Putin, Ucrania y el punto sin retorno: ¿A dónde nos lleva esta guerra prolongada?
El legado distorsionado de Putin, el despertar de Ucrania y la advertencia final del jefe del MI6 al cierre de su mandato
Sir Richard Moore, el jefe saliente del Servicio Secreto de Inteligencia del Reino Unido (MI6), lanzó una de sus declaraciones más contundentes en sus cinco años de liderazgo: No hay absolutamente ninguna evidencia de que Vladímir Putin quiera negociar la paz en Ucrania. Estas palabras, pronunciadas en el consulado británico de Estambul, son una señal clara: la guerra en Ucrania no solo está estancada, sino que se adentra cada vez más en un punto de no retorno.
Un discurso que marca un cambio de era
Moore abandona el cargo a finales de septiembre de 2025, tras un mandato marcado por el resurgimiento de las tensiones geopolíticas en Europa del Este. Bajo su liderazgo estalló la guerra en Ucrania en febrero de 2022, un conflicto que ha cobrado decenas de miles de vidas y modificado el tablero diplomático europeo. En sus palabras finales, el espía máximo del Reino Unido no se guardó nada. Sentenció:
“Putin nos está tomando el pelo. Ha mordido más de lo que puede masticar. Pensó que obtendría una victoria fácil, pero -como muchos otros- subestimó a los ucranianos”.
El error estratégico de Putin
La invasión rusa de Ucrania buscaba ser un golpe rápido, similar a la anexión de Crimea en 2014, pero terminó consolidando una identidad nacional ucraniana más fuerte que nunca. Ucrania, que históricamente había oscilado entre esferas de influencia, ahora se posiciona firmemente hacia Occidente. Como resultado directo de la agresión rusa, países tradicionalmente neutrales como Finlandia y Suecia se unieron a la OTAN en una clara señal de respaldo a Kyiv y de rechazo a Moscú.
Según Moore, Putin ha hipotecado el futuro de Rusia buscando asegurar su legado egocéntrico basado en una visión distorsionada de la historia. En sus propias palabras:
“Putin trata de imponer su voluntad imperial por todos los medios disponibles. Pero no tendrá éxito. Esta guerra está acelerando el declive de Rusia”.
Datos clave de la guerra en Ucrania
- Desde su inicio en febrero de 2022, el conflicto ha provocado más de 350.000 muertes entre ambos bandos (según estimaciones no oficiales).
- Más de 14 millones de personas han sido desplazadas, con más de 8 millones convirtiéndose en refugiados fuera del país.
- Ucrania ha recibido más de 100.000 millones de dólares en ayuda militar y humanitaria internacional, liderada por Estados Unidos y la Unión Europea.
- El PIB de Rusia cayó un 2,1% en 2022 y permaneció estancado en 2023, según el FMI, mientras que su gasto militar alcanzó niveles récord.
La guerra de desgaste: ¿Una estrategia o una trampa?
Analistas europeos y estadounidenses coinciden en que Putin apuesta por una guerra de desgaste. Confía en que el interés político de Occidente se diluya con el tiempo, esperando así agotar a Ucrania, tanto económica como militarmente. Esta estrategia puede parecer viable a corto plazo, pero ignora una realidad clave: Ucrania ya no está sola.
Desde el inicio de la guerra, el país ha intensificado su colaboración con múltiples actores internacionales. Empresas de defensa occidentales están instalando fábricas en suelo ucraniano, incluyendo drones, misiles de precisión y sistemas antiaéreos.
El despertar del espíritu ucraniano
Uno de los grandes errores de cálculo de Rusia fue creer que Ucrania no podía resistir. A inicios de la invasión, Moscú estimaba que Kyiv caería en menos de una semana. Sin embargo, hoy -más de tres años después- el gobierno ucraniano se mantiene firme. Según Moore:
“El mayor legado de esta guerra será el fortalecimiento de la identidad nacional ucraniana. Ha sido forjada en medio del conflicto, y eso Putin jamás lo podrá revertir.”
