Islas que emergen del hielo: el retroceso de glaciares que desnuda nuevas geografías

La desaparición del glaciar Alsek en Alaska revela una nueva isla y pone en evidencia el avance implacable del cambio climático en los paisajes árticos

En el corazón del Parque Nacional y Reserva de la Bahía de los Glaciares en Alaska, la naturaleza ha revelado un nuevo secreto: una isla que hasta hace poco se encontraba completamente cubierta por el glaciar Alsek. Este fenómeno, lejos de ser una mera curiosidad geográfica, es una señal clara del cambio climático actuando a una velocidad sin precedentes.

Una tierra que emerge del hielo

Durante décadas, el glaciar Alsek abrazó una masa de tierra conocida como Prow Knob. Sin embargo, entre finales de julio y principios de agosto de 2025, esa conexión se rompió oficialmente. Así lo confirmó Mauri S. Pelto, glaciólogo del Nichols College en Massachusetts y uno de los expertos que ha seguido esta transformación a través de imágenes satelitales mensuales.

“Anticipábamos esta desconexión desde hace años. Verlo finalmente ocurrir fue impactante”, declaró Pelto, quien ha documentado este tipo de cambios debido al calentamiento global desde principios de la década de 2000.

¿Qué significa este cambio en el paisaje?

La nueva isla, antes parte integral del sistema glacial, ahora se encuentra completamente rodeada por las frías aguas del lago Alsek. Esta extensión de agua ha crecido de manera espectacular en los últimos 40 años, alimentada por el deshielo de los glaciares Alsek y Grand Plateau, así como por el río Alsek.

La isla revelada, Prow Knob, tiene aproximadamente 5 kilómetros cuadrados y su punto más alto se alza a más de 300 metros sobre el nivel del mar.

Este tipo de descubrimientos son raros, incluso para Alaska, donde más de 1,000 glaciares han sido identificados en Glacier Bay. La mayoría simplemente se retrae dejando atrás lagos o vegetación. Que se revele una isla de este tamaño es, según Pelto, un fenómeno extremadamente poco común.

El retroceso glacial: una consecuencia medible del cambio climático

No es ningún secreto que los glaciares de Alaska están retrocediendo, pero cada nuevo evento ofrece pruebas palpables del calentamiento global. Según un reporte del Observatorio de la Tierra de la NASA, el glaciar Alsek permanece en retirada constante desde al menos los años 80.

Y no es el único. Tres grandes lagos glaciares han crecido de forma significativa en esta región durante las últimas cuatro décadas debido a la descongelación:

  • Laguna Alsek
  • Laguna Grand Plateau
  • Laguna Tarr Inlet

Estos lagos antes eran pequeñas extensiones de agua temporal, ahora son cuerpos permanentes de agua que albergan fauna local, acumulación de sedimentos e incluso hielo flotante desprendido de los glaciares.

¿Qué nos dice la ciencia sobre el futuro de los glaciares de Alaska?

Un estudio publicado en la revista Nature Communications en 2023 calculó que si las condiciones actuales de emisiones de carbono se mantienen, Alaska podría perder más del 50% de su masa glaciar para el año 2100.

Esto no sólo cambia el paisaje; también altera ecosistemas, rutas migratorias de animales y equilibrios hidrológicos regionales. Además, contribuye al aumento del nivel global del mar, afectando ciudades costeras en todo el planeta.

Prow Knob y su nueva “vida” como isla

Ahora que Prow Knob se ha convertido oficialmente en una isla, surgen otras preguntas logísticas y ecológicas. ¿Cómo cambiará la vida allí? ¿Qué especies colonizarán este nuevo territorio? ¿Serán necesarios cambios en los mapas oficiales del Estado?

“Ya estamos observando parches de vegetación ampliándose en lo que antes era hielo. La transformación es rápida”, explicó Pelto. Científicos como él harán seguimientos continuos a esta isla para estudiar cómo evoluciona ecológicamente y cómo se integra al resto del parque nacional.

¿Es solo una anécdota geográfica?

Muchos podrían pensar que la aparición de una isla por la desaparición de un glaciar es exclusivamente una novedad visual o un hecho curioso. Pero en realidad, es una alerta de que nuestro planeta está cambiando de manera irreversible, especialmente en las regiones polares y subpolares.

Este fenómeno nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones —emisiones industriales, deforestación, consumo energético desmedido— terminan provocando transformaciones a miles de kilómetros de distancia.

Glacier Bay: un laboratorio viviente del cambio climático

El Parque Nacional Glacier Bay ha sido durante años un sitio ideal para estudiar el calentamiento global. En él se encuentra uno de los sistemas glaciares más dinámicos del mundo. Su historia ha sido contada a través de diarios de exploradores como George Vancouver en el siglo XVIII, quien navegó por aguas que entonces estaban completamente cubiertas por hielo. Hoy, esas mismas aguas están abiertas al paso de cruceros turísticos que ven focas durmiendo sobre témpanos flotantes.

Cada glaciar que retrocede deja huella: en la historia, en la ecología y en la conciencia colectiva.

Una oportunidad en medio del deshielo

A pesar de que el retroceso glaciar es una preocupación global, también representa una oportunidad para desarrollar ciencia aplicada. La región de la Bahía de los Glaciares está siendo monitoreada por múltiples universidades e instituciones científicas internacionales debido a su rápida transformación.

Los datos recolectados permiten predecir el comportamiento de otros glaciares, así como diseñar estrategias de mitigación en comunidades costeras que podrían verse afectadas por la subida del nivel del mar.

“Cada kilómetro de retroceso glaciar en Alaska nos da una pista sobre el futuro de Groenlandia y la Antártida”, agregó Pelto.

¿Qué podemos hacer como individuos ante estos cambios?

La mayoría de nosotros no puede detener físicamente el retroceso de los glaciares, pero nuestras decisiones diarias sí tienen impacto. Aquí algunas acciones efectivas:

  • Reducir el uso del automóvil y preferir transporte público o bicicletas.
  • Disminuir el consumo de carne y productos de alto impacto ambiental.
  • Consumir energía de fuentes renovables en la medida de lo posible.
  • Apoyar políticas públicas ambientales y votar por líderes comprometidos con el clima.
  • Informar e inspirar a otros sobre la urgencia climática global.

El surgimiento de Prow Knob como isla es, en última instancia, una postal de alerta. Una que nos recuerda que el planeta está hablando... y nos toca a nosotros decidir si queremos escuchar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press