¿Adiós al sueño tech? Trump sacude el sistema de visas H-1B con tarifas estratosféricas

El expresidente propone elevar el costo de las visas para trabajadores calificados y sustituir el camino hacia la ciudadanía por visas exclusivas para millonarios

Una nueva barrera para la inmigración calificada

Donald Trump ha vuelto a colocar la política migratoria en el centro de la escena. Su reciente proclamación propone un aumento drástico en la tarifa anual de las visas H-1B, utilizadas por trabajadores extranjeros calificados, mayoritariamente del sector tecnológico, para unirse al mercado laboral estadounidense. El nuevo precio: $100,000 anuales, un salto descomunal desde los actuales $215.

El anuncio también incluye la creación de visas premium como la "Tarjeta Oro" por un millón de dólares y la "Tarjeta Platino Trump" por $5 millones, que ofrecerían caminos alternativos hacia la residencia o la ciudadanía a los más acaudalados. Estas medidas, que ya enfrentan fuertes críticas y desafíos legales, transforman radicalmente la manera en que EE.UU. selecciona el talento internacional.

¿Qué son las visas H-1B y por qué son tan relevantes?

Las visas H-1B son autorizaciones temporales para emplear en EE.UU. a extranjeros con formación universitaria en campos especializados como ciencias, ingeniería, programación, medicina y más. Se otorgan por sorteo anual, con un tope de 85,000 visados. Grandes compañías tecnológicas como Amazon, Google, Microsoft y Apple son los mayores beneficiarios de este mecanismo.

En 2023, por ejemplo, Amazon obtuvo más de 10,000 visas H-1B, seguida de empresas como Tata Consultancy Services, Infosys y otras con fuerte presencia en India. California es el estado con mayor concentración de trabajadores H-1B, siendo el corazón de Silicon Valley su principal polo de atracción.

Reacción internacional: India levanta la voz

La medida ha generado alarma en el gobierno de India, país cuyos ciudadanos conforman aproximadamente el 70% de los titulares de visas H-1B. El Ministerio de Asuntos Exteriores indio ha expresado su preocupación señalando que esta política tendrá “consecuencias humanitarias” al afectar a familias ya establecidas y trabajadores clave en las industrias tecnológicas.

“Este cambio está siendo estudiado por todos los sectores afectados, incluyendo la industria india”, afirmó el comunicado, que llamó al gobierno estadounidense a mitigar el impacto negativo de la propuesta.

¿A quién afecta y quién gana con este cambio?

La medida impacta principalmente a jóvenes ingenieros y desarrolladores que ven en EE.UU. una oportunidad de crecimiento profesional y económico. La visa H-1B no solo representa una vía de empleo, sino también una entrada posible hacia la residencia permanente y eventual ciudadanía.

Sin embargo, para grupos nacionalistas y críticos del programa, esta es una victoria. Organizaciones como U.S. Tech Workers, que denuncian que las empresas usan las H-1B para reemplazar talento local a menor costo, calificaron la iniciativa como el “siguiente mejor paso” tras eliminar el programa por completo.

¿Son las visas H-1B una amenaza para el trabajador estadounidense?

Según el Departamento de Trabajo, los salarios mínimos para los trabajadores H-1B pueden comenzar en apenas $60,000 al año, significativamente menos que el salario promedio en las grandes tecnológicas (que ronda los $120,000 anuales o más). Esto ha generado acusaciones de dumping salarial y prácticas desleales que desplazan al talento local.

Ron Hira, profesor en la Universidad de Howard y experto en migración laboral, lo explica claramente:

“Es un reconocimiento de que el programa está siendo abusado. Subir las tarifas no es la manera habitual de reformar este problema, pero al menos es una señal...”

La visión de Trump: competencia, entrenamiento y exclusividad

Trump argumenta que la medida estimulará a las empresas a entrenar talento local en lugar de buscarlo fuera. En palabras del Secretario de Comercio, Howard Lutnick:

“Si tienes un ingeniero sofisticado y deseas traerlo, entonces puedes pagar $100,000 por año por su visa. Si no, empieza a entrenar americanos.”

