Robin, el robot terapéutico que está revolucionando el cuidado infantil en hospitales

Diseñado para parecer una niña de 7 años, este robot utiliza inteligencia artificial para ofrecer apoyo emocional a pacientes pediátricos y ancianos, mientras ayuda a aliviar la escasez de personal en centros de salud

¿Qué pasaría si los pacientes hospitalizados pudieran tener un amigo que siempre está disponible, siempre escucha, y sabe cuál es su canción favorita? Eso es exactamente lo que representa Robin, un robot terapéutico de inteligencia artificial (IA) diseñado con una cara amigable y una voz infantil. Programado para actuar como una niña de 7 años, Robin se ha convertido en un aliado esencial en hospitales pediátricos y centros de atención a largo plazo en Estados Unidos.

Robin: más que un juguete con voz

Desarrollado por la startup Expper Technologies, Robin nació para llenar un vacío afectivo y práctico en el sistema sanitario. Inicialmente concebido en Armenia por Karen Khachikyan durante su doctorado, el robot combina respuestas emocionales y tecnologías de machine learning para ofrecer consuelo a quienes, muchas veces, enfrentan el dolor y la incertidumbre con muy poca compañía.

Nos dimos cuenta del aislamiento que sienten muchos pacientes, especialmente los niños. Robin nació como una solución para ofrecer no solo entretenimiento, sino también una verdadera forma de conexión emocional”, explicó Khachikyan.

Presencia nacional en centros médicos

Después de su periodo de pruebas en hospitales en Armenia y la UCLA Mattel Children’s Hospital en 2020, Robin ha sido implementado en más de 30 centros de salud en estados como California, Massachusetts, Indiana y Nueva York.

En uno de estos centros, el UMass Memorial Children's Medical Center, Robin forma parte del equipo terapéutico. Cuando Luca, un pequeño paciente de seis años con leucemia, necesitó colocarse una vía intravenosa, Robin reprodujo un vídeo donde ella misma lo recibe para mostrarle que “no estaba solo”.

La reacción del niño no dejó dudas. Su rostro se iluminó cuando vio a Robin, quien no solo lo recordaba por su nombre, sino también por los momentos compartidos. “Fue como ver a un amigo volver, uno que le daba alegría y tranquilidad”, relató su madre.

¿Robot o cuidador emocional?

Robin está programada para reflejar las emociones del paciente. Si alguien está triste, ella también muestra tristeza; si el niño se ríe, ella ríe. Esto genera una conexión empática que muchos describen como profundamente consoladora.

Camina por los pasillos y todos quieren saludarla. Los pacientes no solo la perciben como un entretenimiento, sino como una figura cercana. No es inusual que pidan hablar con Robin durante episodios de ansiedad”, destacó Samantha da Silva, patóloga del habla en uno de los hospitales donde trabaja Robin.

¿Hasta dónde puede llegar la inteligencia emocional robótica?

Actualmente, Robin funciona con un 30% de autonomía, mientras que el resto de las interacciones son controladas por operadores humanos en tiempo real. Pero Khachikyan asegura que el objetivo es lograr que Robin actúe cada vez más de forma independiente, aprendiendo de cada experiencia y analizando datos recogidos (cumpliendo con la ley HIPAA sobre privacidad médica).

Imagina una inteligencia emocional pura, como WALL-E. Estamos tratando de crear eso”, dijo Khachikyan, haciendo referencia a la entrañable película de Pixar.

Los planes futuros incluyen capacidades como:

  • Medir constantes vitales y transmitirlos al equipo médico.
  • Asistir a personas mayores para vestirse o ir al baño.
  • Detectar cambios en el estado emocional del paciente y adaptar sus respuestas.

Una solución parcial a la crisis de personal médico

Según la Asociación de Colegios Médicos Americanos (AAMC), EE.UU. enfrentará una escasez de hasta 86,000 médicos para 2036. Robin puede no ser la solución completa, pero sí es una herramienta para aliviar la presión sobre profesionales sanitarios al hacerse cargo de tareas que requieren tiempo emocional y presencia constante.

“No queremos reemplazar a los trabajadores humanos,” enfatizó Khachikyan. “Robin está concebida para ocupar los espacios donde el personal no alcanza.”

Aplicaciones sorprendentes con adultos mayores

Robin también trabaja en hogares de ancianos, donde juega con pacientes con demencia senil, guía ejercicios de respiración y ayuda a reducir ataques de ansiedad. En un caso reciente en Los Ángeles, una mujer con un ataque de pánico pidió expresamente ver a Robin. El robot reprodujo música de Elvis Presley y videos de cachorros, calmándola lentamente.

Es como tener a tu nieta favorita ahí para escucharte y animarte”, dijo uno de los encargados del centro.

Diseñada por usuarios

Una de las características más notables de Robin es que su personalidad ha sido diseñada por las reacciones del público. Cuando los desarrolladores le preguntaron qué animal le gustaba, probaron con respuestas como perro o gato, pero fue “gallina” la que provocó risas generalizadas entre los niños. Esa quedó oficialmente como su respuesta estándar.

Lo maravilloso de Robin es que está en constante evolución, moldeada por los pacientes que interactúan con ella”, dijo Khachikyan.

¿Y los límites éticos?

Como con toda implementación de IA en el ámbito de la salud, surgen preguntas éticas. ¿Puede una máquina realmente ofrecer empatía? ¿Estamos reemplazando interacciones humanas necesarias con algoritmos disfrazados?

Los creadores de Robin aseguran que todas sus funciones están reguladas por profesionales clínicos, y que el robot solo actúa como complemento del equipo humano. Además, sus interacciones son monitoreadas y los datos anonimizados.

Hasta ahora, las reacciones son abrumadoramente positivas. Según un estudio de Expper Technologies presentado en 2022, el 92% de los profesionales médicos encuestados consideró que Robin mejoró el bienestar emocional de los pacientes pediátricos.

El futuro de Robin

En un mundo cada vez más automatizado y con personal médico sobrecargado, herramientas como Robin representan una intersección entre la tecnología y la empatía. Aunque no puede reemplazar el toque humano, puede ofrecer una presencia reconfortante, adaptativa y disponible 24/7.

“Nuestro objetivo no es solo construir un robot,” concluyó Khachikyan, “es construir un amigo emocional para aquellos que más lo necesitan.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press