¿Impuestos cero en las propinas? La polémica medida fiscal de Trump que divide a EE. UU.
La promesa del expresidente comienza a tomar forma, pero con limitaciones que podrían perjudicar a millones de trabajadores que viven de las propinas
Una de las promesas fiscales más llamativas del expresidente Donald Trump —"no tax on tips"— está más cerca de hacerse realidad. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha publicado recientemente una propuesta de reglamento para implementar esta iniciativa que, en teoría, exime del pago de impuestos federales a las propinas recibidas por ciertos trabajadores. Pero, ¿es realmente tan beneficiosa como suena? Vamos a analizar en detalle esta medida, su contexto político, sus repercusiones económicas y los múltiples puntos de controversia que ya genera.
¿En qué consiste la propuesta?
La normativa, que entraría en vigor el 1 de enero de 2025 y se mantendría hasta 2028, forma parte de una ley de gastos y recortes fiscales impulsada por los republicanos y firmada por Trump en julio. Básicamente, propone eximir del impuesto federal sobre la renta hasta 25.000 dólares anuales en propinas para ciertos trabajadores que desempeñan oficios tradicionalmente ligados a este tipo de remuneración.
Sin embargo, no todas las propinas ni todos los trabajadores son elegibles. Las propinas deben haber sido:
- Dadas voluntariamente y no como un cargo automático.
- Recibidas en ocupaciones específicas incluidas en una lista designada por el Tesoro.
- Reportadas oficialmente al empleador e incluidas en el formulario W-2.
- Pagadas en efectivo, cheque, tarjeta de débito o regalo con valor monetario definido (excluyendo criptomonedas y bienes intangibles).
Además, la deducción no estará disponible para personas casadas que declaren impuestos por separado, ni para aquellos cuya renta bruta ajustada modificada supere los 150.000 dólares anuales.
¿Quiénes califican?
La lista de ocupaciones calificadas es extensa y, a la vez, sorprendentemente diversa. Incluye desde meseros y bartenders hasta DJ’s, influencers digitales, jardineros, masajistas, payasos o pilotos de paracaidismo. En contraste, deja fuera a muchos trabajadores cuyos trabajos también pueden implicar el recibo de propinas, pero que no están específicamente mencionados en la lista.
Según el Yale Budget Lab, había alrededor de 4 millones de trabajadores con ocupaciones basadas en propinas en 2023, lo que representa el 2.5% del total de empleos en EE. UU. Esta medida, entonces, apunta a un segmento específico de la clase trabajadora.
¿Qué implicaciones fiscales tiene para el país?
Desde el punto de vista económico, esta medida tiene un coste significativo.
- El Comité Conjunto de Tributación del Congreso estima que la deducción reducirá los ingresos federales en 32.000 millones de dólares en los próximos 10 años.
- La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que el déficit aumentará en 40.000 millones hasta 2028.
Y todo esto sin eliminar otras obligaciones fiscales: los impuestos sobre nóminas (para Medicare y Seguridad Social) siguen aplicando, así como los tributos estatales y locales.
¿Una medida equitativa o restrictiva?
Una de las críticas más recurrentes es que esta medida presenta demasiadas restricciones. Al limitar estrictamente qué tipos de trabajadores califican y condicionar el ingreso para la deducción, miles de trabajadores que viven de las propinas podrían quedar excluidos.
Otra preocupación es el hecho de que las propinas deben ser reportadas y documentadas. Muchos sectores, sobre todo la economía informal, funcionan con ingresos en efectivo no declarados. Esto no solo refuerza la desigualdad en el acceso al beneficio, sino que también puede incentivar prácticas irregulares.
Finalmente, no se aplica a las propinas obligatorias o cobradas como "cargo por servicio", algo común en restaurantes de alta gama o servicios de recepción de hoteles.
¿Quién gana con esta medida?
Desde una perspectiva política, la medida resulta claramente populista y busca ganar el apoyo de la clase trabajadora, especialmente en sectores de servicios donde Trump ha calado con fuerza. Es una respuesta directa a críticas progresistas sobre la carga fiscal que soportan los trabajadores con bajos ingresos. Sin embargo, su diseño técnico y fiscal limita el alcance práctico del beneficio promovido.
Por ejemplo, ¿cómo se beneficiará una mesera con dos empleos parciales que gana en total 32.000 dólares al año en propinas, si solo puede deducir 25.000 y parte de ese ingreso no fue reportado debidamente a la empresa?
Esto no es un beneficio universal. Es un alivio tributario para ciertos trabajadores dentro de márgenes muy específicos.
El contexto político: Trump, elecciones y estrategia
La medida de "no tax on tips" también tiene un evidente valor electoral. Estamos a las puertas de un proceso presidencial en 2026, y Trump ha estado relanzando su imagen como defensor del trabajador común. La política fiscal es una herramienta central en su estrategia populista.
Si bien este tipo de propuestas causan fuerte resonancia con sus bases, también generan una división ideológica significativa en el Congreso. Los demócratas argumentan que, más que ayudar al trabajador, estas políticas benefician a empleadores que pueden usar la exención para justificar salarios base más bajos.
Además, la medida alimenta un dilema mayor: ¿debe el sistema fiscal estadounidense ser progresivo o regresivo? ¿Beneficiar a quienes menos tienen o reducir impuestos en general? Las respuestas dependen del prisma ideológico con que se mire, pero en cualquier caso, esta medida añade más leña al fuego del debate fiscal en EE.UU.
Beneficios fiscales vs desfinanciamiento estatal
El énfasis en las exenciones fiscales como motor económico ha sido históricamente parte del discurso republicano. Pero cada pérdida recaudatoria tiene efectos en el gasto público.
¿Dónde se reflejarán los 40 mil millones de déficit adicionales? ¿En recortes de programas sociales? ¿Menor financiamiento hospitalario o educativo? Ese es el otro lado de la moneda.
Los recursos fiscales que se dejan de recaudar impactan directamente en los servicios públicos y programas de asistencia.
El futuro: ¿habrá más políticas de alivio tributario selectivo?
Esta nueva propuesta puede marcar un precedente. Si se aprueba y se mantiene, podríamos ver en el futuro escenarios donde trabajadores de otras áreas solicitan un tratamiento fiscal similar. ¿Qué ocurre con músicos, artistas callejeros, trabajadores freelance o creadores de contenido que no están en la lista?
Además, con el avance de plataformas digitales de propinas y pagos descentralizados como Venmo, CashApp o criptomonedas, la línea entre ingreso formal e informal cada vez es más delgada. El fisco tendrá el desafío de adaptarse a un ecosistema laboral en constante cambio.
En resumen: una medida simbólica, pero limitada
La promesa de "cero impuestos sobre propinas" suena como un alivio inmediato para un sector vulnerable. Pero su implementación práctica, con múltiples trabas, beneficiará a una fracción del total de trabajadores que dependen de las propinas.
Es un movimiento político, más que una reforma estructural. Y plantea interrogantes sobre la justicia tributaria, la sostenibilidad del déficit fiscal y la viabilidad de beneficios selectivos bajo criterios estrechamente definidos.
Esta puede ser solo la primera ficha de dominó en un juego fiscal que seguirá dando mucho de qué hablar.