Irak apuesta al sol: energía renovable para un futuro menos dependiente del petróleo
El país inaugura su primera planta solar industrial en Karbala, marcando un paso clave hacia la diversificación energética
En medio del árido desierto de Karbala, Irak ha encendido una nueva esperanza para su futuro energético: su primera planta solar a escala industrial. Este proyecto marca un hito en un país cuya historia reciente ha estado plagada de apagones crónicos, dependencia del gas iraní e incertidumbre económica, a pesar de su riqueza en petróleo y gas natural.
Una ciudad negra en el desierto
El nuevo complejo solar, que desde el cielo parece una ciudad vestida de negro rodeada de arena, se ubica en la provincia de Karbala, al suroeste de Bagdad. Está diseñado para generar hasta 300 megavatios de energía eléctrica en su punto máximo. Este proyecto es el primero de varios desarrollos de energía solar planeados para diversificar la matriz energética iraquí.
"Este es el primer proyecto de su tipo en Irak que tiene esta capacidad", afirmó Safaa Hussein, director ejecutivo de la planta, agregando que ayudará a reducir el consumo de combustible en las horas de mayor demanda y a mitigar el impacto ambiental negativo de las emisiones de gases.
Hacia una revolución solar
El gobierno iraquí no se conforma con un solo paso. En la provincia de Babil se construye otra planta con una capacidad de 225 megavatios, mientras que en Basora está por iniciarse un megaproyecto que producirá 1.000 megavatios. Según el viceministro de Electricidad, Adel Karim, actualmente están en desarrollo planes solares por un total de 12.500 megavatios.
Si se concretan completamente, estas iniciativas permitirían cubrir entre un 15% y un 20% del consumo eléctrico nacional (excluyendo la región autónoma del Kurdistán). En un país que sufre temperaturas que superan los 50°C en verano y que produce actualmente entre 27.000 y 28.000 megavatios cuando su demanda llega a los 55.000 megavatios, estas cifras son significativas.
La paradoja energética iraquí
Irónicamente, Irak es uno de los países más ricos en petróleo del mundo, pero sus ciudadanos padecen cortes constantes en el suministro de electricidad. Las causas son múltiples:
- Décadas de guerras, desde la invasión de Kuwait hasta la ocupación estadounidense y la lucha contra el Estado Islámico.
- Corrupción estructural: según Transparencia Internacional, Irak ocupa el puesto 157 de 180 en su índice de percepción de la corrupción (2023).
- Mala administración de los recursos energéticos: numerosas plantas funcionan de forma irregular o desactualizada.
Para llenar el hueco energético, Irak importa gas y electricidad de Irán. Cerca de 8.000 megavatios de la producción actual proviene del gas iraní. Esta situación ha generado conflictos diplomáticos, especialmente con Estados Unidos, que ha retirado recientemente la exención a las sanciones para la compra directa de electricidad iraní (aunque mantiene la del gas).
Un ahorro más allá de lo económico
Los beneficios de la transición solar no son solo ambientales y estructurales. Existe también un incentivo financiero. "Todas las compañías con las que hemos firmado contratos, o estamos negociando, nos venderán electricidad a precios muy atractivos", dijo Adel Karim. Aunque no reveló cifras, la promesa es clara: precios más bajos para el Estado y para los consumidores.
Desafíos a vencer en el camino solar
Sin embargo, esta transición no está exenta de desafíos. Entre ellos destacan:
- Infraestructura limitada: muchos sectores del país aún carecen de redes adecuadas para la distribución de electricidad.
- Seguridad inestable: zonas como Mosul, Anbar o Diyala siguen siendo vulnerables a la violencia.
- Dependencia tecnológica: gran parte de las instalaciones deberán ser construidas por empresas extranjeras con experiencia.
Tampoco se puede ignorar el peso político que aún tiene la industria del petróleo, que representa más del 90% del presupuesto nacional. Un giro hacia la energía solar requiere una reinversión interna profunda y una visión a largo plazo que no todos los actores políticos comparten.
Una mirada regional a la energía solar
Irak se suma a un movimiento regional cada vez más activo. Países vecinos han empezado a explorar el potencial de la energía solar con gran ambición:
- Arabia Saudita: proyecta producir 58.7 gigavatios de energía renovable para 2030, 40 de ellos en solar.
- Emiratos Árabes Unidos: en Dubái se encuentra la planta solar Mohammed bin Rashid Al Maktoum, una de las más grandes del mundo.
- Egipto: construyó el parque solar Benban, con más de 1.650 megavatios.
En este contexto, Irak parece tardío, pero no fuera de competencia. Su vasta superficie desértica y abundante radiación hacen del país un lugar óptimo para instalaciones solares de gran escala.
¿Solución duradera o luz pasajera?
El reto principal que enfrenta Irak es convertir estos proyectos en soluciones sostenibles. Para ello debe garantizar:
- Transparencia en las licitaciones y contratos.
- Educación técnica para formar una generación de especialistas en energías limpias.
- Voluntad política para disminuir gradualmente la dependencia al gas fósil.
Tal vez el ejemplo solar de Karbala no resuelva por completo la crisis energética del país, pero simboliza algo aún más poderoso: la posibilidad de que Irak vuelva a construir, panel a panel, un futuro resiliente basado en la sostenibilidad.
"No vemos estos paneles como vidrio negro, sino como un puente hacia la luz", comentó Nasser Karim al-Sudani, líder del equipo nacional de energía solar, durante la inauguración. Que la metáfora se haga realidad dependerá ahora de la constancia técnica, la cooperación internacional y, principalmente, la esperanza de un pueblo que ha vivido en sombras por demasiado tiempo.
Foto: Trabajadores caminan entre paneles solares en una planta de energía solar recién inaugurada en Karbala, Irak (17 de septiembre de 2025). Foto de Anmar Khalil.