¿Justicia o venganza? Así se redefine el poder en el segundo mandato de Trump
El regreso de Trump a la Casa Blanca pone en disputa los límites de la democracia estadounidense ante acusaciones de persecución política, censura a medios y represalias contra comediantes
El segundo mandato de Trump: ¿una nueva era autoritaria en EE.UU.?
Tras ocho meses de su retorno a la Oficina Oval, Donald Trump ha dejado claro que busca mucho más que un segundo mandato: quiere dejar su huella en la historia como el mandatario que no sólo enfrentó a sus oponentes políticos, sino que también los persiguió activamente. Desde presiones al Departamento de Justicia, restricciones a la prensa, hasta la suspensión de figuras mediáticas, el panorama político en Estados Unidos vive un giro inquietante.Una agenda de venganza: “JUSTICIA DEBE SER SERVIDA, ¡YA!”
En una declaración encendida publicada en su red social Truth Social, Trump exigió celeridad a la fiscal general Pam Bondi en la investigación de sus adversarios políticos, entre ellos la procuradora general de Nueva York, Letitia James, y el exdirector del FBI, James Comey. Trump escribió que había “revisado más de 30 declaraciones” criticando a su administración por no actuar con rapidez y sentenció: “La justicia debe ser servida, ¡AHORA!”. Esa presión pública es sólo la punta del iceberg. Algunos expertos en derecho constitucional advierten que estamos ante un caso preocupante de uso del aparato judicial como herramienta política.“Hay dos estándares de justicia ahora en este país. Si eres amigo del presidente, puedes salir impune de todo tipo de cosas. Si eres su enemigo, podrías terminar en la cárcel,” — Senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut.
Un gabinete de leales: fieles sobre competentes
Uno de los sellos distintivos del segundo mandato de Trump ha sido la designación de figuras leales en puestos clave del gobierno, no necesariamente por su preparación, sino por su compromiso con la figura presidencial. Entre los más resonantes, se destacan:- Jeanine Pirro, exconductora de Fox News, como fiscal federal para el Distrito de Columbia.
- Alina Habba, exabogada personal de Trump, en Nueva Jersey.
- Lindsey Halligan, exasesora de la Casa Blanca, como fiscal federal para el Distrito Este de Virginia tras la abrupta renuncia de Erik Siebert.
Pam Bondi y el brazo ejecutor de las represalias
La figura central de esta nueva cruzada legal es Pam Bondi, quien ya fue clave en momentos anteriores del trumpismo y que ahora es la sesión plenaria de los deseos vindicativos del presidente. Ante la falta de acciones visibles contra los enemigos de Trump, surgieron críticas incluso dentro de las filas de su propio partido. Sin embargo, Trump la defendió públicamente: “Bondi está haciendo un GRAN trabajo”, escribió tras presionarla a través de redes sociales para acelerar investigaciones.Censura selectiva: ¿qué significa hoy ‘libertad de expresión’ en EE.UU.?
Una de las contradicciones más notables del discurso del nuevo gobierno es la defensa de la libertad de expresión, utilizada como estandarte político, mientras silencia activamente las voces disidentes. Uno de los casos más resonantes fue la suspensión del programa de Jimmy Kimmel por parte de ABC, justo después de que expresara comentarios controversiales sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. El comediante, conocido por ser un constante crítico de Trump desde su plataforma nocturna, había generado que varias filiales de la cadena se negaran a emitir su último episodio. El presidente celebró la salida de Kimmel con una publicación que rezaba: “Felicidades a ABC por finalmente tener el coraje de hacer lo que debía hacerse.”FCC bajo presión: una vara que sólo mide a los opositores
Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), no sólo criticó públicamente a Kimmel, sino que sugirió posibles consecuencias regulatorias para Disney —empresa matriz de ABC— por difundir “información falsa”. La amenaza fue clara:“Podemos hacer esto por las buenas o por las malas,”— Brendan Carr.Esta politización abierta de los organismos de control genera alarma entre académicos y periodistas. El concepto de ‘libertad de prensa’ se está reconfigurando peligrosamente hacia el concepto de “libertad de prensa favorable al gobierno”.
Una prensa limitada: ‘No informe lo no autorizado’
El viernes se filtró un memorando del Pentágono limitando estrictamente la labor periodística. Ahora, todo reportero acreditado necesita firmar un compromiso para no divulgar información no autorizada, incluso si ésta no está clasificada. De lo contrario, se arriesgan a perder su capacidad de ingreso al recinto. Este nuevo protocolo pone a la prensa frente a una disyuntiva imposible: perder acceso o autocensurarse, una mecánica habitual en regímenes autoritarios.Kirk, martirología conservadora y movilización de masas
La figura del activista Charlie Kirk, asesinado en circunstancias aún no aclaradas, se ha convertido en una especie de mártir para el movimiento conservador MAGA (Make America Great Again). El memorial realizado en el State Farm Stadium de Arizona congregó a más de 60,000 asistentes, entre ellos figuras como Trump, Elon Musk y Matt Gaetz. El acto fue una muestra clara de que el trumpismo se considera más que un gobierno: una identidad cultural. Entre discursos religiosos, cantos patrióticos y la exhibición masiva de Biblias y banderas estadounidenses, el evento selló dos mensajes específicos:- Trump como líder espiritual de una cruzada contra el “estado profundo”.
- Quien critique a esta corriente, será considerado antipatriota.
¿Y las voces republicanas disidentes?
Algunos, como el senador Ted Cruz, se han atrevido a cuestionar la dirección del segundo mandato. En su pódcast, Cruz expresó:“Es increíblemente peligroso que el gobierno decida qué discursos le gustan y cuáles no. Amenazar con sacarte del aire si no les gusta lo que dices es el principio del fin.”A diferencia del primer mandato, donde algunas figuras republicanas aún se resistían a los dictados personales del exmandatario, ahora el silencio parece más común. Los pocos que alzan la voz lo hacen con cautela.
Una democracia bajo amenaza estructural
Organismos de derechos civiles, como la ACLU y Human Rights Watch, han comenzado a alertar sobre lo que denominan una “erosión progresiva de las instituciones democráticas”. En informes recientes, destacan patrones similares a los empleados en regímenes como los de Turquía o Hungría:- Judicialización de adversarios políticos.
- Silenciamiento sistemático de medios críticos.
- Utilización de órganos regulatorios como mecanismos de castigo político.
Históricamente, ¿es esto nuevo?
En realidad, no del todo. En la historia de EE. UU. ha habido casos de presidentes que utilizaron el aparato de Estado para presionar a oponentes. Richard Nixon lo hizo durante el escándalo de Watergate. También Franklin Roosevelt monitoreaba a adversarios durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la diferencia actual radica en la transparencia con la que Trump actúa. El expresidente no disimula ni oculta sus intenciones. Publica amenazas, nombra fiscales afines, presiona públicamente a organismos independientes y celebra la censura mediática.¿Qué futuro le espera a la tradición constitucional de EE.UU.?
Diversos analistas advierten que si este patrón se consolida como normal, el riesgo no sólo recae en la figura de Trump, sino en lo que vendrá después. El precedente puede ser retomado por futuros líderes de cualquier ideología, legitimando el uso político de instituciones. La democracia estadounidense parece estar en una encrucijada: elegir entre el prestigio institucional frente al populismo, entre la vigencia de las libertades consagradas en la Primera Enmienda o permitir que el poder se concentre en una figura capaz de imponer su versión de la justicia. Porque cuando la justicia se convierte en arma, ya no es justicia, es venganza. Este artículo fue redactado con información de Associated Press