Ben Gordon: Una historia de redención, salud mental y segundas oportunidades
Del estrellato en la NBA a enfrentar sus demonios personales, el exjugador de baloncesto renace como símbolo de lucha contra los trastornos mentales
La caída inesperada de una estrella
Ben Gordon, uno de los jugadores más explosivos de la NBA en la década de los 2000, ha sido noticia recientemente por un motivo muy distinto al que habitualmente ocupaba los titulares deportivos. Su nombre volvió a sonar con fuerza luego de que se anunciaran la eliminación de múltiples cargos criminales en su contra tras haber concluido exitosamente un programa judicial de libertad condicional en Connecticut.
¿Qué sucedió? El 4 de abril de 2023, en el mismo día en que cumplía 40 años —casualmente el día en que su antigua universidad, UConn, celebraba su quinto campeonato nacional masculino de la NCAA—, Gordon fue arrestado en una tienda de jugos en Stamford, Connecticut, tras mostrar un comportamiento errático y agresivo. El incidente, aunque preocupante, fue solo una de las manifestaciones públicas de una batalla personal que el exjugador ha librado durante años con trastornos como depresión y trastorno bipolar.
Del Bronx a la gloria universitaria
Nacido en Londres pero criado en Mount Vernon, Nueva York, Gordon se convirtió en una figura estelar durante su paso por la University of Connecticut. Su consagración llegó en el año 2004, cuando junto a los Huskies de UConn ganó el campeonato nacional de la NCAA, anotando más de 20 puntos por partido en el torneo. Este desempeño le valió ser seleccionado como la tercera elección global en el Draft de la NBA ese mismo año por los Chicago Bulls.
Pocas veces un novato logra tanto impacto inmediato. En su primera temporada en la NBA, Gordon ganó el premio al Sexto Hombre del Año—una hazaña inédita en ese momento para un novato—gracias a su habilidad mortífera desde la larga distancia y su sangre fría en los momentos cruciales de los partidos.
Estadísticas de alto calibre
- Promedió más de 15 puntos por partido durante sus primeras siete temporadas en la NBA.
- Registró un porcentaje de tiro de tres del 40,1% a lo largo de su carrera.
- Jugó 11 temporadas entre Chicago, Detroit, Charlotte y Orlando.
Estos logros, sin embargo, no protegieron a Gordon de una lucha interna que se mantenía oculta a ojos del público.
El lado oscuro de la fama: salud mental en los deportes
La transición del deporte profesional a la vida civil puede ser traumática para muchos atletas, y Ben Gordon no fue la excepción. En entrevistas concedidas tras sus arrestos, Gordon ha hablado abiertamente sobre sus trastornos mentales. Especialmente ha destacado su diagnóstico de trastorno bipolar y los episodios de depresión severa que ha sufrido durante años.
“Tuve pensamientos suicidas. No sabía cómo lidiar con lo que estaba sintiendo. Sentía que estaba cayendo al vacío”, confesó en una entrevista para The Players’ Tribune.
Su historia no es única: muchos atletas de élite enfrentan problemas psicológicos después del retiro. Las presiones de competir al más alto nivel, las expectativas públicas y el aislamiento emocional se combinan en un cóctel que puede volverse letal si no se trata adecuadamente.
Redención judicial y personal
Volviendo al incidente de Stamford, Gordon fue acusado de amenazas y posesión ilegal de armas. Sin embargo, mostró interés inmediato por cambiar su vida. Aceptó entrar a un programa judicial enfocado en la rehabilitación mediante tratamiento psicológico, terapia psiquiátrica y acompañamiento legal. Con el apoyo de su abogado, Darnell Crosland, y un equipo clínico especializado, Gordon completó satisfactoriamente el proceso.
“La salud mental es realmente importante y el tribunal vio su compromiso con hacer lo correcto en la vida. Por eso sellaron su expediente y desestimaron todos los cargos”, declaró su abogado.
La corte de Connecticut confirmó que Gordon cumplió con todos los requisitos, lo que llevó a la eliminación de los cargos y el borrado de antecedentes criminales. Se trata de un doble triunfo: legal y personal.
Un aliado inesperado en la lucha contra el estigma
Más allá de lo judicial, la historia de Ben Gordon arroja luz sobre la importancia de abordar abiertamente la salud mental en el deporte profesional. En una sociedad en la que el rendimiento se premia, pero rara vez se cuestiona el precio emocional que conlleva, Gordon ha decidido hablar sin tapujos sobre su propia oscuridad.
Esta valentía ha sido aplaudida incluso por su abogado, quien confesó haber aprendido a gestionar sus propios niveles de estrés gracias a las conversaciones con el exjugador. Gordon, en pocos años, pasó de ser una figura problemática en los tabloides a convertirse en referente de resiliencia y autodescubrimiento.
Depresión y trastorno bipolar: cifras alarmantes
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Por su parte, el trastorno bipolar afecta a alrededor del 1,5% de la población mundial. En el ámbito deportivo, **un estudio del British Journal of Sports Medicine (2021)** reveló que más del 30% de los atletas de élite han experimentado síntomas de depresión o ansiedad severa.
Estas cifras nos recuerdan que el problema está más cerca de lo que pensamos, y que figuras como Gordon cumplen un rol crucial en visibilizarlo.
De la cancha a la conciencia colectiva
Hoy, Ben Gordon no solo es recordado por sus triples electrizantes o su campeonato universitario, sino también como una voz firme en medio del torbellino de salud mental que tantos enfrentan en silencio.
Desde su salida de la NBA, ha colaborado con varias organizaciones benéficas, entre ellas la National Alliance on Mental Illness (NAMI), participando en charlas y campañas enfocadas en el bienestar emocional.
¿Qué sigue para Ben Gordon?
Aunque Gordon no ha anunciado formalmente una vuelta a las canchas, ni siquiera como entrenador, su foco hoy parece estar puesto en transformar el dolor en conciencia. De hecho, estaría trabajando en un libro autobiográfico que explore sus vivencias con la salud mental y cómo el baloncesto lo formó pero también lo desafió emocionalmente.
Una fundación centrada en la juventud y la salud mental también está en sus planes. Su historia —no solo la deportiva, sino vital— tiene el potencial de impactar positivamente a miles de jóvenes que hoy se sienten solos, incomprendidos y atrapados en el silencio.
Una lección para la NBA y la sociedad
La NBA ha implementado en los últimos años protocolos más amplios de salud mental para sus jugadores. Figuras como Kevin Love, DeMar DeRozan o el propio
Lo que comenzó como un caso judicial con tintes alarmantes ha terminado estableciendo un nuevo punto de partida para Gordon. Y acaso, también un punto de reflexión para todos nosotros.
Como diría el mismo Gordon en uno de sus escritos: “La oscuridad no me define. He estado ahí, pero también he salido. Ahora sé quién soy y cómo debo vivir”.