Alemania se rearma: ¿Puede la Bundeswehr convertirse en la fuerza que necesita Europa?

Berlín busca modernizar su ejército e incrementar su personal tras décadas de negligencia y un contexto geopolítico amenazante

Por décadas, Alemania mantuvo una política militar discreta y reacia, marcada por su historia del siglo XX. Pero todo eso está cambiando. El país europeo más poderoso económicamente ha lanzado un ambicioso esfuerzo por revitalizar su estructura de defensa, mejorar su equipamiento y, sobre todo, atraer a decenas de miles de nuevos soldados. ¿Podrá la Bundeswehr convertirse en el ejército fuerte que Europa necesita? Hoy analizamos esta transformación desde un enfoque de análisis, con datos, contexto histórico y las tensiones que mueven este nuevo rumbo.

La guerra en Ucrania como punto de inflexión

La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 fue el verdadero catalizador del viraje alemán. Aunque la Bundeswehr ya arrastraba años de críticas por falta de preparación, la guerra encendió todas las alarmas sobre la defensa europea.

En respuesta, el entonces canciller Olaf Scholz proclamó una “Zeitenwende” o punto de inflexión histórico. Alemania aprobaría un fondo especial de 100 mil millones de euros para modernizar sus fuerzas armadas. El objetivo era claro: dejar atrás el bajo perfil militar y convertirse en un garante real de seguridad en el viejo continente, alineado con las exigencias de la OTAN.

¿Cómo está la Bundeswehr hoy?

La situación actual es ambivalente. Por un lado, Alemania ha comprometido la compra de equipamiento de última generación: aviones F-35, helicópteros pesados CH-47 Chinook, tanques Leopard 2 actualizados, nuevos sistemas de defensa aérea, fragatas navales y mucho más. Por otro, la fuerza sigue sufriendo por la falta de personal, estructuras obsoletas y una cultura civil que aún mira con recelo lo militar.

Actualmente, la Bundeswehr cuenta con unos 180,000 soldados en servicio activo, una cifra muy inferior a los más de 300,000 que tenía a principios de siglo. El gobierno se propone subir ese número a 260,000 efectivos para 2035, con un cuerpo adicional de 200,000 reservistas.

Pero esto no será fácil: desde que se suspendió el servicio militar obligatorio en 2011, el reclutamiento se ha vuelto un auténtico desafío.

Las barreras para ampliar el reclutamiento

Atraer jóvenes para servir en la Bundeswehr es uno de los mayores retos. La sociedad alemana, heredera directa del debate post-nazi sobre el rol de las fuerzas armadas, ha mantenido una actitud distante, incluso escéptica respecto al ejército. A esto se suman condiciones poco atractivas: falta de infraestructura moderna, bajos sueldos y escasa percepción de prestigio.

Un informe reciente del comisionado parlamentario para asuntos militares calificó de “desastrosos” muchos de los cuarteles existentes. También se reportó falta de equipamiento básico, como uniformes, operatividad de vehículos y armamento funcional.

Un cambio cultural y de comunicación

Para cerrar esta brecha entre la población civil y el ejército, las autoridades lanzaron una ofensiva de comunicación. La Bundeswehr ha llevado su mensaje a redes sociales como TikTok, ha distribuido folletos en cajas de pizza y envoltorios de kebabs, e incluso envió postales personalizadas a jóvenes entre 16 y 17 años animándolos a conocer las opciones de carrera militar.

En junio pasado, el país celebró por primera vez un Día Oficial del Veterano. También se están realizando ceremonias públicas de juramento en frente de parlamentos regionales para aumentar la visibilidad y estatus social de los reclutas.

¿Vuelve el servicio militar obligatorio?

El debate sobre el retorno del servicio militar obligatorio también ha resurgido. Aunque la coalición de gobierno actual, especialmente su ala progresista, rechaza reimplantarlo de momento, el plan aprobado recientemente prevé una alternativa con tintes compulsivos: a partir de 2025, los jóvenes hombres recibirán un cuestionario obligatorio sobre su disposición al servicio, y en 2027 podrían ser sometidos a exámenes médicos, creando las bases administrativas para una conscripción eventual.

“Lo que estamos viviendo es la reconstrucción del aparato de conscripción que fue desmantelado desde hace más de una década,” comentó Thomas Wiegold, experto en defensa.

El propio coronel André Wüstner, líder de la BundeswehrVerband (algo así como un sindicato militar), ha sugerido públicamente que la voluntariedad probablemente no alcanzará los objetivos de expansión y que habrá que considerar un modelo de conscripción paso a paso.

El contexto OTAN y el liderazgo europeo

Con 1.2 millones de soldados en activo, Estados Unidos sigue siendo la columna militar de la OTAN. Pero Europa enfrenta una presión creciente para asumir más responsabilidades, tanto presupuestarias como operativas, especialmente con el ascenso de tensiones con Rusia y el potencial colapso del tratado sobre armas nucleares de alcance intermedio (INF).

El canciller alemán Friedrich Merz declaró recientemente que “por su tamaño y fuerza económica, Alemania debe tener el ejército convencional más fuerte de Europa”. Esta declaración marca una ruptura con la cautela política del pasado. De hecho, Berlín ya está desplegando permanentemente una brigada en Lituania, miembro fronterizo de la OTAN, frente a Rusia. Es la primera vez que Alemania estaciona una unidad así fuera de su territorio.

Inversión sin precedentes, pero con efecto retardado

Las compras militares siguen su cauce, pero los resultados no serán inmediatos. Por ejemplo, los primeros cazas F-35 llegarán recién en 2027. La construcción de nuevas infraestructuras militares (cuarteles, campos de entrenamiento, alojamientos) se proyecta hasta 2031. La adquisición de fragatas y helicópteros pesados también implica procesos logísticos y de formación prolongados.

Además, el reto no es solo adquirir el equipamiento, sino mantenerlo operativo. Uno de los mayores talones de Aquiles identificados por la OTAN en ejercicios anteriores fue justamente la disponibilidad baja de armas por falta de mantenimiento o repuestos.

Reclutas con nueva mentalidad

Pese a las dificultades, también hay muestras de cambio. Lina, de 21 años, una de las nuevas reclutas entrevistadas en Düsseldorf explicó su decisión con claridad:

“El mundo está cada vez más tenso y, si nadie se involucra, ¿quién lo hará?”

Vincent, de 26 años, lo formula en términos colectivos:

“Quiero contribuir a la defensa de Alemania y de nuestros aliados europeos. No puedo decir que eso es importante y no hacer nada al respecto.”

Estas voces reflejan una generación que comienza a ver el servicio militar no como un tributo forzado, sino como una forma de participación ciudadana y defensa colectiva.

¿Es realista la meta de reconstruir una gran fuerza militar?

Los analistas coinciden en que, más allá de los anuncios y fondos, la restitución de la capacidad militar alemana será un proceso de al menos una década. Hay factores estructurales —desde la disponibilidad social hasta la modernización logística— que no dependen solo de dinero, sino de voluntad política y consenso social sostenido.

Pero el primer paso ya ha sido dado: Alemania ha despertado del letargo pacifista y reconoce públicamente que un ejército fuerte es una necesidad geopolítica. Resta ver si este nuevo rumbo se convierte en política de Estado o si choca contra la resistencia política interna y las contradicciones presupuestarias del próximo gobierno.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press