Figuras como el presidente Volodymyr Zelensky se han convertido en símbolos internacionales de resistencia democrática. Ucrania no solo lucha por su tierra, sino también por los ideales de soberanía, libertad y autodefinición.
Putin contra la historia
La obsesión de Putin no es simplemente política. Está profundamente enraizada en una reconstrucción mitificada de la historia rusa. Según Moore, el mandatario ruso “quizás incluso se mienta a sí mismo”, creyendo en una narrativa imperial donde Ucrania es tan solo una extensión natural de Rusia.
Esta estrategia no solo pone en peligro al país vecino, sino también la integridad de la propia Rusia. El aislamiento internacional, las sanciones económicas y la fuga de cerebros están minando sectores clave de su economía.
¿Es factible la negociación?
Moore fue tajante: actualmente, es inviable cualquier negociación real con Rusia. Mientras Putin permanezca en el poder y mantenga su visión imperial, cualquier intento de paz será manipulado. Intentará usar las negociaciones para reagruparse, tal como lo hizo tras los Acuerdos de Minsk (2015).
En lugar de buscar una solución diplomática genuina, el Kremlin prolonga la guerra para ganar tiempo, debilitar alianzas occidentales y esperar un cambio de liderazgo político en países clave como Estados Unidos, Alemania o Francia.
El papel de Occidente
El mensaje de Moore también incluyó una advertencia a los aliados occidentales: no deben bajar la guardia. El apoyo militar, económico y diplomático debe mantenerse con firmeza para mantener la resistencia ucraniana.
Los informes de inteligencia del MI6 respaldan la idea de que si Occidente titubea, el riesgo no es solo la caída de Ucrania, sino también el desencadenamiento de una ola de agresiones en otros países con minorías rusoparlantes, como Moldavia o los estados bálticos (Estonia, Letonia, Lituania).
Hacia la redefinición del orden mundial
La guerra en Ucrania es, en muchos aspectos, una batalla ideológica sobre el futuro de la soberanía y el orden fundado tras la Segunda Guerra Mundial. El uso de la fuerza para el cambio de fronteras, los crímenes de guerra registrados en Bucha y Mariúpol, y la campaña de desinformación han revelado un manual clásico del autoritarismo en acción.
De hecho, Moore señaló similitudes alarmantes entre las tácticas de Putin y las empleadas por otros líderes autoritarios. Desde la manipulación mediática hasta la represión interna, el Kremlin parece menos interesado en la estabilidad global que en la reproducción de un modelo de poder personalista.
Ucrania no se rinde
Mientras tanto, Ucrania continúa resistiendo. La expansión de su industria armamentística y el desarrollo de una red internacional de aliados fortalecen su posición. El país, que inicialmente enfrentaba tropas rusas con armamento obsoleto, hoy cuenta con sistemas como el HIMARS, misiles Storm Shadow y drones turcos Bayraktar, elementos cruciales en la defensa de su territorio.
También se están invirtiendo miles de millones en infraestructura dual (civil y militar), digitalización del ejército y entrenamiento avanzado para soldados. El proyecto ucraniano no busca solo ganar una guerra, sino también prepararse para una posguerra en la que la amenaza rusa siga latente.
Un enemigo que se debilita… pero no cede
Rusia, a pesar de su tamaño y arsenal nuclear, enfrenta crecientes presiones internas. La economía experimenta contracciones en varios sectores, la elite empresarial comienza a fragmentarse y las protestas -aunque fuertemente reprimidas- siguen surgiendo.
Putin actúa cada vez más en función de su legado personal. La visión de “restaurar la grandeza rusa” es, en palabras de Moore, una distorsión peligrosa alimentada por el aislamiento ideológico del Kremlin.
Las palabras finales de un espía
Sir Richard Moore deja su cargo como jefe del MI6 siendo claro: “Grandes potencias históricas fracasaron al intentar subyugar a naciones pequeñas, y Rusia no será la excepción”. Su mensaje es simultáneamente un análisis sobrio de la situación actual y una advertencia estratégica para los próximos años. La guerra en Ucrania ha redefinido los equilibrios de poder global, y el desenlace aún está por escribirse.