El Reino Unido y Francia ante el reconocimiento del Estado palestino: ¿giro geopolítico o gesto simbólico?
El creciente respaldo europeo a Palestina desafía a Israel, Estados Unidos e incluso la política interna de estos países
La escena internacional está cambiando, y el conflicto israelí-palestino vuelve con fuerza al centro del debate global. El reciente anuncio de que Reino Unido y Francia se preparan para reconocer formalmente al Estado palestino inaugura un nuevo capítulo en un conflicto de décadas. ¿Estamos frente a un cambio de paradigma o se trata de otro gesto simbólico en una lucha marcada por el estancamiento?
El Reino Unido da un paso histórico: reconocimiento a pesar de EE.UU. e Israel
Desde la era poscolonial, la política del Reino Unido respecto a Palestina ha sido ambigua, incluso contradictoria. Sin embargo, el pasado domingo, el primer ministro Keir Starmer anunció que el Reino Unido se dispone a reconocer oficialmente al Estado palestino. Esta decisión llega pese a la férrea oposición de Estados Unidos y evidencia una creciente frustración respecto a la actuación del gobierno israelí en la Franja de Gaza y Cisjordania.
El viceprimer ministro y exsecretario de Exteriores David Lammy recalcó que el reconocimiento no crea de facto un estado palestino, pero sí refuerza la viabilidad del enfoque de dos estados y envía un mensaje claro: “No podemos seguir identificando a todo el pueblo palestino con Hamas”. Este matiz es esencial para desligar un legítimo reclamo nacional del extremismo político y religioso.
¿Por qué ahora? Las condiciones que Israel no ha cumplido
La postura del gobierno británico fue clara desde julio: para evitar reconocer a Palestina, Israel debía acordar un alto al fuego en Gaza, permitir la entrada de ayuda humanitaria de la ONU y mostrar avances hacia una solución pacífica. Ninguna de estas condiciones se ha cumplido.
Al contrario, según datos de Human Rights Watch y Amnistía Internacional, la ofensiva militar en Gaza ha dejado más de 28.000 muertos desde 2023 y ha desplazado a casi 1,8 millones de personas —casi el 80% de la población total del enclave costero. A esto se suma el continuo avance de los asentamientos ilegales en Cisjordania, ubicado en el corazón del futuro Estado palestino.
Una historia de compromisos incumplidos: de Balfour a hoy
La política británica respecto a Palestina se remonta a la famosa Declaración Balfour de 1917, en la que el Reino Unido se comprometía a crear un “hogar nacional judío” en Palestina, sin perjudicar los derechos de sus habitantes no judíos. Sin embargo, muchos académicos e historiadores sostienen que el componente que protegía los “derechos civiles y religiosos” de la población Palestina ha sido violado sistemáticamente desde entonces.
David Lammy lo resumió así: “Una injusticia histórica que sigue desarrollándose ante nuestros ojos”.
Francia entra en juego: ciudades se rebelan contra Macron
En paralelo con el Reino Unido, Francia se encaminaba hacia una decisión similar. Aunque el gobierno ha sido cauto, el líder socialista Olivier Faure llamó a movilizar a los municipios en favor del reconocimiento de Palestina. En respuesta, varias alcaldías —entre ellas Saint-Denis y Nantes— izarán la bandera palestina en sus ayuntamientos como señal de solidaridad.
“Para quienes desean unirse a esta iniciativa simbólica, creo que tiene todo el sentido”, dijo Johanna Rolland, alcaldesa socialista de Nantes. La acción no solo ilumina el creciente respaldo popular, sino también la división institucional en un país que acoge a las comunidades judía y musulmana más numerosas de Europa.
El Ministerio del Interior francés ha prohibido oficialmente estos gestos, invocando la neutralidad del espacio público. El ministro Bruno Retailleau fue tajante: “Solo nuestro tricolor representa los valores de la República”. Pero esta doctrina fue criticada incluso dentro del propio gobierno, como reflejó el portavoz comunista Ian Brossat: “Retailleau contradice la diplomacia francesa y secuestra nuestra política exterior”.
