Controversia en EE.UU.: El nuevo comité de vacunas liderado por Kennedy Jr. sacude guías médicas clave

Decisiones polémicas y sorpresivas en el panel asesor de vacunas de los CDC generan preocupación entre médicos y expertos de salud pública

Una nueva era de escepticismo institucional

La reciente reunión del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés), celebrada en Atlanta bajo la dirección del secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., marca un punto de inflexión para la política de vacunación en Estados Unidos. Conocido por su postura escéptica hacia las vacunas, Kennedy Jr. seleccionó personalmente a los 12 miembros de este panel tras despedir al anterior comité de 17 expertos. Esta renovación radical ya ha producido resultados como la negativa a seguir recomendando vacunación contra la COVID-19 y cambios significativos en la política de inmunización infantil.

Decisiones que sorprenden y preocupan

Durante la caótica reunión de dos días, el comité tomó decisiones controvertidas:

  • Se negó a recomendar la vacuna contra la COVID-19, incluso para personas mayores y grupos de alto riesgo.
  • Cambió la recomendación sobre la vacuna MMRV (sarampión, paperas, rubéola y varicela), desaconsejando su uso en menores de cuatro años.
  • Postergó sin fecha una votación clave sobre la administración de la vacuna contra la hepatitis B en recién nacidos.

Estas decisiones podrían tener un impacto enorme en la cobertura, acceso y percepción pública sobre las vacunas. Médicos y autoridades sanitarias han expresado su alarma por la posible confusión en la población y el retroceso en el progreso realizado durante décadas en la lucha contra enfermedades infecciosas.

COVID-19: de recomendación nacional a elección personal

El panel declinó recomendar oficialmente la vacuna contra la COVID-19, pese a que el virus provocó entre 32,000 y 51,000 muertes en EE.UU. durante el otoño e invierno pasados, según datos de los CDC. Aunque existe acceso a las vacunas (especialmente para mayores de 65 años o personas inmunocomprometidas), el comité optó por dejar la decisión a la discreción del individuo.

“No recomendaremos su uso generalizado. Es decisión de cada uno”, sentenció uno de los miembros.

Este enfoque choca frontalmente con la visión de salud pública tradicional, que busca maximizar la inmunidad de grupo mediante campañas de vacunación. El resultado inmediato es un aumento de la confusión entre pacientes y médicos, especialmente al acercarse la temporada de refuerzos de otoño.

MMRV: el regreso de la dosificación por separado

En otra decisión sorpresiva, el panel votó 8-3 para no recomendar la vacuna combinada MMRV para niños menores de 4 años, favoreciendo en cambio las dosis por separado para sarampión-paperas-rubéola (MMR) y varicela. Esta recomendación se justifica en base a estudios que muestran un "ligero aumento" de convulsiones febriles no dañinas tras el primer uso de la vacuna combinada en menores de dos años.

No obstante, los datos presentados no incluyen nueva evidencia significativa que justifique revertir las recomendaciones establecidas desde 2009, cuando el mismo comité concluyó que ambas opciones eran seguras.

Actualmente, el 85% de las familias elige la administración separada en la primera dosis, pero este cambio podría hacer que se elimine por completo el uso de la vacuna combinada desde programas médicos como Medicaid. Para los padres que optaban por la combinación, esto representa un proceso más complejo.

Hepatitis B: cuestionar una política probada

Desde 2005, EE.UU. recomienda administrar la vacuna contra la hepatitis B a los recién nacidos antes de su salida del hospital. Esta decisión redujo a la mitad los casos en bebés. Aun así, el panel mostró reparos en mantener dicha norma, especialmente cuando la madre da negativo a la hepatitis B. "¿Estamos haciendo que nuestros bebés resuelvan problemas de adultos?", preguntó un miembro.

Organizaciones médicas como la American Academy of Pediatrics objetaron que el comité reabra este debate sin presentar nueva evidencia significativa. Finalmente, la votación fue aplazada indefinidamente.

Inexperiencia y caos: una reunión con fisuras

Desde el inicio, el ambiente en la reunión fue inusual. El presidente Martin Kulldorff, epidemiólogo conocido por su relación con la Great Barrington Declaration (documento que proponía una estrategia de “inmunidad de rebaño” para la COVID-19), retó públicamente a antiguos directores de los CDC a un debate.

Algunos momentos causaron bochorno: votaciones mal entendidas, revisiones de decisiones ya tomadas, y hasta un panelista aparentemente dormido en plena sesión.

"Somos novatos... aún no entendemos bien todos los asuntos técnicos", admitió Kulldorff.

La inquietud entre profesionales del sector, sin embargo, va mucho más allá de simples errores técnicos:

"Preocupa ver la erosión de la integridad del comité", comentó la doctora Sandra Fryhofer de la Asociación Médica Estadounidense. "El criterio parece estar guiado por ideología más que por evidencia científica".

Impacto en la salud pública estadounidense

Las vacunas, uno de los pilares fundamentales de la salud pública moderna, han sido responsables del control y en algunos casos la erradicación de enfermedades como la polio, la viruela, el sarampión, entre otras. La confianza en estos programas se ha visto cuestionada intensamente durante y después de la pandemia del COVID-19, cuando grupos antivacunas y conspirativos aprovecharon la incertidumbre para sembrar dudas.

Según un informe del Kaiser Family Foundation en enero de 2023, el 34% de los adultos en EE.UU. dijeron tener poca o ninguna confianza en la seguridad de las vacunas en general. Decisiones como las del nuevo ACIP podrían empujar esas cifras aún más abajo.

El futuro de las recomendaciones de vacunación: ¿un callejón sin salida?

El papel del ACIP ha sido tradicionalmente técnico, neutral e informado. Su función era revisar datos clínicos rigurosos, tomar decisiones basadas en evidencia y brindar orientación al CDC, cuyas recomendaciones luego eran estándares para médicos y aseguradoras.

Ahora, con una dirección que desconoce o contradice años de consenso científico, este mecanismo se tambalea. Si sus decisiones comienzan a tener una fuerte carga de ideología o sospecha, el sistema de salud pública entero podría enfrentar una crisis de legitimidad.

Algunos estados, como California, Oregón e Illinois, ya han emitido sus propias recomendaciones vacunales que desafían las decisiones del comité. Asimismo, las principales aseguradoras del país han prometido seguir cubriendo las vacunas COVID-19 hasta 2026, sin importar la postura del ACIP.

¿El inicio de una fragmentación sanitaria?

El efecto a mediano y largo plazo puede ser devastador. La falta de una guía nacional coherente podría llevar a:

  • Diversidad caótica de políticas entre estados.
  • Más desinformación en redes sociales.
  • Mayor vulnerabilidad ante brotes de enfermedades evitables.

Los CDC enfrentan ahora un reto mayúsculo: balancear las nuevas recomendaciones, evitar una pérdida total de autoridad científica e intentar recuperar la confianza de la comunidad médica.

La pregunta que muchos expertos se hacen hoy es: ¿Será esta reconfiguración del ACIP una anomalía pasajera o el inicio de una nueva era donde la ciencia cede el asiento al populismo ideológico?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press