Además, la nueva jerarquía de visas sugiere una visión elitista y selectiva: los nuevos caminos hacia la ciudadanía estarían reservados para quienes puedan pagar millones. La Tarjeta Oro ($1 millón) y la Tarjeta Platino ($5 millones) abren puertas que están cerradas para la mayoría.

Por ejemplo, la Tarjeta Platino permitiría a sus titulares residir 270 días al año sin pagar impuestos sobre ingresos generados fuera de EE.UU. Una clara distinción respecto al ciudadano común o incluso al profesional calificado que busca una visa de trabajo.

¿Qué dice la ley y qué dicen los tribunales?

Numerosos expertos han calificado la medida como “jurídicamente inviable”. Doug Rand, funcionario de USCIS en la administración de Joe Biden, fue tajante:

“Esto no es política real, es fanservice para los sectores xenófobos... Trump lanza titulares y genera pánico sin preocuparse si la medida es legal.”

Y es que, mientras que las tarifas de visa pueden ser modificadas vía orden ejecutiva dentro de ciertos límites, los nuevos programas como la Tarjeta Platino requerirían aprobación del Congreso para ser implementados. Esto abre la puerta a una batalla legal e institucional muy compleja.

¿Por qué este cambio ahora?

En pleno año electoral y con Trump buscando reforzar su base conservadora, el discurso contra la inmigración cobra una nueva fuerza. Recurre a una estrategia conocida: polarizar al electorado en torno a la narrativa de “protección laboral” para estadounidenses, a costa del acceso internacional a oportunidades de crecimiento profesional.

En las primarias republicanas, medidas como esta permiten a Trump presentarse como un líder que no teme enfrentar intereses poderosos, incluidos gigantes tecnológicos, a quienes acusa de beneficiarse de la inmigración sin controlar sus efectos sobre el salario local.

Una mirada desde Silicon Valley

Aunque todavía no han emitido declaraciones oficiales, empresas como Google, Meta, Apple y Amazon serán fuertemente golpeadas si se aplican estas tarifas. La reducción estimada de visas podría dejar vacantes decenas de miles de posiciones difíciles de llenar con talento local en el corto plazo.

Históricamente, estas empresas han cabildeado por reformas al sistema H-1B —como reemplazar el sorteo por un sistema de subasta o priorizar a empresas que pagan mayores sueldos—, pero nunca habían enfrentado una barrera de entrada tan alta como esta.

El componente humano

Detrás de estas políticas hay historias humanas. Familias que han construido un hogar en EE.UU. bajo la esperanza de legalizarse. Hijos nacidos en suelo estadounidense, padres temerosos de tener que regresar a países en los que ya no tienen arraigo. Jóvenes talentos que han estudiado en universidades estadounidenses y ahora se ven con las puertas cerradas.

El cambio no solo afecta a los futuros solicitantes. También crea inestabilidad para quienes buscan renovar su visa, cambiar de empleador o ajustar estatus. El mensaje implícito es claro: “Solo los que paguen más son bienvenidos.”

¿Hacia una meritocracia invertida?

Paradójicamente, una visa cuyo propósito era atraer a los más talentosos ahora se convierte en privilegio de los más ricos, sin importar su formación. Científicos, artistas, ingenieros, profesores: todos quedan desplazados por un esquema donde el capital —y no el conocimiento— define el acceso.

Trump ha logrado, en una sola proclama, convertir el sistema migratorio en una subasta de élites. Vindicado por sus partidarios y duramente criticado por defensores de la equidad, el legado de esta reforma —si sobrevive los jueces— marcará un antes y un después en la política de inmigración estadounidense.

¿Estamos ante el fin de la inmigración profesional asequible en Estados Unidos? ¿O estas medidas serán revertidas por los tribunales y olvidadas con el tiempo?

Solo el juez y el calendario electoral lo dirán. Mientras tanto, el sueño americano se vuelve cada vez más costoso.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press