El juego geopolítico en la ONU: el momento clave
Este giro europeo ocurre justo antes del inicio de la Asamblea General de la ONU —el foro más recurrente para este tipo de decisiones. Allí, se espera que países como Australia, Canadá y ahora también Francia y Reino Unido den el paso formal de reconocer a Palestina.
No es un evento menor. Más de 140 países ya reconocen al Estado palestino —lo que representa cerca del 70% de los miembros de la ONU. Sin embargo, hasta ahora faltaban actores claves del G7 y del Consejo de Seguridad. Que dos de ellos se sumen podría cambiar la dinámica del debate internacional.
Estados Unidos e Israel: rechazo frontal
El expresidente estadounidense Donald Trump, durante su visita de Estado al Reino Unido, afirmó: “Es una de las pocas cosas en las que no estoy de acuerdo con el primer ministro británico”. Aunque la administración Biden tampoco apoya un reconocimiento unilateral, la brecha entre Washington y sus aliados europeos comienza a crecer.
Por su parte, el gobierno de Benjamín Netanyahu ha rechazado con firmeza todo tipo de reconocimiento no condicionado. Señalan que cualquier reconocimiento prematuro “recompensa a Hamas y al terrorismo”. Sin embargo, actores como Starmer y Faure insisten en que Hamas no puede ser identificado como representante legítimo del pueblo palestino.
La realidad en Palestina: desplazamiento, muerte y desesperanza
Desde los ataques de Hamas en octubre de 2023, el conflicto se ha intensificado a niveles dramáticos. Según la ONU, al menos 60% de las viviendas en Gaza han sido destruidas. Colegios, hospitales y plantas de tratamiento de agua han sido arrasadas por los bombardeos.
Unicef reporta una catástrofe humanitaria sin precedentes: uno de cada dos niños padece desnutrición crónica. Además, se han registrado más de 50 ataques documentados contra hospitales, algo que podría constituir crímenes de guerra según el derecho internacional.
¿Reanimación o utopía de la solución de dos estados?
Analistas políticos, como el especialista en relaciones internacionales Mahdi Abdul Hadi, consideran que estos reconocimientos no cambiarán la dinámica sobre el terreno de forma inmediata. Sin embargo, podrían tener un papel clave en presionar a Israel y en reforzar el marco legal a favor de Palestina.
“La solución de dos estados está a punto de extinguirse. El reconocimiento internacional puede ser la última herramienta para reactivarla”, afirmó en Al Jazeera.
No obstante, las realidades en suelo palestino contradicen esa visión optimista. Con el 85% de Gaza en ruinas y una división interna entre Hamas en Gaza y Fatah en Cisjordania, la tarea de construir un Estado palestino funcional parece utópica a corto plazo.
Simbolismo con impacto: la guerra de narrativas
Aunque críticos de estas decisiones sostienen que son solo gestos, el simbolismo tiene poder. Influir en la percepción internacional, redefinir alianzas, activar presión diplomática y generar cobertura mediática son efectos concretos de estas decisiones.
Además, con miras a la opinión pública en Europa —donde las simpatías por los derechos del pueblo palestino crecen—, los líderes políticos comienzan a escuchar a sus electores, especialmente la juventud. Según una encuesta de YouGov en 2023, el 65% de los británicos menores de 35 años apoyan el reconocimiento del estado palestino.
¿Qué sigue en el tablero internacional?
Con los reconocimientos formales de Londres y posiblemente París, el escenario queda servido para debates complejos en la ONU. Aunque el veto estadounidense en el Consejo de Seguridad impide un reconocimiento total, las resoluciones de la Asamblea General pueden pavimentar el camino hacia una presión diplomática sostenida.
En definitiva, mientras las bombas siguen cayendo en Gaza y los asentamientos crecen en Cisjordania, el reconocimiento del Estado palestino por parte de potencias europeas representa algo más que una declaración: es un grito, una advertencia y quizás, el último intento por rescatar la idea de dos pueblos conviviendo en paz.