La lucha de Bengaluru por salvar sus lagos: ¿espejos de agua o espejos de abandono?

Una mirada a cómo la ciudad tecnológica más pujante de la India pierde sus lagos entre el crecimiento urbano, la negligencia institucional y el resurgir de ciudadanos decididos a recuperar el agua.

Por décadas, Bengaluru fue conocida como la "Ciudad de los Lagos". Hoy, ese título parece cada vez más irónico. Con el crecimiento desbocado de la ciudad —motor tecnológico de la India, con más de 13 millones de habitantes—, la pérdida acelerada de sus cuerpos de agua amenaza no sólo su ambiente, sino también su subsistencia. La población, atrapada en una lucha entre urbanización y sostenibilidad, enfrenta un futuro incierto. Pero en medio del caos, hay quienes no están dispuestos a rendirse sin pelear.

De la abundancia a la ruina hídrica

En los años 70, Bengaluru albergaba más de 250 lagos, pequeños y medianos, que conformaban un complejo sistema de reservorios conectados por canales que se llenaban durante las lluvias del monzón. Esta arquitectura hidráulica milenaria, construida desde el siglo XVI, garantizaba agua para la agricultura, la pesca y el uso doméstico.

Hoy, quedan apenas unos 180 lagos, muchos de ellos en condiciones deplorables. Una encuesta realizada por el Instituto Indio de Ciencia en 2017 reveló que el 85% de los cuerpos de agua de la ciudad están gravemente contaminados, incapaces de sostener vida acuática.

Lagos enterrados por un desarrollo sin freno

La principal causa: un crecimiento urbano fuera de control. La falta de una planificación adecuada ha permitido que lagos se sequen y sean rellenados para dar espacio a nuevas carreteras, torres de oficinas, condominios o centros comerciales.

“Los lagos estaban conectados siguiendo los flujos naturales del terreno. Era un sistema integrado que funcionaba con gravedad para conservar el agua”, explica Shashank Palur, hidrólogo del laboratorio WELLLabs. “Hoy han quebrado ese sistema con construcciones donde no deberían estar”.

Sistemas de alcantarillado fallidos convierten lagos en cloacas

A esto se suma otro problema: el agua residual sin tratar fluye directamente hacia los lagos. En muchas partes de la ciudad, las viviendas nuevas son construidas sin estar conectadas aún al sistema de alcantarillado. Como los tanques sépticos se desbordan, las aguas negras son arrojadas de forma ilegal a canales de tormenta que desembocan en los lagos. El resultado es una ebullición de nutrientes que dispara el crecimiento de algas, jacintos y maleza acuática.

“Las malezas como el jacinto de agua crean una capa densa sobre el lago que impide el ingreso de oxígeno. Esto mata a los peces y vuelve inviable el lago”, afirma Sunil Kumar, pescador voluntario que dedica diez horas diarias a limpiar el lago Doddajala con ayuda de redes, tractores y esfuerzo humano.

Voluntarios al frente del rescate

Frente a la indolencia gubernamental, los ciudadanos han asumido el liderazgo en la restauración. Organizaciones como Friends of Lakes han ayudado a recuperar más de 20 cuerpos de agua. “Si algún lago se ha salvado en Bengaluru, es porque un grupo de ciudadanos luchó por él”, comenta V. Ramprasad, cofundador del colectivo. “Nos hemos convertido en los ojos y oídos de cada rincón que defendemos”.

Una de sus historias más exitosas fue la del lago Jakkur, restaurado por ciudadanos y premiado a nivel nacional en 2019. Hoy tiene un sendero peatonal, áreas verdes y es un punto de encuentro comunitario.

La restauración va más allá de lo estético

Sin embargo, los expertos advierten que limpiar basura flotante o plantar árboles no es suficiente. “Una restauración verdadera debería incluir captura de agua de lluvia, eliminación de entradas de agua contaminada y sistemas de recarga de acuíferos”, dice Bhargavi Rao, investigadora en temas ambientales.

“El reto no es solo limpiar, sino recuperar la función ecológica de los lagos”, agrega Ramprasad. “Necesitamos volver a verlos como sistemas interdependientes de almacenamiento, filtración y enfriamiento del ambiente. No como postales urbanas.”

El valor ambiental y climático de los lagos

En una ciudad que experimenta temperaturas por encima de los 37 °C en verano y frecuentes inundaciones en época de monzón, los lagos sanos podrían ser aliados cruciales.

“Los cuerpos de agua funcionan como zonas amortiguadoras ante lluvias intensas y también como franjas de enfriamiento en eventos de calor extremo”, señala Palur. Esto, además de permitir la recarga progresiva de aguas subterráneas, vital para una urbe que enfrentó una severa escasez de agua potable en 2024.

Ramprasath Manohar, jefe del sistema de agua de Bengaluru, explicó que se han tomado medidas como instalar cercas en 160 lagos y eliminar construcciones ilegales. No obstante, la falta de coordinación entre agencias estatales, un fallo judicial de 2012 ignorado y la inercia burocrática siguen minando los avances.

Una guerra contra el olvido

“La memoria también se evapora, como el agua”, reflexiona Kumar. “Cuando yo era niño, nadaba en el lago. Hoy, nado entre maleza y botellas de plástico”.

Aun así, mantiene su esperanza: “El día que esto quede limpio, volveremos a pescar. Los niños volverán a jugar en la orilla. Será un lugar para todos otra vez”.

En cada red lanzada entre la maleza y cada botella recogida por esfuerzo humano se libra una batalla no solo por el agua, sino por la dignidad de una ciudad que, en su ambición por crecer, olvidó refrescar sus raíces.

Y es que, como dice un dicho indio: “El que cuida el lago, bebe su agua pura por generaciones.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press