Guinea en la encrucijada: ¿camino hacia la democracia o consolidación del poder militar?
El referéndum constitucional da luz verde a una posible candidatura del líder de la junta militar Mamadi Doumbouya mientras crecen los temores de una 'legalización' autoritaria en África Occidental
Conakry, Guinea — Más del 90% de los votantes guineanos dijeron 'sí' a un referéndum constitucional que podría permitir al actual jefe de la junta militar, el general Mamadi Doumbouya, postularse a la presidencia. Este resultado marca un punto de inflexión en el frágil proceso de transición del país desde el gobierno militar hacia una supuesta institucionalización democrática. Sin embargo, detrás de la abrumadora mayoría se oculta una realidad inquietante: la consolidación silenciosa del poder autoritario disfrazado de reforma constitucional.
¿Qué ha sucedido exactamente?
Según los resultados provisionales anunciados por la Dirección General de Elecciones —creada específicamente para este proceso y liderada por aliados del general Doumbouya— la participación superó el 91% en más del 80% de los colegios electorales. De ese total, el 90,06% votó a favor del proyecto constitucional y solo el 9,04% votó en contra. Los resultados superaron ampliamente el umbral mínimo del 50% necesario para validar el referéndum.
Una constitución diseñada para favorecer al poder militar
Aunque Doumbouya ha sido ambiguo respecto a su deseo de ocupar la presidencia, el nuevo texto constitucional plantea reformas que allanan su posible ascenso mediante urnas:
- Amplía el mandato presidencial de 5 a 7 años, renovable hasta dos veces.
- Establece un Senado en el que un tercio de sus miembros sería nombrado directamente por el presidente.
- No prohíbe explícitamente la candidatura de miembros de la junta militar.
Todo esto ocurre en un contexto donde el propio Doumbouya derrocó en 2021 al entonces presidente Alpha Condé, justificando el golpe como una medida preventiva para evitar el caos y denunciar el fracaso de las promesas del régimen anterior.
¿Transición democrática o secuestro institucional?
Lo que sobre el papel puede parecer un avance hacia la llamada “institucionalización del poder”, en la práctica ha sido denunciado tanto por actores internos como por organizaciones internacionales como un intento de legalizar la permanencia del poder militar en el mando del país. “El referéndum fue una mascarada”, han dicho los líderes de la oposición, que llamaron abiertamente al boicot.
“Hoy, claramente la cuestión es sobre el voto del referéndum”, afirmó el general Amara Camara, secretario general de la presidencia, evitando responder directamente si Doumbouya se postulará en las elecciones programadas para diciembre.
Una campaña sin contrapeso: medios silenciados y partidos disueltos
Uno de los aspectos más alarmantes fue el desarrollo de una campaña electoral unilateral. Mientras los simpatizantes de Doumbouya llenaban las calles con conciertos de reggae, ceremonias religiosas y mítines con camisetas estampadas con el rostro del líder militar, la oposición fue prácticamente borrada del mapa político.
Semanas antes del referéndum, el gobierno suspendió los tres principales partidos opositores, impidiendo que organizaran actos, comunicaran con la población o incluso defendieran públicamente su postura. Además, más de 50 partidos políticos fueron disueltos previamente en 2023 con el argumento de "sanear el tablero político".
A esto se suman acusaciones por parte de organizaciones de derechos humanos que denuncian arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas y el cierre sistemático de medios de comunicación críticos.
El carisma de un líder y una población cansada de falsas promesas
Pese a las críticas, muchos ciudadanos aún depositan su esperanza en Doumbouya. Su discurso de devolverle la dignidad a Guinea ha calado en una población harta de élites corruptas y promesas incumplidas. El país, no obstante rico en recursos naturales como la bauxita (base del aluminio), enfrenta niveles alarmantes de pobreza. Más del 50% de sus 15 millones de habitantes viven en situación de inseguridad alimentaria, según cifras del Programa Mundial de Alimentos.
“Hemos visto muchos regímenes aquí, pero desde la llegada de Doumbouya, hay cambios reales”, dijo Ben Daouda Sylla, un abogado de 30 años, mencionando nuevas carreteras y la inclusión de jóvenes en servicios cívicos.
Un fenómeno regional peligrosamente repetido
Guinea no es un caso aislado. Malí, Níger y Burkina Faso —también en África Occidental— han vivido en los últimos años golpes de Estado protagonizados por fuerzas militares que luego prometen transiciones democráticas que rara vez se concretan.
En todos estos casos, los líderes de facto alegan que su accionar es temporal, pero implementan estrategias que acaban perpetuándolos en el poder: suspenden parlamentos, reescriben constituciones, manipulan fechas electorales, o simplemente se presentan ellos mismos como candidatos.
En el fondo, la región sufre una grave crisis de legitimidad democrática. Elecciones amañadas, corrupción institucionalizada y pobreza extrema han llevado a gran parte de la población a preferir la estabilidad autoritaria antes que el caos democrático imperfecto.
La comunidad internacional: entre la pasividad y el pragmatismo
Más allá de expresiones de "preocupación", la Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) han sido incapaces de generar resultados concretos ante la cascada de regresiones democráticas.
Por su parte, potencias occidentales como Francia y Estados Unidos enfrentan el dilema de seguir denunciando públicamente las violaciones a la democracia, o cooperar pragmáticamente con gobiernos militares que ofrecen garantías en materia de lucha contra el extremismo islámico o la migración irregular.
¿Qué sigue para Guinea?
El referéndum abre ahora el camino a una convocatoria electoral sin fecha definida ni reglas claras. Aunque Doumbouya afirma que el ejército facilitará una transición hacia el poder civil, la nueva constitución y su popularidad confieren a su figura un rol central, casi mesiánico, en la vida política del país.
De postularse, es casi seguro que ganará ante una oposición debilitada institucionalmente y desarticulada socialmente. De no hacerlo, puede seguir gobernando desde las sombras mediante mecanismos institucionales creados por sus propios aliados.
Guinea se debate entre el espejismo de la reforma y la sombra del autoritarismo. Y aunque se levanten nuevas avenidas o se creen nuevos parlamentos, si la voluntad popular no puede expresarse libremente, esos logros se convierten en decorado de una democracia vacía.
Ahora la gran pregunta no es solo si Doumbouya se presentará a las elecciones, sino si esas elecciones podrán realmente llamarse elecciones.