EE.UU. y la ONU

La resolución iraní retirada en la IAEA refleja no solo tensiones militares sino también el uso estratégico de la diplomacia internacional y el poder de veto económico

En un movimiento que sorprendió a muchos dentro de la diplomacia internacional, Irán decidió retirar a última hora una resolución que había presentado junto a países aliados como China, Rusia, Cuba y Venezuela ante la Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en Viena. La propuesta buscaba condenar ataques a instalaciones nucleares, haciendo eco de un bombardeo reciente atribuido a Israel y respaldado por EE.UU. Este episodio evidencia cómo la geopolítica nuclear sigue siendo uno de los campos de batalla más complejos en las relaciones internacionales actuales.

El contexto: de Viena a Teherán

Desde la firma del acuerdo nuclear en 2015 —oficialmente el Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA)— hasta su debilitamiento tras el retiro de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump en 2018, las tensiones entre Irán y las potencias occidentales han escalado constantemente. El reciente incidente ocurrió tras una serie de bombardeos en junio de 2025 sobre sitios nucleares iraníes.

Según el borrador de resolución de Irán, estos ataques fueron "deliberados e ilegales" y constituyen "una clara violación del derecho internacional". La resolución instaba a todos los estados a abstenerse de realizar este tipo de ataques o de amenazarlos, subrayando el carácter supuestamente pacífico del programa atómico iraní.

Presión 'diplomática': la maniobra de EE.UU.

La retirada del documento no fue un acto de simple diplomacia. Fuentes diplomáticas occidentales señalaron que Estados Unidos realizó un intensa presión de cabildeo entre bastidores para evitar la aprobación de la resolución. ¿La amenaza principal? Reducir fondos a la propia OIEA si se aprobaba el texto y si, de alguna forma, se limitaban los derechos de Israel dentro del organismo.

"Creemos firmemente que la voz de este organismo no debe distorsionarse bajo el peso de la intimidación y la presión política ejercida por uno de los agresores", declaró Reza Najafi, embajador de Irán ante Naciones Unidas.

Este tipo de presión revela un patrón ya recurrente: el uso del financiamiento como herramienta de coerción en organizaciones multilaterales. El caso recuerda al episodio de 1981, cuando el OIEA suspendió la asistencia técnica a Israel tras su ataque a un reactor nuclear iraquí. Entonces, las condenas fueron categóricas desde el Consejo de Seguridad de la ONU hasta la Junta de Gobernadores del propio organismo.

Israel, Estados Unidos e Irán: un triángulo inestable

La participación directa de Estados Unidos en el conflicto reaviva un escenario tenso. El pasado 22 de junio, Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares iraníes bajo el argumento de que el programa de enriquecimiento de uranio de Irán representa una amenaza creciente para la región y específicamente para Israel.

"La grave y creciente amenaza que el programa de enriquecimiento de Irán representa para Israel y la región requería una acción fuerte y decisiva dirigida por el presidente Trump", dijo Howard Solomon, representante estadounidense en Viena.

La posición de Irán, por otro lado, subraya que su programa nuclear tiene un propósito exclusivamente pacífico. Sin embargo, informes del propio OIEA contabilizan más de 400 kilogramos de uranio altamente enriquecido, una cantidad considerada crítica para el posible desarrollo de una bomba nuclear.

Europa y el 'snapback': el retorno de las sanciones

Mientras el escenario se recalienta, Europa toma distancia de la pasividad. Francia, Alemania y el Reino Unido han reactivado formalmente el mecanismo de "snapback" incluido en el acuerdo del JCPOA, lo que permitiría reimponer sanciones de la ONU a Irán en 30 días si no se alcanza una solución diplomática.

El presidente francés Emmanuel Macron confirmó en una entrevista: "Sí. Creo que es un hecho consumado porque las recientes señales por parte de Irán no son serias."

No obstante, los europeos han indicado que estarían dispuestos a extender el plazo si Irán acepta:

  • Reanudar negociaciones directas con Estados Unidos
  • Autorizar acceso total a los inspectores del OIEA
  • Rendir cuentas sobre las reservas de uranio enriquecido

¿Quién dirige al OIEA y por qué importa?

El OIEA se encarga no sólo de inspeccionar los programas nucleares de los países miembro, sino también de coordinar los estándares de seguridad y responder ante incidentes nucleares. Está compuesto por 180 países miembros y su Conferencia General se realiza anualmente en Viena. En esa reunión se decide el presupuesto y se votan resoluciones clave sobre energía y seguridad nuclear mundial.

Contar con el respaldo de esta organización para una resolución como la planteada por Irán representaría una victoria diplomática y moral. Sin embargo, también haría visible un cisma dentro del organismo al enfrentar directamente a potencias nucleares como Estados Unidos, Israel y el bloque occidental. Este riesgo fue justamente lo que motivó a países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros, a apoyar la moción iraní.

La hipocresía nuclear y la seguridad global

Una de las críticas más recurrentes a la política nuclear occidental es la percepción de doble rasero. Mientras se condena el avance del programa nuclear iraní, poco se menciona el arsenal nuclear no declarado de Israel, o el papel de Estados Unidos en proliferar tecnología de uso dual. Según informes de la Federación de Científicos Americanos, Israel posee entre 80 y 90 ojivas nucleares no sujetas a inspección del OIEA.

La paradoja se intensifica cuando se observa que ni Israel, India ni Pakistán han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), y aun así tienen relaciones más 'normales' en el marco diplomático internacional respecto a Irán.

Implicaciones futuras para la no proliferación

La retirada de la resolución podría ser vista como una victoria táctica para Occidente, pero plantea riesgos estratégicos a largo plazo. Deslegitimar a la OIEA como un foro neutral podría socavar su rol en la inspección e impedir una solución internacional sostenible a la crisis nuclear iraní.

Además, las amenazas de recorte de fondos o el uso de éstas como herramienta coercitiva podrían minar su independencia financiera, ya que Estados Unidos aportó más de 25% del presupuesto regular del organismo en 2023.

Si el clima actual de confrontación persiste, algunos expertos pronostican un escenario donde Irán se retire del TNP siguiendo los pasos de Corea del Norte, poniendo en jaque medio siglo de diplomacia nuclear.

Conclusión abierta: ¿hacia una nueva carrera armamentista?

Más que un simple documento diplomático, la resolución de Irán hubiera podido establecer un precedente frente a la militarización del uso nuclear. Con su retirada, quedan al descubierto no solo las vulnerabilidades del derecho internacional, sino también los límites de los organismos multilaterales para funcionar bajo presión geopolítica.

La pregunta más peligrosa es: ¿qué pasaría si mañana otro país decide atacar infraestructura nuclear civil alegando "amenazas preventivas"? Sin un consenso firme y claro desde organismos como el OIEA, el mundo podría estar deslizándose rumbo a una nueva era de guerras nucleares difusas y sin reglas claras.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press