El Tratado de Alta Mar: Una Nueva Era en la Protección de los Océanos Globales

Aprobado por más de 60 países, este histórico acuerdo busca proteger la biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales. ¿Una hazaña diplomática o una promesa por cumplirse?

Un paso histórico para los océanos del mundo

En un evento que marca un antes y un después en la protección del medio ambiente global, más de 60 países han ratificado un acuerdo legal sin precedentes: el Tratado de Alta Mar, también conocido como el Acuerdo sobre la Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ por sus siglas en inglés). Este tratado crea, por primera vez, un marco legal vinculante para proteger vastas zonas de los océanos que no pertenecen a ningún país en particular. Estas regiones representan aproximadamente dos tercios de todos los océanos y casi la mitad de la superficie de la Tierra.

¿Por qué era necesario un tratado como este?

Durante décadas, las aguas internacionales, también llamadas alta mar, han estado sujetas a una falta alarmante de regulación. En palabras de Megan Randles, directora política global para océanos de Greenpeace: "Hasta ahora, las aguas internacionales han sido el Lejano Oeste". Sin control ni vigilancia adecuada, actividades como la pesca industrial indiscriminada, el cambio climático y la creciente amenaza de la minería submarina profunda han puesto en grave peligro los ecosistemas marinos.

Como parte de los compromisos internacionales frente a la crisis climática y de biodiversidad, el tratado es también crucial para el cumplimiento del objetivo global 30x30, que busca proteger el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta para 2030.

¿Qué establece el tratado?

El Tratado de Alta Mar proporciona una estructura legal para:

  • Establecer Áreas Marinas Protegidas (AMP) en alta mar.
  • Regular actividades potencialmente destructivas, como la minería en aguas profundas o la geoingeniería.
  • Crear mecanismos para compartir tecnología y promover la colaboración científica.
  • Garantizar la financiación justa entre países desarrollados y en desarrollo.
  • Tomar decisiones de forma multilateral a través de una conferencia de las partes, en lugar de acciones aisladas por países individuales.

Alta mar: un paraíso en peligro

Las zonas más allá de las jurisdicciones nacionales albergan una inmensa biodiversidad. Desde corales de aguas profundas hasta especies como el calamar gigante o tiburones peregrinos, estos ecosistemas muchas veces han escapado al ojo público por su poca accesibilidad. Pero su valor ecológico y científico es incalculable.

Sin embargo, este "paraíso escondido" ha visto un incremento en amenazas serias:

  • La pesca ilegal, no regulada y no reportada representa hasta el 30% de toda la pesca mundial según la FAO.
  • El cambio climático altera las corrientes oceánicas, provoca pérdida de oxígeno y acidificación del agua, afectando directamente la vida marina.
  • La minería en el fondo marino, impulsada por la demanda de metales raros como el cobalto y el litio, podría devastar hábitats que han tardado millones de años en formarse.

La ruta hacia la implementación

La ratificación por el Estado número 60 ha activado una cuenta regresiva de 120 días antes de que el tratado entre oficialmente en vigor. Luego, deberá celebrarse en el plazo máximo de un año la primera conferencia de las partes, donde se establecerán las reglas operativas, los órganos encargados de evaluar propuestas de protección y los lineamientos financieros.

Además, un incentivo particular busca fomentar la participación: solo los países que hayan ratificado el tratado antes de la primera conferencia podrán ejercer derecho a voto. Esto ha motivado a más naciones a acelerar sus procesos de ratificación para no quedarse fuera de las decisiones clave.

Un vistazo mundial: ¿quiénes están a bordo?

Más de 145 países ya reconocen la necesidad de proteger aguas internacionales. Entre los ratificadores destacan naciones europeas, latinoamericanas y de África subsahariana, indicando un amplio consenso global. Sin embargo, las grandes potencias como Estados Unidos, Rusia y China aún no han confirmado su compromiso definitivo.

Expertos advierten que una cooperación genuina y global es indispensable para que el tratado logre sus objetivos a largo plazo. "Los océanos no conocen fronteras, tampoco deberían tenerlas las soluciones", afirmó el biólogo marino francés Philippe Carrel en una conferencia reciente en Marsella.

Lo que está en juego

Según datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), casi el 90% de las poblaciones de peces marinos están plenamente explotadas o sobreexplotadas. La alta mar, una zona crítica para especies migratorias y procesos ecológicos globales, se convierte en el tablero clave para la supervivencia marina.

El impacto de su protección no es solo ambiental: involucra beneficios económicos, alimentarios y sociales para millones de personas. Pesca sostenible, ecoturismo marino, investigación científica y seguridad climática son algunos de los sectores que se verán fortalecidos con una implementación efectiva del tratado.

Retos y oportunidades

Si bien el tratado ya es una victoria diplomática, su éxito real dependerá de varios factores:

  • Compromiso político sostenido más allá del simbolismo inicial.
  • Financiación suficiente para monitoreo, investigación y vigilancia.
  • Innovación tecnológica para vigilar zonas remotas del océano.
  • Participación de comunidades científicas y civiles en la evaluación de propuestas.

"No se trata solo de firmar un documento; se trata de asumir la responsabilidad intergeneracional de conservar el 70% de nuestro planeta azul", matizó la oceanógrafa chilena Camila Martínez, quien participó como asesora independiente en la redacción de partes del texto final.

Un pacto que podría cambiar el futuro

El Tratado de Alta Mar marca la primera vez que una alianza internacional se establece con el único propósito de proteger la biodiversidad marina fuera de las fronteras nacionales. Con su entrada en vigor, el mundo tiene por fin las herramientas para transformar la gobernanza oceánica y proteger uno de sus tesoros más vastos y vulnerables.

Lo que estaba fuera del radar de las políticas conservacionistas ahora pasa a primer plano. Y si se cumple de manera efectiva, podríamos asistir al nacimiento de una nueva era de diplomacia ecológica global.

Para conocer más sobre este acuerdo y su evolución, puedes visitar el sitio de Naciones Unidas sobre Biodiversidad Marina en Alta Mar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press