La sombra de la deportación: el caso del periodista Mario Guevara y el periodismo en la era de la represión migratoria
Un análisis sobre la detención de un reportero hispano en EE.UU., el uso del sistema migratorio como herramienta de silenciamiento, y el delicado equilibrio entre libertad de prensa e inmigración
Un periodista tras las rejas por informar
Mario Guevara, un periodista salvadoreño asentado desde hace décadas en Georgia, Estados Unidos, se convirtió en protagonista de una historia que expone los límites del sistema migratorio estadounidense, la fragilidad de la libertad de prensa para los periodistas hispanos y cómo el activismo se puede criminalizar cuando molesta a las estructuras de poder.
Desde junio, Guevara se encuentra en detención migratoria, a pesar de que ya fue absuelto de todos los cargos penales presentados tras su arresto durante la cobertura de una protesta. Su caso pone sobre la mesa una pregunta urgente: ¿se puede ejercer el periodismo libremente si documentar operaciones policiales te convierte en blanco del sistema migratorio?
¿Quién es Mario Guevara?
Guevara, de 48 años, huyó de El Salvador hace más de veinte años. Desde entonces, se convirtió en una figura clave del periodismo en español en Georgia. Trabajó durante años para Mundo Hispánico, y recientemente fundó su medio propio: MG News, desde donde transmite en vivo redadas de ICE y otros eventos relevantes para la comunidad inmigrante latina.
Su cobertura va más allá del periodismo tradicional; se ha convertido en un puente entre las comunidades inmigrantes y la realidad que muchas veces los medios en inglés ignoran. Su estilo directo y su presencia inmediata en operativos policiales ayudan a documentar y visibilizar acciones que, sin cámaras, podrían quedar impunes.
El arresto que desencadenó todo
El 14 de junio, mientras cubría una protesta contra la administración de Donald Trump en DeKalb County, Guevara fue arrestado por la policía local. Vestido con un chaleco que decía claramente “PRESS”, se encontraba sobre una acera junto a otros periodistas cuando los agentes lo esposaron.
La escena quedó registrada: no había multitudes, ni confrontaciones, ni amenazas. Aun así, fue acusado de asamblea ilegal, obstrucción a la policía y ser peatón en una carretera. Todas las acusaciones fueron posteriormente desestimadas por la Fiscalía local.
En palabras de la fiscal, el video demostró claramente que Guevara “cumplía generalmente con las indicaciones de los agentes y no exhibía intención de desobedecer”.
Del sistema criminal al sistema migratorio: la ‘doble justicia’
Tras el arresto, Guevara fue inmediatamente entregado a ICE (Oficina de Inmigración y Control de Aduanas), quien se aferró a un expediente migratorio de hace más de una década para justificar su detención e iniciar un proceso de deportación.
Ese expediente corresponde a una audiencia migratoria de hace 13 años, en la que se le concedió salida voluntaria, no una orden de deportación. Luego de apelar, el gobierno acordó cerrar el caso administrativamente, y se le otorgó permiso de residencia y trabajo.
Sin embargo, la Junta de Apelaciones Migratorias reabrió ese antiguo caso, ignorando el contexto actual del periodista. A pesar de que un juez migratorio le concedió libertad bajo fianza en julio, ICE se negó a liberarlo mientras la apelación seguía su curso. El 11 de octubre, la Junta dictaminó que la deportación era válida, con base en información que sus abogados aseguran es incorrecta.
Periodismo en la mira
El caso Guevara no es el primero ni el único que muestra cómo el periodismo puede convertirse en blanco del sistema migratorio. El periodista ha documentado incontables redadas de ICE, identificado irregularidades y supervisado detenciones arbitrarias. Su trabajo incomoda.
Scarlet Kim, abogada de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles), sostiene que Guevara “es perseguido por realizar su labor periodística y su detención es una amenaza directa a la libertad de prensa”.
