Muertes invisibles: El oscuro subregistro de sobredosis en Nebraska

Cómo la falta de autopsias, políticas obsoletas y negligencia institucional están ocultando una crisis de salud pública

Por años, Nebraska ha presumido uno de los índices de muertes por sobredosis más bajos del país. Esto ha sido usado por políticos y funcionarios para justificar recortes presupuestarios en salud mental y frenar nuevas políticas de reducción de daños. Sin embargo, lo que parece ser una 'bendición estadística' podría ser una cortina de humo que oculta una tragedia silenciosa: un masivo subregistro de muertes por drogas.

La historia de Derrek: cuando el sistema falla

Derrek Cocchiarella tenía 23 años cuando fue encontrado sin vida por su hermana menor. Había salido recientemente de rehabilitación. Su familia pensaba que estaba en camino a la recuperación. Durante horas creyeron que dormía una siesta reparadora. Pero al intentar despertarlo para comer pastel, descubrieron que su cuerpo ya estaba frío.

Su madre, Linette, no dejaba de preguntarse: ¿cómo pudo morir así de repente? Cuando llamó a la oficina del fiscal del condado -que en Nebraska también actúa como médico forense-, le dijeron que la causa de muerte ya había sido determinada: causas naturales.

“Eso no es posible”, dijo Linette. “Tenía 23 años”.

La ilusión de las cifras

En 2021, Nebraska reportó 234 muertes relacionadas con drogas. Eso equivale a menos de 12 muertes por cada 100,000 habitantes, muy por debajo del promedio nacional. Esto ha servido de argumento para políticas de inacción. Pero expertos y análisis de datos de los CDC destacan una desconexión alarmante entre las tasas de sobredosis no fatales -altas- y el número de muertes reportadas -bajo.

Por ejemplo, en 2023 los departamentos de emergencias de Nebraska, Montana y Texas reportaron una tasa similar de sobredosis no fatales: unas 85 por cada 100,000 residentes. Pero Montana y Texas duplicaron la tasa de muertes que Nebraska reportó. Si Nebraska reflejara una tasa comparable a la de Montana, se habrían reportado 338 muertes en vez de 187.

“Es como conducir un auto sin luces delanteras”, dice el Dr. Ali Khan, decano del Colegio de Salud Pública del University of Nebraska Medical Center.

¿Por qué no se cuentan las muertes?

Una de las razones más simples es que Nebraska no cuenta con médicos forenses dedicados de manera uniforme, como Montana o Texas. En lugar de eso, la responsabilidad cae en los fiscales de condado, cuya formación y prioridad es legal, no médica. Muchos no han reportado una sola sobredosis en años o incluso décadas.

El fiscal responsable de investigar la muerte de Derrek afirmó a Flatwater Free Press que no ordena autopsias en sospechas de sobredosis porque “una sobredosis no es un acto criminal. Es un accidente”.

Fiscales vs. familias: una lucha por la verdad

A pesar de que Linette suplicó una autopsia, se le dijo que tendría que pagar $4,500 de su bolsillo. Sólo después de múltiples llamadas y gestiones lograron que el fiscal cambiara de opinión. Sin embargo, ni siquiera así pudo obtener el informe toxicológico completo: el fiscal considera estos documentos como parte de una investigación criminal y no los comparte con los familiares.

Al final, el médico de cabecera de Derrek accedió a revisar los resultados y le informó la verdad: murió por una sobredosis de fentanilo.

Los números no cuadran: las muertes 'fantasma'

La historia no es única. Paul Weishapl, instructor de reducción de daños, ha contado funerales de amigos y conocidos durante años. A través de una revisión propia, calcula que conoce a al menos 96 personas que murieron por sobredosis en Nebraska. Pero solo 25 figuran como tal en los certificados de defunción.

En 25 condados del estado, se reportaron cero muertes por drogas entre 2019 y 2023. Estadísticamente, si esas regiones tuvieran solo la tasa estatal (ya subestimada), deberían haber registrado 213 fallecimientos más en ese período. Esa diferencia basta para explicar la “excelencia” estadística de la que presume Nebraska a nivel nacional.

“Parece que hay muchos menores de 30 muriendo de ataques al corazón aquí”, ironiza Weishapl.

Un sistema que falla: del campo al Capitolio

La falta de datos confiables tiene consecuencias políticas y presupuestarias. Nebraska ha recortado $15 millones del presupuesto de salud mental en los últimos años, y ha bloqueado múltiples intentos de implementar programas de intercambio de jeringas y mapas de sobredosis que ayuden a prevenir muertes.

En 2024, el gobernador Jim Pillen vetó un proyecto de ley que legalizaba servicios de intercambio de jeringas, usando el bajo índice de muertes como argumento. Sin embargo, ese mismo índice se sustenta en cifras probablemente inexactas.

La senadora Jana Hughes sintetizó la paradoja en un boletín legislativo: “Es como ser el último en saltar de un avión sin paracaídas.”

Los costos de volar a ciegas

El cálculo financiero del subregistro es doloroso. Nebraska ha recibido apenas $63 por persona en la última década desde el Centro de Tratamiento de Abuso de Sustancias (SAMHSA), el monto más bajo a nivel nacional. El promedio estadounidense es de $93 por persona, lo que significa una pérdida potencial de más de $50 millones en fondos federales.

Menos recursos generan legislaciones inadecuadas, servicios insuficientes y más muertes prevenibles. De hecho, entre 2010 y 2022, la tasa de mortalidad por drogas en Nebraska aumentó un 73%.

Derrek: más que una estadística

Derrek era brillante, con una mente matemática, un fan de las zapatillas que aún siguen apareciendo por su casa. Fue sincero, tan honesto que su madre lo describe como “abrumadoramente honesto”. Pero también luchaba con su salud mental y, en ocasiones, con una profunda soledad.

En los meses previos a su muerte, Derrek parecía mejorar. Entró en rehabilitación, participó en programas de recuperación. Nada indicaba que recaería. Pero así fue.

El día que murió, ni su familia ni los paramédicos entendieron las señales: la espuma en la boca, la piel azulada, la respiración gorgoteante. Nadie usó Narcan. Nadie reconoció una sobredosis de opioides.

“Si lo hubiéramos tenido [Narcan], creo que Derrek estaría vivo hoy”, dijo su madre.

Una transformación desde el dolor

Linette y su hija decidieron actuar. Fundaron una organización en memoria de Derrek. Imparten talleres sobre reconocimiento de sobredosis y distribuyen kits de Narcan. Hastings, su ciudad, ha cambiado rápidamente. Cuando dos chicas jóvenes sufrieron una sobredosis en la casa de un amigo de Derrek, sobrevivieron. Esta vez, alguien supo qué hacer. Esta vez, alguien tenía Narcan. Esta vez, hubo otra oportunidad.

Pero muchas historias como la de Derrek no tendrán ese segundo intento.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press