Trump en la ONU: ¿Líder visionario o amenaza para el orden mundial?

El expresidente estadounidense busca consolidar su política de 'America First' en un escenario global convulso, entre ataques a instituciones internacionales, propuestas diplomáticas ambiciosas y polémicas sanitarias.

Donald Trump ha vuelto a acaparar los focos internacionales con su discurso más reciente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. En una intervención ampliamente seguida, el expresidente de Estados Unidos repasó los logros que, según él, definen su segundo mandato y arremetió –como es ya habitual– contra las instituciones globalistas, a las que acusa de haber ‘degradado el orden mundial’.

Un regreso polémico a la ONU

La presencia de Trump en el podio de las Naciones Unidas marca la continuación de su retórica America First. En esta ocasión, reafirmó su desapego hacia los grandes organismos multilaterales. Tras su reelección, uno de los primeros pasos fue retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), seguido del abandono del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y una revisión integral de su pertenencia a más de un centenar de organismos internacionales.

Sus críticas no se limitan a lo administrativo. Para Trump, estas instancias han perdido el rumbo, representando –según dijo– ‘cascos oxidados que obstaculizan la autonomía de las naciones’.

Guerras y diplomacia: entre declaraciones y realidades

La actual coyuntura geopolítica está marcada por conflictos sangrientos, sobre todo en Gaza, Ucrania y Sudán. Trump ha prometido solucionar estas crisis, aunque, hasta ahora, sus intentos se han topado con obstáculos internos y externos.

En el caso de Gaza, a pesar de sus promesas de lograr un alto al fuego, el conflicto entre Israel y Hamas continúa agravándose. Mientras tanto, potencias europeas como Francia han reconocido ya al Estado Palestino, un gesto adverso a la postura tradicional de Estados Unidos e Israel. El equipo de Trump calificó estos gestos como ‘retórica vacía’ de aliados sin acciones concretas.

Respecto a la invasión rusa en Ucrania, Trump ha promovido conversaciones directas entre Putin y Zelenski, citando su cumbre en Alaska y encuentros con líderes europeos. Sin embargo, el Kremlin no ha mostrado interés, optando por intensificar su ofensiva militar. Ante esto, Trump ha presionado a Europa a dejar de comprar petróleo ruso, señalando que eso alimenta el conflicto.

¿Busca Trump el Nobel de la Paz?

En un giro curioso, múltiples analistas consideran que Trump podría tener ambiciones concretas: conseguir el Premio Nobel de la Paz. El expresidente ha declarado que ya ha ‘terminado con siete guerras’, aunque expertos cuestionan la veracidad y profundidad de su impacto en dichos conflictos.

El analista Mark Montgomery, del Foundation for Defense of Democracies, explicó: “Si Trump realmente cree que puede hacerse con el Nobel, su discurso será más conciliador de lo esperado. Si no, podría ser una granada lanzada contra el foro multilateral”.

¿Venezuela en la mira?

Uno de los puntos que más ha generado tensión es el accionar militar de Trump en el Caribe, especialmente ataques letales contra embarcaciones provenientes de Venezuela sospechosas de tráfico de drogas. Esto desató especulaciones sobre un intento velado de desestabilización del régimen de Nicolás Maduro.

Grupos de derechos humanos norteamericanos criticaron duramente estos hechos, al señalar que representan ejecuciones extrajudiciales. “En lugar de interceptar las embarcaciones, se las ataca de forma letal, violando leyes internacionales”, opinó un observador legal de Human Rights Watch.

Charlas cruciales con líderes globales

Después de su discurso, Trump mantuvo encuentros individuales con figuras clave: el Secretario General de la ONU, António Guterres; Volodymyr Zelensky de Ucrania; Javier Milei de Argentina; y líderes de la Unión Europea.

Además, participó de una reunión grupal con representantes de Oriente Medio y países musulmanes clave, incluyendo Qatar, Arabia Saudita, Indonesia, Turquía, Pakistán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Jordania.

Autismo, Tylenol y vacunas: ciencia vs política

Fuera del ámbito diplomático, Trump volvió a protagonizar otra polémica sanitaria. Acompañado por Robert F. Kennedy Jr., conocido escéptico de las vacunas, el presidente sugirió en un evento televisado que el uso de Tylenol durante el embarazo podría estar vinculado al autismo.

No tomen Tylenol, simplemente no lo hagan”, llegó a gritar, aunque reconoció que “no hay evidencia clínica contundente”. Las declaraciones causaron sorpresa y rechazo en la comunidad científica. El Dr. Arthur Caplan, experto en ética médica en NYU, declaró: “Fue la muestra más lamentable de ignorancia clínica por parte de un mandatario en funciones”.

Durante su intervención, Trump también sugirió aplazar vacunas esenciales como las de la hepatitis B hasta los 12 años, una acción que va contra todas las recomendaciones pediátricas y de la OMS. Reapareció así su retórica de los días del COVID-19, donde incluso sugirió inyectarse desinfectante —una ocurrencia que luego calificó, sin convencimiento, como “broma”.

Un juicio por intento de asesinato que sacude las instituciones

Sumado al ruido mediático de sus apariciones, Trump está vinculado indirectamente a un caso que sacude la justicia federal: el juicio a Ryan Routh, acusado de intentar asesinarlo en 2024 en su club de golf en Florida.

El acusado se representa a sí mismo en un juicio que se ha tornado caótico, plagado de referencias fuera de lugar (desde Adolf Hitler hasta las guerras en Gaza y Ucrania) y advertencias judiciales. Según el agente del Servicio Secreto, Routh llegó a apuntar su fusil antes de ser detenido gracias a la rápida intervención policial.

Curiosamente, Routh tiene antecedentes penales graves y se autodefine como ‘líder mercenario’, con históricos intentos de involucrarse en conflictos internacionales. Su figura es una muestra viva del extremismo armado no institucionalizado, territorio donde los discursos inflamables de figuras públicas pueden tener consecuencias impredecibles.

¿Un liderazgo alternativo o una amenaza estructural?

La narrativa global de Trump combina acciones unilaterales con una narrativa populista que ha sido cuestionada por múltiples frentes. Si bien su influencia se mantiene fuerte en ciertos sectores conservadores estadounidenses, la comunidad internacional recibe sus iniciativas con escepticismo.

Mientras busca consolidar su legado con una mezcla de diplomacia irregular, ataques verbales y apariciones mediáticas extravagantes, el verdadero impacto de Trump sobre la gobernanza mundial sigue abierto a debate.

¿Es un visionario que quiere romper con el neocolonialismo burocrático? ¿O un lobo solitario decidido a dinamitar décadas de esfuerzo multilateral? El tiempo —y la historia— tendrán la última palabra.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press