Actualmente, la defensa del periodista ha solicitado a un tribunal federal que intervenga de urgencia. Tienen un argumento poderoso: Guevara tiene derecho legal a permanecer en Estados Unidos ya que su hijo adulto, ciudadano estadounidense, ha presentado una petición migratoria que podría darle residencia legal.
La paradoja legal
Uno de los puntos más confusos del sistema migratorio estadounidense es su naturaleza administrativa. A diferencia del sistema penal, las decisiones pueden revertirse, archivarse o reabrirse en cualquier momento. La deportación, incluso cuando parece resuelta, puede acechar durante décadas.
En el caso de Guevara, el gobierno utilizó la detención para forzar la reapertura de un caso cerrado. Todo esto, mientras el periodista tenía una solicitud pendiente de ajuste de estatus migratorio.
Para peor, ni ICE ni el Departamento de Seguridad Nacional han explicado públicamente cuál es el estatus actual de su deportación. La defensa teme que, debido a la interpretación de que existe una orden final de remoción, Guevara pueda ser deportado en cualquier momento.
El proceso judicial migratorio: oscuridad y arbitrariedad
El sistema de justicia migratoria en EE.UU. es un entramado altamente técnico, en donde las decisiones se toman administrativamente, sin muchas de las salvaguardas procesales que existen para quienes enfrentan juicios penales.
En datos del Centro Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad de Syracuse, en 2023 había más de 2.2 millones de casos pendientes en las cortes migratorias estadounidenses, lo que añade presión a los jueces y abre paso a decisiones precipitadas o con errores procedimentales, como parece haber ocurrido en el caso de Guevara.
En este contexto, detener o deportar a una figura pública que documenta al mismo sistema que lo detiene parece ser más que una coincidencia.
Una democracia en jaque: la libertad de prensa bajo amenaza
No es la primera vez que un periodista, especialmente de medios en español o comunitarios, es blanco de arrestos selectivos o intimidaciones en EE.UU.
Según el Informe Anual de Protección al Periodismo de Reporteros Sin Fronteras (2023), al menos 50 periodistas han sido detenidos temporalmente en EE.UU. durante coberturas de protestas o enfrentamientos sociales desde 2020. Aunque muchos son liberados rápidamente, el mensaje queda claro: cada cobertura puede tener consecuencias.
Cuando el ejercicio periodístico se utiliza como justificación para activar expedientes migratorios antiguos, nos enfrentamos a un cruce perverso entre burocracia y represión.
Más aún cuando lo que documenta Guevara (redadas, deportaciones, detenciones de padres frente a sus hijos) resulta políticamente incómodo para determinadas autoridades o agencias.
El poder de las redes y el periodismo comunitario
La fortaleza de Guevara ha sido su conexión con la comunidad inmigrante latina. En una era dominada por grandes narrativas mediáticas, el periodista ha construido su canal de comunicación directa gracias a transmisiones en vivo, consejos de testigos presenciales y cobertura in situ.
Estos modelos de periodismo directo e independiente, muchas veces sin respaldo corporativo, son fundamentales para las comunidades desprotegidas. Su criminalización no solo lesiona los derechos del periodista, sino que asfixia la voz de comunidades enteras que dependen de estos medios para entender lo que sucede en su entorno.
¿Qué está en juego?
La posible deportación de Mario Guevara sería más que la expulsión de un periodista: sería el silenciamiento de una comunidad, la criminalización de la cobertura social incómoda, y un precedente alarmante para todos los que documentan abusos desde las márgenes.
El caso también puntualiza con crudeza los vacíos del sistema migratorio y judicial de EE.UU., en donde una decisión administrativa reactivada tras años puede pesar más que una vida de contribuciones al país.
Mientras organizaciones como la ACLU luchan por su liberación, la pregunta resuena más fuerte que nunca: ¿puede resistir la libertad de prensa cuando los periodistas inmigrantes son tratados como amenazas por mostrar la verdad?